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Columnistas  |  14 abril de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: FABIO OLMEDO PALACIO

¿EDUCAR O ADOCTRINAR?

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FABIO OLMEDO PALACIO

Por Fabio Olmedo Palacio

En el congreso de Villa del Rosario realizado en Cúcuta, en Agosto de 1821, Francisco de Paula Santander, entonces vicepresidente de Colombia, autorizó el establecimiento de las primeras Escuelas Normales de Colombia, porque entendió, que a través de este modelo Francés, se podría producir un gran salto educativo, para que el país saliera del subdesarrollo y atraso en que en ese momento de la historia se encontraba la nación.

A partir de entonces, entre otras en 1910 se crea la Normal de señoritas de Manizales y de Filadelfia. Lo que se quería con este tipo de educación fue producir unas medidas de choque en el que los hombres y mujeres, formadas en estas escuelas salieran por todo el país a enseñar y capacitar. El termino escuela Normal, proviene del vocablo “Norma” o “Método”, que a diferencia de otras instituciones, tenían la misión de enseñar el método, la didáctica y la pedagogía, sumando luego los principios de educación patriótica y el higienismo. Fue así como muchos años después, esta estrategia del gobierno, llegó a una de las más prestigiosas escuelas del pais, la Normal de señoritas de Manizales y especialmente a una niña de 14 años llamada TERESA VALENCIA, mi madre. Una vez graduada, nos contaba nuestra madre, empacó una maleta más grande que ella, que estaba asustada, pero con la firme convicción de aceptar el reto que le plantearon, y partió de inmediato para el municipio de Salento, a iniciar su actividad pedagógica. Este ejercicio, terminó prolongándose por 39 años, donde educó a cientos de generaciones quindianas, muchos de cuyos alumnos me abordan todavía en la calle, casualmente, con la misma expresión, su madre fue una verdadera maestra y compañera de trabajo. Sé que a mis hermanos les sucede lo mismo, nos sentimos muy orgullosos de ser hijos de una maestra, y de lo que ella representó para la formación de muchos. En el estudio de mi casa en Armenia tengo los diplomas que nuestra familia ha logrado con esfuerzo y dedicación, pero el que está en el centro de todo y está allí, como ejemplo a propios y extraños, es el que dice “Teresa Palacio de Palacio -Maestra”.

Denominamos Maestro, a toda persona que enseña, dedica su profesión a la docencia o brinda enseñanza a través del ejemplo. A los Maestros los asociamos con los docentes, que nos preparan en la educación y luego los llamamos profesores a quienes enseñan en universidades o instituciones de educación superior. Dolly Montoya Castaño, Rectora de la Universidad Nacional de Colombia, nos trae dos reflexiones que muestran claramente la diferencia entre Maestro y un Docente “un maestro, es el que con el ejemplo induce al estudiante a enamorarse del conocimiento. Si un maestro tiene vocación es un ejemplo ético, de transparencia, es un ejemplo de vida y tiene unas buenas prácticas pedagógicas para que el estudiante puede avanzar y lo pueda enamorar el conocimiento. Docente, es el cargo formal, porque se dedica a la docencia, pero yo creo que todos los docentes deberían de ser maestros, aunque no todos los docentes podemos decir que tengamos tanta vocación “. Agrega la Rectora Dolly “escogimos la mejor profesión del mundo, siempre su eje gira entorno a los seres humanos que están en formación y debemos de generar ambientes para que se formen de la mejor manera. Si un profesor está criticando y no es propositivo, sus estudiantes van a salir igual”

El catedrático de Psicología de la Universidad complutense de España Mariano Fernández, acaba de publicar un artículo que en su título lo dice todo “si quieres tener una nación, hazte con la escuela”. Según Wikipedia adoctrinar, es el conjunto de medidas prácticas, educativas y de propaganda tomadas por una autoridad y encaminadas a inculcar determinados valores o formas de pensar en los sujetos a quien va dirigido. Adoctrinar, es enseñar los principios de una determinada creencia o doctrina, especialmente con la intención de ganar adeptos. Tres ejemplos describen lo que no se debe hacer y lo que ningún maestro haría con sus estudiantes, el de la docente Sandra Caicedo, que con un posición sesgada se dedica a adoctrinar a sus estudiantes en el Valle del Cauca, la de Osiris Romero, en la cátedra para la paz para alumnos de bachillerato en Envigado y la del docente de Risaralda, militante de Colombia Humana, Jorge Isaac López con el Cruci-paz, entre muchos otros casos.

Los dineros para educar en Colombia son públicos y sagrados, y nadie tiene el derecho a utilizarlos para sus aventuras ideológicas. Cuánta falta nos hace más Teresas Valencia. Una cosa es enseñar, otra muy distinta es adoctrinar.

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