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Columnistas  |  14 abril de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Gilberto Zaraza

SIN HISTORIA Y SIN VERDAD

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Gilberto Zaraza

Gilberto Zaraza Arcila

El escándalo y posterior linchamiento mediático a la docente Sandra Ximena Caicedo de un colegio de Cali, porque les puso a sus alumnos un taller sobre los “falsos positivos” (hechos criminales reales, demostrados y condenados judicialmente), demuestra que los gobiernos uribistas se oponen a que se conozca la historia y la verdad; y que graduaron de manera temeraria como adoctrinadores comunistas a los profesores. Si esto fuera cierto, Uribe, ni sus candidatos habrían sido elegidos.

Como no quieren que se sepa la verdad porque los incrimina, quieren acabar con la enseñanza de la historia y las humanidades porque las consideran peligrosas, ya que enseñan a pensar y muestran la dramática realidad nacional. Por la misma razón quieren acabar con la Jurisdicción Especial para la Paz, se apoderaron del Centro Nacional de Memoria Histórica, con un director que no reconoce el conflicto armado, ni a las víctimas. Quieren ocultar y maquillar la historia y pretenden ocultar o minimizar con nombres que suavizan graves delitos, como las masacres, los crímenes de Estado, etc. Por eso la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia le retiró la membrecía. Es un Estado negacionista que se niega a reconocer los crímenes como el exterminio a la Unión Patriótica y a los miles de líderes sociales, defensores de derechos humanos, desmovilizados, etc. Que dice que le entregaron el país a la guerrilla, para ocultar la realidad, lo convirtieron en un Estado narcoparamilitar.

El artículo 67 de la constitución, establece que la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social, buscar el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura. Y el artículo 71 señala que la búsqueda del conocimiento y la expresión artística, son libres. Sin embargo, el modelo educativo colombiano está diseñado para obedecer, memorizar, repetir y competir por una nota. No para pensar, criticar, proponer y construir. Tiene un currículo descontextualizado. Además es excluyente y discriminador. La educación pública es de muy baja calidad, solo se salva la educación universitaria, aunque cada vez se le dan menos recursos con el estigma que está infiltrada por terroristas de izquierda. Mientras una parte de la educación privada y de muy alto costo si es de buena calidad. La han utilizado para dividir, no para unir. Por lo tanto la educación no disminuye las brechas sociales, por el contrario las aumenta.

Los profesores de la educación pública están estigmatizados, con el supuesto que están adoctrinando en la ideología marxista leninista. Cuando realmente fuimos adoctrinados con la religión. Por eso han propuesto en el congreso regular o limitar la libertad de cátedra. Quieren eliminar la historia, las humanidades, los clásicos de la literatura universal que son reflexiones políticas y crítica social. A la clase política no le conviene un pueblo educado y bien informado, ya que se aprovecha de la deficiente educación para manipular a los electores, utilizando las mentiras, el engaño y el odio para obtener su respaldo.

La educación lo que requiere es más presupuesto, mas autonomía, mas libertad, para formar mejores maestros, para que haya más reflexión, mas lectura y pensamiento crítico y constructivo. Pero, hacen todo lo contrario, le están arrebatando el poder de decisión al profesor, como se lo quitaron a los médicos, que no puede prescribir lo que el paciente necesita, sino paliativos baratos, porque la prioridad es el negocio, no la salud. Lo que quieren es lavado de cerebros para tener a las masa controladas. Pasaron de crear conciencia para decidir racionalmente, al acondicionamiento para actuar guiado por las emociones.

En cambio, quienes si hacen adoctrinamiento son los que detentan el poder, utilizando para tal fin los medios de comunicación y los canales oficiales de información para alienar, manipular y desinformar a la ciudadanía de manera sesgada y parcializada, polarizando, sembrando odio y miedo contra líderes de la oposición, profesores, periodistas independientes o gobernantes vecinos con el mentiroso cuento del comunismo, socialismo o castrochavismo. Venden miedo a Petro, a Biden, a Venezuela, pero no a fascistas, genocidas, xenófobos y racistas como Trump y Bolsonaro.

Para esta tarea cuentan con el apoyo de la iglesia católica y demás cultos religiosos quiénes son sus aliados electorales, que promueven la obediencia, la resignación y el rechazo a líderes progresistas, laicos, ateos, que porque son comunistas y van para el infierno.

Como sentenció el filosofo griego Platón, “Nadie es más odiado, que aquel que dice la verdad”. “Aquellos que pueden ver mas allá de las sombras y mentiras de sus culturas, nunca serán entendidos y mucho menos comprendidos por las masas”.

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