Por Jhon Jairo Hernández Montilla

Desde hace décadas en Colombia se han buscado cambios, sin embargo, todos los que lo han intentado han sido asesinados o perseguidos, la historia de Colombia hoy serie distinta si el proyecto del presidente Alfonso López Pumarejo que fue presidente del país entre 1934-1938, el cual en esos años intento infructuosamente modernizar el campo colombiano, a través de un proyecto de que denomino “La revolución en marcha”, este gobernante vio truncado ese proyecto, debido a la rabiosa oposición de un político conservador llamado Laureano Gomes, que incluso fue acusado de intentar un propiciar un golpe de estado en contra de López Pumarejo.

Habían fallado López Pumarejo en su intento de hacer en Colombia una reforma agraria, y esto provoco que los grupos de campesinos que luchaban por tierras, se ubicaran en varias zonas del país, su reclamo de tierras tuvo respuesta por el líder conservador Laureano Gómez, con una acusación incendiaria, al afirmar que eran repúblicas independientes y a su vez eran focos comunistas, es importante recordar que eran los tiempos de la guerra fría entre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos.

El segundo líder político que busco llevar a Colombia por una senda de libertades democráticas, fue el caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, reconocido abogado de la época, que siendo parlamentario lidero el debate, en contra del gobierno que ejecuto la masacre conocida por la historia como; “La masacre de las bananeras” en ciénaga magdalena, la razón de este infame crimen, fue defender los privilegios de la multinacional United Fruit Company. A la fecha no se sabe cuántos muertos fueron, sin embargo, el crimen de estado, quedo grabado para la posteridad, gracias a la pluma del premio nobel Gabriel García Márquez, en su obra cumbre, 100 años de soledad.

En entre 1944 y 1948 Gaitán se había convertido en uno de los líderes políticos más importantes del país, y había asustado al establecimiento presidido por Mariano Ospina Pérez, con la memorable marcha del silencio, en protesta simbólica para detener la matanza de campesinos liberales en todo el país, hechos que no despertaban del gobierno ningún tipo sensibilidad, es por eso que Gaitán, convoca por radio a sus seguidores y los convoca para una marcha el 7 de febrero de 1948, en Bogotá; la sorpresa para el gobierno fue que a este llamado atendieron más de 100 mil personas, lo más inquietante para el gobierno conservador de Ospina Pérez, fue  que esta multitud marcho en completo silencio; con esto mostraba Gaitán que era el próximo presidente del país.

Pasados 4 meses de este acto simbólico, el 9 de abril de 1948 fue asesinado Jorge Eliecer Gaitán, y con este crimen se desató el periodo conocido como "la violencia", este duró hasta 1958 y termina, con la instauración del Frente Nacional, acuerdo por el cual se repartieron el país entre la oligarquía Liberal y Conservadora por décadas.

Estos años de violencia propiciaron el nacimiento de autodefensas campesinas que se organizaron para defenderse de la violencia conservadora, y el reclamo de estos grupos campesinos, no era otro que el de tierra para trabajar y sembrar, no tenían en ese entonces una perspectiva de toma del poder por la vía armada, y fue en la presidencia de Guillermo León Valencia, que se ordenó una operación militar de más de 16000 hombres, lanzando bombas de hasta 2 toneladas en contra de un caserío situado al sur del Tolima donde se refugiaban 50 campesinos comandados por Manuel Marulanda Vélez, conocido como “Tirofijo”. Con este infame ataque nació lo que se conoció como las FARC EP.
Algo que es importante decir es que la rabiosa, Paloma Valencia es nieta de este presidente, por lo tanto es normal su oposición a una reforma agraria, ya que ella y su familia son representantes del latifundismo hacendatario.

Con Valencia se da inicio a una nueva fase de la guerra contra el pueblo, una continuación de la violencia, la cual asoló los campos de Colombia, especialmente los departamentos agrarios en los cuales había reclamos y luchas por la tierra. La respuesta del régimen fue arrasar con la violencia estatal a los campesinos colombianos que reclamaban condiciones de vida más dignas para ellos y sus familias en el campo.

Después de superar la presidencia del oscuro y sanguinario Valencia, vino la presidencia de Carlos Lleras Restrepo un reformador, el cual tenía como propósito modernizar del campo, y con la aprobación de la ley 01 de 1968, puso en marcha un importante proceso de organización campesina en Colombia. Con esta ley se abrió paso a la reforma del campo colombiano, y esto asustó a los terratenientes de siempre, y estos se reunieron en secreto y dieron un golpe al segundo intento de reforma agraria, creando el pacto de Chicoral entre 1971 y 1972, dando paso a una contrarreforma agraria que fortalecía el latifundio.

Entre los años  1984- 1986 se dio un proceso de paz con las FARC, en el cual se acordó que crearan un partido para dar su tránsito de las armas a la lucha política, y nace de la mano de organizaciones sociales y populares la Unión Patriótica en 1985, y lo que se esperaba que fuera una apertura democrática, fue ahogado en sangre, ya que más de 5000 miembros de ese partido fueron asesinados por organismos del estado asociados con paramilitares, y no quedaron contentos hasta asesinar a los líderes más importantes de este partido, y en 1987 fue asesinado en presencia de su familia, el candidato presidencial Jaime Pardo Leal. En los años 1990 fue asesinado también el candidato Bernardo Jaramillo Ossa, a su vez fue asesinado también el comandante general del M19 Carlos Pizarro León Gómez a meses de haber dejado las armas para integrarse a la vida civil.

