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Columnistas  |  28 octubre de 2021  |  08:46 AM |  Escrito por: Aldemar Giraldo

Navidad adelantada

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Aldemar Giraldo

Aldemar Giraldo Hoyos

Nuestros legisladores, con su gran corazón que los caracteriza, nos adelantaron la navidad con dos “leyecitas”: 1. Reforma a la Ley de Garantías Electorales (Ley 996 del 2005); se modifica el parágrafo del articulo 38 para que se permitan los convenios interadministrativos entre el nivel nacional y el territorial, es decir, se quita la prohibición de celebrar contratos durante los meses anteriores a las contiendas electorales, bajo la premisa de que son necesarios todos los esfuerzos posibles para no frenar la reactivación económica tras el golpe de la pandemia.

Hermosa premisa que busca dar continuidad a la reactivación económica del país para disfrazar el saqueo al erario público con la consabida compra de conciencias y, por ende, de votos; no es suficiente el mencionado control especial por parte de la Contraloría General de la República, alfil del partido de gobierno y del señor Duque; es claro que vuelven las cuotas parlamentarias y los empujones politiqueros a contratos que surgen de la nada; renacen la codicia y la rapiña entre los gamonales y honorables legisladores; queda en entredicho la cacareada transparencia y cojea nuestra frágil democracia.

2. Artículo 78 del PGN, aprobado el pasado martes en la noche por el Congreso: los saldos de las cuentas corrientes y de ahorro que hayan permanecido inactivas por un período mayor a un año podrán ser utilizados por el Gobierno para financiar el Presupuesto General de la Nación; estoy de acuerdo con aquellos parlamentarios que califican esta medida como “la expropiación del dinero de las cuentas de ahorro de los colombianos”. Claramente, se ve que los dineros ahorrados tendrán que ser guardados debajo del colchón para protegerlos del arranque de los legisladores y la cantidad de impuestos o descuentos que hacen, tanto la banca, como el Estado: impuesto 4 X 1000, costos por transferencia, costos de manejo, seguro contra fraude, intereses, seguro de deudores, costos por consulta, etc. Cualquier lector puede hacer un ejercicio muy sencillo: ahorre $100.000; regrese a los cuatro meses y pregunte por el saldo; podrá ver que lo ahorrado ha disminuido rápidamente, gracias a los “descuentos sagrados de la banca”. Con razón decía don Lenin que la banca no es otra cosa que la fase superior del capitalismo, sin embargo, no habrá de faltar quien diga que la banca pública o privada es una institución de ayuda o servicio público. Manejan nuestro dinero, lo prestan o lo invierten en productos financieros, derivan grandes intereses y tenemos que pagarles por ese sacrificio; cuando entran en crisis o se quiebran, por malos manejos, el Estado les da la mano y les inyecta capital.

Tengo una pregunta un poco capciosa: ¿El artículo 78 del PGN no nos hace recordar medidas tomadas por los dos últimos gobernantes, en el vecino país, tan despreciados por nosotros? Ya sé lo que van a responderme. Como decía mi abuela: “Cuando se desea más de lo que se puede tener, se corre el riesgo de perder todo lo que se tiene”.

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