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Cultura  |  03 noviembre de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Si la poesía sirviera para algo, ya nos la habrían arrebatado estos cabrones que se la pasan robando al mundo.

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Por Manuel Tiberio Bermúdez

“Donde se oye el nombre de los aguilares, hay que descubrirse, como en los altares….”, dice el corrido que yo conozco interpretado por don Pascual Antonio Aguilar, cantante de rancheras que hizo época y que conocimos como Antonio Aguilar, gracias al cine mejicano.

Pero no voy a hablar del gran charro de México sino de un coterráneo del actor, el poeta, Luis Aguilar, quien estuvo en la Capital del Valle como invitado al XIX Festival Internacional de Poesía hace un tiempo.

Le había escuchado la tarde anterior en el Parque de los Poetas y me gusto su tono, su decir, su versear.

“saben que la ternura es un pretexto
para la seducción de perros apaleados
se cree sí
que estas criaturas
no besan en la boca”

Quise entrevistarlo pero el viento y los organizadores se lo llevaron.

De nuevo lo vi, al día siguiente, en la Plazoleta del Centro Cultural en donde otros poetas tenían el turno para leer sus poesías como parte de la programación que cumple el Festival.

Estaba entre el público como un parroquiano más escuchando atento a sus pares que emocionaban al público con sus propuestas.

Esperé que finalizara la lectura y le saludé presentándome. Pedí su aprobación a mis preguntas y amablemente aceptó.

Bajo, pero de gran estatura poética “el manito” ha tenido gran aceptación entre quienes hemos escuchado su trabajo con las palabras.

Ha estado en Colombia en otras ocasiones era la primera vez que estaba en Cali.

¿Cómo le ha parecido Cali?

Cali es un pueblo muy cálido y no lo digo por el calor, lo digo por su gente que es generosa, amable y no hablo de los organizadores del Festival que también lo son. Hablo de los desconocidos con los que uno se cruza por la calle y que le dan a uno una señal para llegar a algún lugar o que lo abordan tratando de conocer cómo se vive o cómo se está en otro país que está a tantos kilómetros de distancia”.

Le pregunté por el Festival. “Me ha parecido muy nutrido, muy interesante porque casi no hay un par de voces que se parezcan, hay una diversidad de registros, de tonos, de temáticas, y eso siempre enriquece la poesía y los Festivales de poesía”.

Siempre me ha inquietado saber para qué sirve la poesía, si pareciera que este mundo es tan insípido, tan superficial, – le digo-

“Por fortuna, no sirve para nada; si sirviera para algo, ya nos la habrían arrebatado estos cabrones que se la pasan robando al mundo”.

¿Qué es lo mejor de participar en estos eventos?

“Yo creo que el establecer comunicación con otras almas, con otros seres que están empeñados en volcase hacia la otredad a través de la palabra. Es decir, almas que están empeñadas en que tenemos que volver a voltear a vernos porque de lo contrario nos vamos a destruir”.

¿Si se escuchan los poetas entre sí?

“Sí. Parecería que tenemos el ego muy grande, pero en el fondo, después de las sesiones, de los recitales, convivimos como cualquier obrero que ha hecho su trabajo y que se merece una comida o un refresco”.

¿Cómo se encuentra Luis con la poesía. A qué edad y qué lo motivo a quedarse con las palabras?

“Yo creo que me motivó el dolor. Como en muchos casos una ruptura, un momento de quiebre en la vida en que uno empieza a experimentar con la palabra porque es lo único capaz de exorcizar, de alguna manera, lo que está padeciendo el alma”.

“Uno recurre a las palabras para tratar de sanar esas heridas. Hay quienes lo hacen en ese momento y después las abandonan y hay quienes nos metemos en ese camino y ya no salimos nunca más de ahí”.

¿Cuándo se sintió poeta; o qué le da el titulo a uno para sentirse tal?

“Poeta es una palabra muy grave y muy fuerte. Yo no sé si uno pueda encontrar el momento en que esa definición se nos acomodó mejor. Yo por suerte, creo que no lo he encontrado y creo que en la búsqueda de uno querer ser poeta es donde uno se mantiene fiel a una causa que desconoce en el fondo. El día que la conozcamos, el día que podamos asir la palabra poeta, creo que estaremos perdidos”.

¿Es muy repetitiva la temática de la poesía: es decir siempre son motivo de poesía: el dolor, la protesta, el hambre, la desesperanza…?

Bueno, ya decía el gran poeta mejicano Octavio Paz, que solo hay dos temas en la poesía que son: el amor y la muerte. No hay otra cosa; es lo que al ser humano le ha preocupado a lo largo de todo su caminar por este planeta.

