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Columnistas  |  28 mayo de 2022  |  12:04 AM |  Escrito por: Jhon Faber Quintero Olaya

Crisis de liderazgo

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Jhon Faber Quintero Olaya

Por Jhon Fáber Quintero Olaya

Mañana es un día importante para la democracia. El pueblo colombiano elegirá al Presidente que orientará los destinos de la Nación durante los próximos 4 años y tendrá grandes desafíos. Los niveles de pobreza son históricos por cuenta de la pandemia, la violencia evoca los peores tiempos del ayer y algunos grupos armados bloquean por días regiones enteras. La recuperación de la esperanza en el mañana es un enorme reto para los aspirantes a la primera Magistratura del Estado.

Sin embargo, la campaña política no ha sido el mejor ejemplo de esta nove aspiración. Desde las consultas los candidatos se dedicaron a atacarse, descalificarse o presentar escándalos. Algunos de ellos están más pendientes de las tendencias en redes sociales que de mostrar en los sitios más recónditos del país las alternativas que han construido en materia de economía, salud, educación o justicia. Esta campaña ha sido un verdadero show de varios meses que ha contado con la activa participación del Presidente y el Alcalde de Medellín.

El favorito de las encuestas nos recuerda la peor faceta de los vecinos. Sus propuestas “revolucionarias” en materia de pensiones o la sustitución del petróleo permiten suponer una ambición de poder que trasciende el periodo constitucional y su notorio narcisismo es un peligro para un líder. Los discursos de Gustavo Petro sin duda llenan plazas y parques de jóvenes y ciudadanos que desean un mejor futuro, pero por otro lado causan temor en la institucionalidad. Este proyecto político desde su génesis polariza en un contexto que hoy ya es de opuestos, es decir, entre amigos y enemigos de la paz.

La segunda alternativa de poder carece de ideas, un eje programático claro, real y renovado. Federico Gutiérrez pretende identificar al ciudadano común, mimetizando su discurso con un lenguaje cotidiano y una forma de vestir bastante informal. Sin embargo, se le ha criticado porque representa el modelo político del actual gobierno, una forma de administrar que lleva décadas en el poder y con unas alianzas tradicionales que han impulsado la crisis de liderazgo contemporánea. El Plan de Gobierno de Fico es tan ambiguo y confuso como su independencia.

El señor Rodolfo Hernández tiene el mérito de ser un hombre gritón y populista, pero un extraordinario comunicador. En forma pública este aspirante reconoce su falta de preparación para administrar nuestros destinos, pero aduce que buscará rodearse de los mejores. Su principal eslogan de campaña consiste en “quitarle la chequera a los corruptos”, loable descalificativo que es igual de vacío a los sueños de Fico Gutiérrez. El ex Alcalde de Bucaramanga no tiene ideas claras en los grandes temas que impactan al país, pero está entre los predilectos de la ciudadanía, incluso atropellando a los jueces como sucedió en forma reciente.

Sergio Fajardo, sin duda la mejor opción, decidió mandar mensajes equivocados de supremacía moral. Así mismo, pretende el apoyo de grandes hombres como Alejandro Gaviria, pero lo atropelló y llenó de falacias para minar sus posibilidades en la competencia previa. El ex mandatario de los Antioqueños representa lo mejor de la contienda porque enaltece a los maestros, la pulcritud en la administración de los recursos públicos, transmite un mensaje de trabajo en equipo, es decir, sin mesianismos, es independiente y tiene experiencia como gestor fiscal. Sin embargo, el aspirante fue incapaz de asumir posiciones, comunicar con claridad sus políticas y construir los consensos que hicieran de su campaña una opción viable. El pueblo colombiano parece que nuevamente va a perder la oportunidad de elegir una gran opción, como sucedió hace 4 años con Humberto de la Calle.

La crisis de liderazgo al menos en este interregno ha sido notoria y esta incapacidad es directamente proporcional con un deseo de cambio que facilita la manipulación del colectivo. Esperemos que esta alteración emocional no impida que la sociedad colombiana elija la que considere la mejor opción y que, en efecto sea, una nueva oportunidad para la construcción de un mejor País. La invitación es a que todos salgamos a votar.   

Adicional: Sería gravísimo para el país que no se apruebe la normativa del Decreto 806 de 2020 como legislación permanente. Esperemos que el Congreso de la República, por fin, recuerde que el interés colectivo prima sobre el particular.

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