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Columnistas  |  10 mayo de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Auria Plaza

La camiseta blanca del engaño

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Auria Plaza

Auria Plaza

No hay verdadera paz si no viene acompañada de

equidad, verdad, justicia y solidaridad.

Juan Pablo II

 

El desequilibrio social, causado por la excesiva desigualdad económica, es un desequilibrio endémico que viene sufriendo el pueblo colombiano desde hace mucho y que ahora se ha agravado con las reformas neurálgicas anunciadas por el gobierno que afectan como siempre al ciudadano de a pie. La reforma tributaria con impuestos que ahorcan. La de la salud dejándonos a todos desprotegidos en algo que tendría que ser un derecho. La de las pensiones y la laboral que afectan a los maestros y a los obreros. En lugar de buscar cómo bajar el gasto público y acabar con la corrupción, que daría recursos al Estado, atacan otra vez la vulnerabilidad del pueblo.

Lo mío es escribir cuentos los domingos. Sin embargo, no puedo dejar de sentirme culpable al quedarme en silencio viviendo en mi “pecera” cuando afuera están asesinando a jóvenes universitarios, el futuro de Colombia. A campesinos, que nos proveen el alimento. A dirigentes y líderes, que exponen su vida por el bienestar de todos. Por eso, en vez de un relato, hoy me alejo de la ficción; en esta yo puedo ordenar el mundo de mis personajes y no me afligen personalmente. Pero lo que estamos viviendo es una realidad que sí nos conmueve a todos, en especial en este momento, cuando vemos a la policía incitando y agrediendo en lugar de defender el orden público. A inadaptados e infiltrados que aprovechan para crear desorden. El desabastecimiento que empieza a notarse. Y no es que esté entrando en el delirio colectivo, como las clases dominantes pretenden para acabar con la libertad del pensamiento individual. No. Es que estoy sorprendida de ver amigos y familiares ofendidos porque en las redes sociales compartimos memes o noticias que no son afines con su mirada timorata de la situación política del país. Ver a gente inteligente creer que el paro es una protesta de unos pocos y no soluciona nada. Además, porque somos un país feliz y, esa imagen que tanto hemos cuidado, va a estar en entredicho cuando lo que está sucediendo sea visto en el exterior. Sí, la verdad es que estoy triste de que sólo pensemos en nuestro pellejo y nos importe tan poco el del prójimo.

Hace unos años nos pidieron ponernos la camiseta blanca para pedir por la paz. Yo fui una de las ingenuas que pensó que de verdad ese era el objetivo. No pasó mucho tiempo cuando vimos a esos mismos ciudadanos votando por el NO a la paz. Hoy nos están pidiendo que nos volvamos a poner la camiseta blanca y salir a la calle a pedir por la paz, y es un engaño. Lo que quieren es callar al pueblo de cualquier manera.

Nuestra patria está bañada de sangre e injusticia social. Nos piden que abracemos la bandera y recemos para que todo acabe. Es decir que los que protestan se vayan a sus casas, con la misma hambre y las mismas necesidades. Que los indígenas sigan reclamando sus tierras, lejos a donde su voz no llegue. Se debería rezar para que a quienes manejan el país se les ablande el corazón y piensen en el otro, para que los congresistas dejen de dormir en sus curules y de verdad legislen con decencia, para que el Estado gobierne para el pueblo.

 

El Caimo, mayo 9 de 2021

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