Uno puede pensar en el amor romántico pero esta también el amor a los hijos, a las mascotas, a los padres, a los abuelos, a las plantas, al universo. Esto engloba básicamente la mitad de las temáticas. Y la otra es la preocupación del ser humano, una preocupación natural porque no sabemos qué hay más allá de esta vida. Por eso la muerte se yergue como el otro gran tema de la poesía. Las temáticas no varían gran cosa, creo que lo que varía es lo que hablábamos al principio: los tonos, los registros, la forma en que cada poeta, desde su universo personalísimo, desde su experiencia de vida, puede abordar a través de la palabra”.

¿Ha escuchado buena poesía en este Festival; o más de lo mismo?

No; he escuchado buena poesía, buenos registros. Algunos autores por la naturaleza de estos festivales ya los conocían, a la mitad de ellos creo que no los conocía y me he llevado muy agradables sorpresas. Pienso ahora mismo, en este recital en Camila Charry, o en Hugo Jamioy que ya se fue ayer pero que yo no tenía el gusto de conocerlo personalmente y escuchar de viva voz su poesía con toda esta mística de los pueblos indígenas colombianos, me ha conmovido verdaderamente”.

¿Qué le deja a Cali y que se va a llevar de la ciudad?

A Cali le dejo mi corazón, no sé si sea suficiente. Espero volver muchas veces y de Cali me llevó, creo yo, el cariño de la gente. La disposición. En los recitales, por ejemplo, esta mañana estuvimos en una zona popular: El Vallado, y en la Biblioteca no cabía más gente, ni siquiera de pie, ya era imposible. Me llevo esa calidez y todo el interés de un pueblo por la poesía, que al final, de muchas maneras, yo sé que aquel episodio de violencia que vivió Colombia, fue menguado, paliado, en buena medida, con el arte y la cultura. Me llevo eso de Cali, este amor por las artes. Ya que vienen otros festivales de danza, teatro, y me llevo ese esfuerzo de Cali por acercar a los niños al arte, porque un niño que toma una pluma, que haga un paso de baile, que actué en una obra de teatro, que lea un libro, no va a tomar nunca una ametralladora.”

Un poema un verso que sea aliciente para su vida…

Es un poema sencillo, de mi autoría que está en un libro que se llama “No químio” que habla de la idea opuesta a la idea central del ser humano de pervivir, de eternidad. Es un texto que no tiene título y dice más o menos así:

Lo intenta una vez y el poema se esconde a sus recuerdos, trata de nuevo y le salen estos versos que se han dejado pillar en los escondites de su memoria. Finalmente quedó así:

“Todo futuro es un tiempo
Sin nosotros
En el que habrá de esparcirse por la casa
La locura de los insectos
el aterrizaje turístico de algunas aves
Dicen que esto es así”

“Es un poema –me dice- que habla de cuando nos vamos y abandonamos lo que creíamos que era nuestro: la casa, la permanencia en la tierra.

Escuchaba ayer –le digo- “Muchachos que no besan en la boca”, y me doy cuenta que han sido unos versos que se han vuelto reto, expectativa….

“Es un libro que va por la tercera edición, que obtuvo un premio internacional en 2016, si no recuerdo mal y creo que fue un poco sorpresivo en el ámbito de la poesía, sobre todo que es una temática que no se aborda con frecuencia.

Hay muchísimas novelas, muchas obras dramatúrgicas o poéticas sobre la prostitución femenina, pero pocas veces habíamos reparado que en el ámbito de la masculinidad también pasa lo mismo. Algunos hombres por circunstancias o decisión personal también ejercen el viejo oficio de la prostitución y yo encontré, cuando estuve buscando información, que no era un tema muy común y siempre me han gustado los temas no comunes”.

“Por ejemplo, en el libro “No Químio” hablo justamente de: ¿qué pasa si tienes 80 años y te diagnostican un cáncer? Para qué aferrarse, no vamos a conseguir nada. Seríamos unos viejos de 80 años con un 90 por ciento de posibilidades de morir. ¿Vale la pena maltratar tanto el cuerpo con esos procesos de químio? Yo creo que no. Es un libro sobre el cáncer, que es un tema muy tratado pero desde la otra perspectiva. Desde la idea de decir: cuál es el proceso de mi enfermedad y qué tanto estoy dispuesto a hacer para modificar el curso natural de las cosas y de la vida”

Con “Muchachos que no besan en la boca”, intenté eso. Ir hacia otro lado, explorar territorios que no estaban tan explorados y uno va descubriendo, además, que es un ejercicio común en todos los países y ahí incluimos a los países más católicos, más cristianos, más o menos liberales, más o menos conservadores. Me pareció que era un tema interesante, lo trabajé durante unos cuatro o cinco años, después lo presente al concurso y por fortuna gano el premio y eso, por supuesto, le dio una visibilidad mucho mayor”.

¿Qué es lo mejor de vivir?

Lo mejor de vivir es vivir estrictamente lo necesario. Yo creo que la muerte nos debe encontrar viviendo. Alguien ya lo dijo por ahí: “Lo bueno de estar vivo, es estar vivo, solo hasta el último momento”.

Nuevamente el viento y los organizadores del Festival se llevaron al poeta…

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