• JUEVES,  25 ABRIL DE 2024

Columnistas  |  14 junio de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Sara Aguirre

El privilegio de la educación en Colombia

0 Comentarios


Sara Aguirre

Por Sara Aguirre Herrera

El estallido social que estamos viviendo y que enmarcamos en lo que denominamos Paro Nacional de 2021, inició el pasado 28 de abril al tener como detonante la propuesta de reforma tributaria que el Ministerio de Hacienda liderado en su momento por Alberto Carrasquilla puso sobre la mesa, con el argumento principal de que esta podría solucionar el desequilibrio fiscal del país que se vio agravado por la pandemia de la Covid-19 y diversas dinámicas de corrupción, teniendo la necesidad de recaudar 23,4 billones de pesos por medio del recargo del IVA en algunos productos de la canasta familiar, el aumento en los impuestos para personas naturales, la disminución de estos a algunas personas jurídicas, entre otras disposiciones.

Por lo anterior, si bien en un principio fueron diversas las agremiaciones de trabajadoras y trabajadores que convocaron a multitudinarias manifestaciones, ha sido fundamental la participación de las(os) jóvenes y estudiantes colombianos tanto de instituciones de educación básica, media, superior, técnica, tecnológica, privada y/o pública en la exigencia del respeto de sus diferentes derechos y la demanda de ser tratados como interlocutores válidos que no por no detentar la misma posición económica, social y cultural que las élites colombianas, valen menos para el país.

Pero ¿por qué es entonces fundamental la participación de los jóvenes y estudiantes? en primer lugar, el movimiento estudiantil posee una gran capacidad de masificación en las calles, es decir, es cuantiosa su presencia en las diversas expresiones de protesta que se desarrollan como movilización pública masiva, performances, pintatones, eventos pedagógicos comunitarios, entre otras, la cual viene acompañada de la capacidad de difundir, movilizar y analizar información.

En segundo lugar, este sector poblacional pone sobre la mesa importantes discusiones que poseen también un carácter histórico como lo es la desfinanciación de las universidades e instituciones de educación pública, la exigencia de una educación gratuita y de calidad, el rechazo a la privatización de la educación, la reforma del ICETEX, el planteamiento de la no alternancia educativa sin garantías y una reforma al brazo coercitivo del Estado, específicamente a la policía, el ejército y en sí, el ministerio de Defensa.

Esta última demanda nos lleva a enumerar otra razón sobre lo fundamental de la participación de jóvenes y estudiantes en este estallido social y es que estos han sido los principales reprimidos por el gobierno, el cual como respuesta a las exigencias realizadas no solo en materia de educación sino en aspectos económicos, culturales, sociales, de género y medio ambientales, ha empleado violencia directa frente a los manifestantes, violentándonos derechos como la protesta, la libertad de expresión y hasta la vida.

En cuarto lugar, somos un sector poblacional en el cual se articulan diversos de los impactos que emergen a través de la vulneración sistemática de derechos y la cooptación de lo público por parte de las élites, de esta manera, nos afecta tanto una reforma pensional como una a la salud, el desempleo como los altos costos de la educación, la inseguridad como la aspersión aérea de glifosato en los campos, los tratados de libre comercio como la discriminación y marginación de diferentes comunidades en Colombia como las mujeres, los(as) indígenas, las comunidades negras, las personas con diversidad funcional, entre otras.

En síntesis, el papel de los jóvenes y estudiantes es central en la coyuntura del estallido social actual, en tanto en estos(as) convergen diferentes exigencias presentadas no como ideas heterogéneas ni como una “colcha de retazos” sino como una cadena de consecuencias que surgen una de otra, específicamente en el ámbito de la educación, en donde históricamente se ha lucha porque esta no sea más un privilegio en Colombia sino un derecho que no sea naturalmente vulnerado.

Sara Aguirre Herrera

Estudiante de Ciencia política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Manizales.

Beneficiaria del programa Generación E.

Egresada de la Institución CASD 2018

PUBLICIDAD

Comenta este artículo

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net