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Columnistas  |  10 mayo de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Óscar Jimenez Leal

LA TERTULIA DEL OMA

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Óscar Jimenez Leal

Por Oscar Jiménez Leal

Hace algunos años frecuentábamos una ilustrada tertulia con conspicuos personaje de la vida nacional con quienes nos reuníamos cada ocho días en el Café OMA de la 85 en Bogotá. Para el efecto solíamos invitar a un conferencista con el fin de que dictara una charla sobre temas de actualidad. Recuerdo una muy interesante del doctor Diego Tovar Concha, ex senador de la Republica y dirigente conservador, quien con el ex presidente Belisario Betancur, el también desaparecido Alvaro Gómez Hurtado y con Alfredo Araújo Grau, integró el llamado Batallón Suicida, que combatió la dictadura del general Gustavo Rojas, rememorando episodios vividos durante esa dura batalla que dio al traste con dicho gobierno. La de Humberto Gallego Gamboa, un importante abogado y economista de Manizales, luego director del DANE sobre el Estado del Bienestar y la influencia de Keynes. Rememoró cómo tras la gran depresión de la economía mundial, consecuencia del Crack de la Bolsa de Nueva York el 11 de septiembre de 1929, donde se cerraron bancos y entidades financieras, la industria carecía de mercadeo para sus productos por falta de consumidores en virtud del alto desempleo, Keynes, partiendo del apotegma de que si en tiempos de guerra la sociedad se organizaba para manejar la economía, por qué razón no se podía hacer lo mismo en tiempos de paz, propuso así mayor intervención del Estado para corregir los desequilibrios del mercado mediante el fomento del empleo, bajas tasas de interés y redistribución del ingreso con el fin de aumentar el consumo, lo cual implicaba el aumento del gasto público para estimular la demanda agregada y conseguir el pleno empleo. Demostraba de esa manera como conclusión que Jhon Maynard Keynes era el verdadero ideólogo del Estado de Bienestar. Horacio Gómez Aristizábal, un prestigioso penalista de Córdoba, Quindío, nos deleitó con simpáticas e interesantes anécdotas sobre la creación del departamento del Quindío, gesta de la que fue protagonista de primer orden. Otto Morales Benítez nos entretuvo por varias horas sobre su participación en la pacificación del país como integrante de la Comisión nombrada por el Presidente Alberto Lleras Camargo y la posterior defensa de la Reforma Agraria, como Ministro de Agricultura del mismo gobierno. También se refirió a la huelga de los servicios públicos de Cali que activó una explosiva situación social latente desde siempre que perturbaba gravemente el orden público de la ciudad y de toda la región suroccidental, y que, como ahora, atraía la preocupación nacional; fue entonces cuando el presidente Lleras Restrepo lo designó en compañía de Belisario Betancur para que, con plenos poderes de negociación, estableciera, in situ, negociaciones con los dirigentes del paro. Así logró de acuerdo con sus promotores, el levantamiento del paro y el retorno a la tranquilidad ciudadana.

Alguna vez que el invitado especial no pudo llegar a la reunión de la tertulia, Jorge Arango Mejía, ex gobernador y diplomático, después presidente de la Corte Constitucional, propuso para salvar la situación, un concurso para que dijésemos cuál nos parecía el acto más importante de la administración Lleras Restrepo (1966-1970). Y sugirió que a lo último escogeríamos por votación el más sobresaliente. Jorge Mario Eastman expresó que indudablemente era la reforma agraria, pues iba dirigida a transformar y democratizar la propiedad rural de Colombia si se hubiera aplicado a cabalidad. Alguien dijo que el acto de soberanía cuando expulsó del país a la Misión del Fondo Monetario Internacional que quería imponer una abrupta devaluación del peso y expidió el Decreto 444 o Estatuto Cambiario, mediante el cual se estableció el control de cambios, se promovieron las exportaciones diferentes al café, mediante la creación del Certificado de Ahorro Tributario, CAT, como incentivo a dichas exportaciones y se reguló la inversión extranjera, entre otras realizaciones. Jaime Lopera Gutiérrez, a la sazón director del Servicio Civil (hoy Función Pública), habló de la aprobación de la reforma constitucional de 1968 que modernizó las instituciones del Estado, constitucionalizó e hizo efectiva la Planeación Estatal y la creación de importantes instituciones como el Instituto Colombiano del Bienestar Familiar, ICBF, el INCOMEX, el IFI y otras entidades descentralizadas, mejorando la acción ejecutiva, y sobre todo, desde el punto de vista político, destacó el logro de la unión programática del Partido Liberal con el MRL de López Michelsen, que hizo posible su llegada a la presidencia de la República; uno más recordó la buena sintonía con el pueblo gracias a que visitó la totalidad de las regiones para escuchar sus necesidades y construir las soluciones adecuadas. Recuerdo que Jorge Arango Mejía se derramó en elogios por el ejercicio legítimo de autoridad en la semana del 19 abril de 1960 posterior a las elecciones, cuando se filtró que el general Rojas había desconocido los resultados del escrutinio que dio la victoria al candidato Misael Pastrana Borrero, se había declarado presidente electo y se disponía, vestido con el uniforme de Teniente General del Ejército, a tomarse con sus seguidores el Palacio de San Carlos y Lleras, una vez decretado el Estado de Sitio en todo el territorio nacional, apareció en la Tv , y mirando su reloj de muñeca pronunció más o menos las siguientes palabras: He decretado el toque de queda en todo el país. Son las 8 de la noche, a las 9 los que estén en las calles correrán la suerte de quienes violan las leyes de la guerra. Santo remedio, con su actitud enérgica y su gran credibilidad, debeló el golpe de estado que se estaba incubando.

Cuando llegó mi turno y agotados por mis contertulios los grandes hitos de su fecunda administración, manifesté mi admiración por un hecho en apariencia simple pero que dadas las acusaciones de soberbio y autoritario que le endilgaban sectores de la oposición al presidente Lleras, esa actitud adquiría para mí especial relevancia y fue cuando el procurador Mario Aramburo Restrepo lo amonestó por haber participado en política en discurso pronunciado en una manifestación en el barrio Kennedy de Bogotá, invitando a votar por el candidato presidencial del Frente Nacional, y acompañó la sanción con carta de renuncia a su alto cargo. El presidente Lleras en actitud de humildad republicana que siempre he aplaudido, le devolvió la carta de renuncia, felicitó al señor Procurador, y lo instó a seguir cumpliendo son sus funciones con la misma rigurosidad y apego a la Constitución; ese día –dije-, me sentí viviendo en un verdadero Estado de Derecho. Cuál no sería entonces mi sorpresa y satisfacción cuando todos votaron por el acto de respeto democrático señalado por mí.

¡O Tempora, o mores¡ evocando la primera catilinaria pronunciada por el Cónsul Marco Tulio Cicerón en el Senado Romano.

Bogotá 8 de mayo del segundo año de la pandemia.

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