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Región  |  27 marzo de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Sergio Muñoz Bata

Histórico patrimonio arquitectónico, ambiental y cafetero de Calarcá podría desaparecer

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Santiago Giraldo llegó al pie de monte de la cordillera Central en la década de 1870 y allí hizo con sus manos la finca La Coca y ayudó en la fundación y construcción del pueblo de Calarcá. Fue el primer sitio donde se cultivó café en esta zona, y donde prevalece la arquitectura antigua llamada temblorera, de paredes de tapia pisada, con columnas de madera y materiales todos del área de la misma finca.

Todo este paisaje cultural, patrimonio arquitectónico, ambiental y cafetero donde empieza la vía a La Línea en Calarcá, podría desaparecer con el trazado presentado oficialmente por el Instituto Nacional de Vías, en la denominada nueva variante de Calarcá, para unir la carretera que baja de la cordillera, por el valle del río Santo Domingo con la doble calzada proyectada hasta La Paila en el Valle del Cauca.

La casa de la finca La Coca, que puede tener cerca de 140 años de construida, es tan importante para el patrimonio arquitectónico del Quindío que aparece en el famoso libro: Arquitectura de la Colonización Antioqueña, Tomo III de Néstor Tobón Botero. Pero no solo es la casa, sino su uso antiguo como fonda, vivienda, beneficiadero de café (que aún existe), trapiche y lugar de esfuerzos, de trabajo y de amores antiguos.

Este es uno de los primeros, si no el primero de los sitios donde se sembró café en Calarcá, en el siglo XIX, y desde entonces estas faldas de la cordillera Central ha producido el grano, tradición que se mantiene. Aquí en La Coca está la cuenca del río Santo Domingo, el más importante de Calarcá, donde la diversidad biológica es asombrosa. Una buena parte de esta cuenca ha sido afectada ya por la construcción de la nueva calzada de la vía de la Línea, de donde piensan ahora, bajar a través de viaductos por encima del paisaje y el patrimonio, lo que provocaría su destrucción.

André Miguel Glick Arbeláez es uno de los herederos de esta tradición, de cuarta generación. Arquitecto de profesión, pero, como el mismo lo dice, custodio de este patrimonio nacional. En las paredes de la finca está la foto de su bisabuelo Santiago Giraldo Gallo, que André Miguel muestra con orgullo. Su voz se entrecorta, con un nudo en la garganta, y sus ojos se vuelven agua cuando habla de su finca La Coca, del abuelo Santiago, el fundador, y de todo lo que representa este lugar en la tradición histórica del Quindío.

Su llamado es a darle una mirada patrimonial al proyecto de la conexión vial de la variante, para defender este sitio histórico y ambiental de Calarcá. EL QUINDIANO habló con el custodio del patrimonio de La Coca, sobre sus apreciaciones técnicas, patrimoniales y ambientales.

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