Aldemar Giraldo Hoyos

Este período presidencial y la campaña que lo precedió se han caracterizado por los embustes y mentiras, unas veces como promesas y otras, como argumentos o explicaciones a conductas o incidentes durante el mandato; lo grave es que el mandatario cree que el pueblo es ingenuo, o mejor, cree que le creemos y se queda fresco como queso de finca.

En una de sus típicas alocuciones expresó: “Nosotros no queremos hacer trizas los acuerdos de paz”; una vez se posesionó, empezó a cuestionar a la JEP y a poner en tela de juicio todo lo acordado; siempre dice que Colombia no puede ser el campo propicio para la impunidad; a propósito, algunos recursos para la Paz han cogido el camino de San Diego.

Durante su campaña presidencial dijo “Si entran dineros oscuros a una campaña política, la sanción no debe ser solo para un gerente, el candidato debe responder con cárcel” ; de acuerdo con los acontecimientos vividos, uno no sabe a quién creerle; a Duque o Juan Camilo Ñeñe Hernández; es muy posible que este personaje haya contribuido a la financiación de la mencionada campaña; según las fotos que circulan, Uribe y Duque son cercanos a Juan Camilo; lo cierto es que nadie ha pagado con cárcel estos dineros oscuros.

En esas mismas andanzas gritó: “A bajar impuestos y a subir los salarios de los trabajadores colombianos”. Falso de toda falsedad, promesa mentirosa, nada de esto se ha dado; una muestra del embuste fue el paquete fiscal presentado por Carrasquilla, en el cual se gravaban hasta los alimentos básicos; las consecuencias ya son conocidas.

Un día cualquiera, durante su gobierno, sostuvo: “Si nosotros queremos buscar recursos e invertirlos mejor, tenemos que ser austeros”; esa cacareada austeridad se ha podido ver en los $9.600 millones para renovar camionetas del presidente; $3.300 millones en las redes sociales para mejorar la imagen del mandatario de los colombianos; la creación de cargos burocráticos innecesarios y los nuevos ministerios para convertirlos en fortines políticos; con el Ministerio del Deporte, Colombia se llenará de medallas; falta ver qué pasará con el Ministerio del Agua y, posteriormente el de Tierra y, por qué no, el del Aire y los Vientos para pagar favores y compromisos.

Una perla para enmarcar: con motivo de la Feria del Libro en España, en donde Colombia era invitado especial, fueron vetados varios escritores (no fueron invitados) por su escasa neutralidad; el Embajador de Colombia en ese país llamó la atención diciendo que: “los escritores que el gobierno había elegido eran neutros”; tremenda aseveración que discrimina e intenta convertir la Feria en un festín politiquero; ante las ampollas que levantó, su defensor de oficio expresó esta mentirita: “Las declaraciones hechas hace algunos días por el embajador fueron malinterpretadas, él en ningún momento insinuaba que la literatura fuera neutra. Yo no creo que ninguna expresión artística puede considerarse neutra”. El jefe de Estado, además, insistió en que,” lo que el embajador de Colombia en España trató de decir, es que no se está privilegiando ningún tipo de expresión política; se trata de darles oportunidad a los nuevos escritores, desconocidos en el medio”. Después de ojo sacado ya no vale Santa Lucía, Don Iván.

El sartal de mentiras no termina ahí; en su agenda presidencial aparecía la visita a la Feria del Libro para hacer un breve recorrido; la canceló tras acusación de censura a escritores colombianos; las librerías de diferentes Comunidades Autónomas criticaron “su lavado de cara”; sabía que lo esperaban muchos colombianos para expresarle su rechazo a esa discriminación. El comunicado decía: “Por compromisos adquiridos con anterioridad, el señor presidente no puede asistir a la Feria del Libro”; ningún compromiso, por politiquero y mentiroso. Como decía mi abuela:” En la boca del mentiroso, lo cierto se hace más que dudoso”.