• JUEVES,  18 ABRIL DE 2024

Economía  |  06 marzo de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El agro casi siempre pierde. Ahora es con la guerra

0 Comentarios

Imagen noticia

Jaime Alberto Rendón Acevedo

Director Centro de Estudios e Investigaciones Rurales (CEIR), Universidad de La Salle

 

Con toda sensatez, el papa Francisco se mostró afligido, como lo estamos la mayoría, sobre la guerra o mejor la invasión a Ucrania, y aseveró: “La guerra es un fracaso de la política y la humanidad”. En la guerra perdemos todos y aunque los pocos que ganan algo así lo crean, también perdemos en confianza, en humanidad, en podernos sentir habitantes de este mundo. Las guerras son una desgracia.

En un mundo cada vez más interdependiente, las guerras que se libran en espacios geográficos concretos, van teniendo efectos económicos en bola de nieve, es decir, cada día van siendo mayores, más devastadores, a tal punto que los bombardeos y las destrucciones de infraestructuras terminan siendo poca cosa. La miseria y el hambre se van expandiendo, no solo en las zonas afectadas, sino que va siendo una constante global.

Lo que hay en juego en esta nueva guerra, que no es otra cosa que la prolongación de muchas otras que incluso se dan al tiempo (Siria, Yemen, Afganistán, Palestina …), es el control político y económico, es la configuración de un nuevo orden económico internacional que no termina por concretarse y que ha vuelto a tener un elemento preponderante: el control espacial como condición comercial y energética.

Esas interdependencias económicas se dan no solo en los espacios del intercambio de bienes sino también en los mercados financieros. Ya Rusia fue excluida de la Sociedad para las Comunicaciones Financieras Interbancarias Internacionales, SWIFT por sus siglas en inglés, lo que significa que al menos el mundo occidental no tiene como realizar transacciones financieras con Rusia. En la práctica esto es un bloqueo a cualquier compra o venta de bienes y servicios. Ahora bien, ¿para Colombia esto qué significa?

Pues en principio se paraliza el comercio exterior con Rusia y Ucrania, que había venido creciendo de manera importante, esto representó en el año 2021 compra de productos rusos por US 533.6 millones y ventas por US139.6 millones. A Ucrania se le vendieron productos por US 32 millones mientras se le compraron US 232.6 millones. En principio puede pensarse que esto es mínimo frente al total del comercio exterior colombiano, pero para quienes los venden o compran sí que es importante. En estos flujos con estos países se les venden productos como carne, café, banano, flores, aguacates y ferroníquel. Se les compra cereales, manufacturas y fundición de hierro y acero, máquinas y material eléctrico, cobre, químicos, aeronaves y abonos.

Y es en este último producto donde hay que hacer énfasis. Los abonos que se utilizan en la agricultura tienen en la urea unos de sus principales elementos. El 42% de la urea que se consume en el país procede de Rusia (29%) y de Ucrania (13%): este no es el único producto, de estos países también llegan otros fertilizantes minerales con base en potasio y fósforo. la utilización de estos productos puede representar, de acuerdo con la SAC, entre el 20% y el 35% de los costos de producción agropecuaria.

Por la importancia de esta zona en guerra en la producción de insumos, junto a los bloqueos cada vez con mayor vigor, se generarán en el mundo dificultades en la producción y comercialización de fertilizantes para el sector agropecuario. Esto puede conducir a dos fenómenos: el primero es la caída de la producción agropecuaria, por problemas de oferta de fertilizantes y por ende problemas de productividad y calidad; el segundo, es la subida en el precio de los mismos, uno y otro conducirán a mayores precios de los alimentos, es decir, una presión inflacionaria aún más fuerte de la que ya se traía en el mundo por las crisis de la logística y las devaluaciones. Al hambre que siempre viene junto a las guerras, se suma la imposibilidad de adquirir suficientes cantidades de alimentos debido a los altos precios. No es solo un problema localizado en la zona de conflicto, el hambre se esparcirá por las consecuencias de baja productividad y alzas de precios.

Adicional a esto existen dos elementos a considerar. Los precios del petróleo que ya se negocia el barril, tanto Brent como WTI, a niveles superiores a los 110 dólares. Y los precios del dólar, que tiende a mantenerse en niveles superiores a los 3.900 pesos, incluso a subir, en el caso colombiano, al convertirse junto al oro en el activo preferente de protección. La guerra, las dificultades en los mercados financieros y las elecciones en Colombia, son factores de riesgo que detectan los inversionistas para pasarse a activos de resguardo. Riesgos a una mayor inflación que no son una probabilidad, son un hecho cierto.

Así que no son buenos los escenarios que le deparan al sector agropecuario del país. Pero tampoco a las familias, a todas y en particular a las campesinas. Los buenos momentos en las cadenas de valor de los alimentos se celebran en todo el país; y, al unísono, las dificultades se van convirtiendo en desgracia en un país, que, aunque a 10.600 kilómetros de las zonas de combate, los efectos se sienten directamente, y es sobre la calidad de vida de quienes habitan los campos, pero en particular sobre los platos de comida de todos los colombianos.

TOMADO DE REVISTA SUR

https://www.sur.org.co/el-agro-casi-siempre-pierde-ahora-es-con-la-guerra/

 

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net