Como se puede evidenciar a partir de este corto barrido por la historia política reciente del país, se encuentra que siempre las opciones políticas de cambio han sido perseguidas y en muchos casos se asesinaron a los líderes para cerrar la posibilidad de que sea afectado el estatus quo, y se han valido siempre de usar la violencia política como medio para ganar elecciones, y mantener en el gobierno, a los hijos de la elite que Gaitán llamo con acierto la oligarquía.

Hace ya más de un año el 28 de abril estallo el paro nacional, con el cual millones de personas salieron a las calles y lo que iba a ser una simple marcha convocada por el comando nacional de paro, se convirtió con el paso de los días en un verdadero paro cívico nacional, el cual fue reprimido de forma brutal por el gobierno de Iván Duque, esto no era una insurrección popular organizada por la insurgencia, sino un levantamiento social, para exigirle al gobierno que retirara del congreso la reforma tributaria que pretendía grabar con impuestos hasta los productos de la canasta familiar, lo que se recuerda de estos aciagos días de protesta en Colombia, es ver como se le dio trato militar a la protesta, incluso el comandante general de las FFMM se atrevió a decir que iba a ordenar maniobras de fuego sostenido sobre Cali para levantar las barricadas puestas por la gente en distintas zonas de la cuidad.

La forma criminal como el gobierno trato a los manifestantes, demostró que la tan cacareada democracia más antigua del continente, no era más que una máscara que encubría en gobierno que nos recordaba los tenebrosos años de Turbay, el cual con su estatuto de seguridad, legalizo la tortura, hizo de la desaparición forzada una política de estado, y le dio poder a la fuerza militar de asesinar, torturar, y desaparecer a quien se le diera en gana, solo por el simple hecho de ser señalado como de izquierda, socialista, anarquista o libre pensador.

Curiosamente Duque era admirador de Turbay, ya que su padre fue gobernador de Antioquia en ese gobierno, no es entonces de extrañar que el referente histórico del actual presidente, usado para enfrentar una protesta nacional, fuera el tenebroso estatuto de seguridad de Turbay, que ahogo en sangre el país por tantos años, e hizo de la persecución a todos los niveles una política de estado.

Durante estos años fueron perseguidos profesores universitarios, profesionales comprometidos con el cambio social, y a muchos no les quedó otro camino que irse para la guerra, como fue el caso del Cura Camilo Torres que ingresó al ELN porque si se quedaba en la ciudad iba a ser asesinado por los servicios de inteligencia, y fue así como un noviembre de 1965 Camilo se convirtió en el cura guerrillero.

La élite dice que en este país hemos tenido una democracia, la más sólida de américa latina, sin embargo al revisar los hechos históricos nos damos cuenta lo falsa de esta afirmación, y queda demostrado que mucha gente tomó las armas por que nos les quedaba otro camino, ya que el régimen era brutal y tiránico, y solo con las armas se le podía hacer oposición, siendo legítimo ante los hechos apelar al sagrado derecho de rebelión, para luchar contra una tiranía que no se le puede hacer oposición de otra forma.

Hoy estamos ante el tercer intento de modernizar el campo, y de nuevo los enemigos de la reforma agraria han salido de sus cavernas, usando los mismos argumentos que usaron para desatar un baño de sangre hace décadas en Colombia, defendiendo el sagrado derecho, según ellos, a la propiedad latifundista y a mantener a la gente del campo en la pobreza más infame.

Hoy otro caudillo ha surgido esta vez recogiendo los aprendizajes y enmendando los errores del pasado, este líder se llama Gustavo Petro, un candidato presidencial que busca llevar a Colombia a una nueva era política, sacar el país del pasado anclado en la violencia, busca superar la pobreza y la desigualdad social, que tiene al país sumido en una crisis social sin precedentes, donde más de 20 millones de personas no tienen para comer 3 veces al día, con una crisis del sistema de salud, que ha hecho quebrar gran parte de la red pública hospitalaria.

Aunque hoy Colombia se enfrenta a nuevos problemas, las reformas postergadas del pasado siguen haciendo fila, y se suman a la crisis economía que genero la pandemia del COVID 19, la cual tiene al mundo al borde de una recesión económica, con aumento de los precios de los alimentos producto de una inflación desbordada, agravada por la actual guerra entre Rusia y Ucrania, es por ello que no se equivocan quienes afirman que Colombia, está sentado sobre un polvorín social que de no ser atendido, puede hacer volar en pedazos lo poco que queda de democracia en Colombia.

Por ello se habla de que estas elecciones no son para elegir simplemente un presidente sino se trata de fondo, de un cambio de era, donde Colombia se ponga a la vanguardia de implementar políticas públicas de adaptación al cambio climático, se implemente una agresiva política de recuperación del agro, para atender la crisis de los alimentos que está condenando al hambre a cientos de colombianos, algo que resulta impresentable en un país, donde se puede producir literalmente cualquier cosa, debido a la variedad de pisos térmicos que se tienen y que además Colombia hace parte de la categorización B 17 de países mega diversos del mundo.

El país ve como emergen nuevas guerras para usar la terminología de la socióloga Mery Kaldor, la cual habla de que estas tienen como característica que es producto del crimen organizado a partir de la confluencia de actores estatales y no estatales, los cuales controlan territorio, y terminan con el tiempo ejerciendo funciones del estado, haciendo objeto de sus acciones criminales a la población civil.

Es por estas y otras razones que las elecciones de este 29 de mayo a la presidencia, son determinantes para el país y el destino de sus habitantes, ya la historia ha demostrado que sucede cuando no se hacen las reformas adecuadas en los tiempos precisos, y es indiscutible que Colombia debe entrar en un proyecto político que mire al mundo, reconozca las realidades de los territorios, y por primera vez en la historia asuma un gobierno para la gente y construyamos las bases de un país decente con Petro Presidente y Francia Márquez Vice presidenta.