Por: Carlos Alberto Agudelo Arcila

1

Al observar cómo buscan a Dios en las iglesias, me receto corteza de regaliz, hojas de menta piperita, raíz de ginseng, pasiflora, guaraná, espino blanco, arándano azul, infusión de rooibos, cantueso, hibisco, rompepiedras, milenrama, terminalia arjuna, scutellaria, hydrocotyle asiática para controlar mi presión sanguínea, que se altera cuando veo la falta de razonamiento en el supuesto animal más inteligente del planeta tierra. De inmediato me acerco al evangelio de la piedra, leo un capítulo donde se encuentra el sermón del rocío. Confirmo el paso que se deja guiar por la bruma. Huyo del polvo que ocasiona la estampida de peregrinos. Me confino en la mirada de la penuria, que habita en el callejón del mundo. Merodeo el tiempo por llegar a la quinta vida del gato o al pétalo que el trino fornica o al grillo que refleja el espejo roto. Con desinfectante objetivo elimino dogmas manipulados por explotadores de la fe, en nombre de Dios que es brisa en el bambú, palpitar del tiempo inmemorial. “Usted puede ser igual a mí”, dijo Jesucristo, quien instruía para que cada hombre lograra ser una deidad, cuyo mejor ejemplo era Él mismo cuando consiguió en las escuelas esotéricas el despertar de sus neuronas y  se hizo sabio desde sus entrañas, enseñó un sistema inmunológico cristiano contra el fanatismo de adorar un ser celestial hipotético. Su estoicismo posibilitó la búsqueda en el más allá de nosotros mismos, el encuentro con el Buda intrínseco, el Mahavira eterno, un Osho que desmitifica el Dios genérico, para resucitar en el hombre la humanidad genuina, el despertar que trae consigo la verdad del silencio, el canto íntimo en sincronía con el instante externo.

2

Crepitar, existencialismo que reverdece la sombra del paso a seguir.

3

Ser ecológico, que la palabra espere en la copa del árbol su oportunidad de no ser escrita.  

4

Las filosofías crean sistemas como si fueran escalinatas de madera,  con el tiempo el filósofo sube escalones apolillados de filosofías.

5

Si el meteorito queda ensangrentado al tropezar con el pie, de inmediato lavar la piedra visitante con azul del mar.  

7

La belleza física es una “novela de romance” “mal escrita”, la hermosura termina en una trampa del ajamiento, incidente que el vanidoso jamás perdona a su prosista.

8

La fetidez es alter ego de la muerte.

9

El sabio es un científico de la verdad.

10

La vida tropieza con la felicidad. La felicidad, que permanece en la cima de la existencia, se aparta, por esto la vida cae en el abismo de ella misma. 

11

Tengo una lista de personajes del siglo XXI para lanzar al infierno de Dante, aunque creo que merecen un infierno peor. 

12

De jóvenes defendieron opiniones estúpidas. En su vejez, estas opiniones parece que acaban de encorvar su ser majadero.

13

Verso a verso, vida, vida…

14

Tapono mis oídos a la manera enciclopédica de morder la manzana, sabiondo.

15

El arte auténtico es fruto de infinito fruto.

16

Las grandes obras literarias jamás terminan de leerse, su punto final es un descanso para empezar a releer y luego leer, leer, releer… hasta ver desaparecer el punto final.

17

El sonido del poema rebasa el límite de los sentidos, de ahí que el poeta auténtico sea oyente del color de la música, visionario de la música del color.    

18

Déspotas, inhumanos cuando ven al necesitado beber vida vinagrosa.  Impávidos junto a la miseria del mundo. Permanecen indiferentes ante el sufrimiento, que se erige como espina dorsal de gran parte de la humanidad.

19

La alienación se ensambla con pensamientos perversos.  

20

Nadie es perfecto, solo los animales y niños que todavía no han perdido su inocencia.