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Columnistas  |  26 junio de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Gustavo Hernández Castaño

El presidente Petro y el nuevo ambiente político

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Gustavo Hernández Castaño

Por José Gustavo Hernández Castaño

Un nuevo ambiente político se respira después de los resultados de la elección presidencial. De una campaña de sobresaltos, movida por los miedos (miedo a Petro y miedo a la continuidad del Uribismo en el poder), se pasó a un ambiente esperanzador y tranquilizador después de la intervención del Presidente electo anunciando su propuesta de acuerdo nacional.

Cuando se pensaba que el triunfo de Petro sería el de un gobierno radical de izquierda, de aguas turbulentas, de profundas transformaciones, todo cambió y dio un giro, en lo político, a un sereno transcurrir, volviendo las aguas a su cauce normal.

En menos de una semana Colombia da ejemplo de civilidad política, de comprensión y asimilación del momento crítico que vive el país, exigiendo unir voluntades frente a los problemas fundamentales del país, tales como, la corrupción, la pobreza, la desigualdad, la generación de empleo, la implementación de los acuerdos de paz.

En esta dirección se han venido manifestando públicamente: el Nuevo Liberalismo, en cabeza de su presidente Juan Manuel Galán; el partido de la U, a través de su presidenta, Dilian Francisca Toro; el partido liberal y su director el expresidente de Colombia, César Gaviria Trujillo, anunciando la intención del partido liberal para, junto al Pacto Histórico y el Partido verde, conformar la coalición de Congreso que,  le posibilite ejercer su condición de partido triunfante en la elección presidencial, esencial para poner en marcha su plan de gobierno; la reunión de Petro con el senador del partido Conservador Carlos Andrés Trujillo, en representación de la bancada de congresistas de esta colectividad; la aceptación del expresidente Álvaro Uribe Vélez, de reunirse con el presidente electo.

Lo impensable, lo inimaginable, transcurrió en menos de una semana. El Presidente, Gustavo Petro, demostró, en muy poco tiempo, su capacidad de liderazgo, la autoridad y el respeto que tiene no solo en el Pacto y en la izquierda, sino también, frente a los otros partidos y frente al país. Con su liderazgo y su tino puede lograr unir a la Nación. Unir para cerrar brechas, para cicatrizar heridas, para transformar a Colombia y, para consolidar la paz. 

Un nuevo horizonte se abre a partir de los resultados electorales de la primera y segunda vuelta presidencial; el Quindío, no fue la excepción. Hastiados de las maquinarias de la politiquería que ha gobernado en interés particular, apropiándose de los recursos públicos en protuberantes y reiterados hechos de corrupción, los ciudadanos de Colombia y, en particular, del Departamento, con su voto, alzaron la voz de manera inobjetable. En el Quindío, la inconformidad y el grito por el cambio fue equivalente al 60% de los ciudadanos en la primera vuelta, por Petro (84.365) y Rodolfo (80.780) y también en la segunda.

Ese cambio de actitud de los electores, envió un mensaje claro a los de siempre, y, a los de ahora, a los que nos mal-gobiernan. Mensaje que, lo más seguro, percibirán y analizarán, los nuevos actores políticos, los actores políticos de lo nuevo, los que surgieron ahora y los que surgirán de este proceso.

La coyuntura es más que propicia para los partidos y movimientos políticos de centro, de izquierda, los alternativos, el petrismo, unidos en el Pacto Histórico (óigase bien, unidos, no divididos); el Rodolfismo, que tiende a organizarse como movimiento político, pues, es mayoritario; lo demostró, ganando en cinco municipios en primera vuelta (Calarcá, Córdoba, Génova, Pijao y Quimbaya) y casi a la par con Petro, en La Tebaida; y en todos (los doce), en segunda vuelta. Otra expresión, aunque minoritaria, es la votación de Fajardo (los Fajardistas también cuentan). Igualmente, creo que otros partidos alternativos: Alianza Verde, MAIS, AICO, ASI, COLOMBIA RENACIENTE; y, por supuesto, los grupos significativos de ciudadanos que en cada municipio tienen su concejal, como expresión de independencia, se desprenderán de los aliados de ahora y se sumarán a la nueva empresa que tendrá como objetivo común: derrotar la corrupción y las maquinarias politiqueras dominantes en cada localidad.

Las próximas elecciones de autoridades locales (alcaldías y concejos), Asamblea Departamental y Gobernación, será la oportunidad única e irrepetible, para un NUEVO poder, tanto en los municipios como en el Departamento.

Fueron en total 179.000 votos, en primera, y cerca de 280.000, en segunda, los votos de inconformidad y de castigo a la politiquería regional, que de suyo se expresará con fuerza en las próximas elecciones. Las circunstancias están dadas, la coyuntura es propicia; Pero, para que ello se dé deben superarse varios obstáculos.

Lo primero, el Pacto Histórico, debe superar los liderazgos individualistas que se presentan y las rivalidades que los hace vulnerables, buscando la legitimación de un liderazgo colectivo, que le permita ser interlocutor válido y articulador de un proceso de acercamiento en la búsqueda de alianzas con los nuevos actores y los nuevos liderazgos políticos. Lo segundo, propiciar puntos de encuentro alrededor de una lectura adecuada de los problemas del territorio, avanzando en niveles de tolerancia y respeto por la diferencia para aprender a caminar juntos entre diferentes en medio de la diversidad ideológica y política.

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