José Yesid Sabogal V.

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Tras la elección presidencial, se ha especulado sobre el nombramiento de algunas personalidades en ciertos ministerios considerados prioritarios como hacienda, defensa, educación, etc. De la cancillería, nadie se ocupó, nadie la puso en primer plano. Cinco días después, Gustavo Petro soltó el nombre del primero de quienes conformaran el nuevo gabinete ministerial, precisamente el de su ministro de Relaciones Exteriores. Todo indica que el nombramiento de Álvaro Leyva en la cancillería lo tenía determinado Petro con mucha antelación. Este merecido reconocimiento al doctor Leyva D. constata la importancia primordial que tiene la paz para el presidente electo.

A pesar de pertenecer a una familia tradicional y privilegiada de Bogotá y al partido conservador –del cual ha sido concejal, diputado, representante a la Cámara, Senador, ministro y Constituyente-, Álvaro Leyva es por antonomasia el colombiano de la paz. Este abogado y economista de la U. Javeriana se ha apuntado a todas las iniciativas de paz negociada que han surgido en el país a lo largo de los últimos 40 años.  La primera participación fue en la búsqueda de una salida negociada al conflicto con las guerrillas, propuesta por el gobierno de Belisario Betancourt (1982-86). Durante el gobierno de V. Barco (1986-90), Leyva fue quien estableció los contactos con las diferentes guerrillas. En dicho proceso se logró la firma de la paz con el M-19, con el MAQL y se avanzó en negociaciones con el EPL. Leyva fue visible protagonista en los primeros acercamientos del Gobierno de Andrés Pastrana con las FARC (1998-2002) y específicamente con su histórico y máximo jefe Manuel Marulanda. Por supuesto, fue uno de los negociadores del gobierno de Santos en el acuerdo con las FARC en la Habana.

Con el nombramiento de A. Leyva, el nuevo gobierno le envía un mensaje al mundo de claro y rotundo compromiso con la implementación de los acuerdos de paz de la Habana, con la búsqueda de un acuerdo con el ELN y la decisión de negociar el sometimiento de todos los grupos armados. Al mismo tiempo, al nuevo canciller corresponde seguir solicitando a la comunidad internacional “todo su esfuerzo para que Colombia supere la violencia endémica”- como lo señaló por twitter el presidente electo. 

Pero si la paz es el eje de la nueva Cancillería, la misión del ministro comprende otras tareas también mayúsculas. Por una parte, el presidente electo quiere que, como potencia de la vida, Colombia participe en la vanguardia del enfrentamiento global a la crisis climática. Por otra parte, al nuevo Canciller debe recuperar la dignidad que en el concierto mundial nos corresponde como Estado libre y soberano. Sin esta dignidad, Colombia no podrá inscribir entre las prioridades de la agenda global el problema de las drogas ilícitas. En fin, cómo el presidente Petro U. se propone que Colombia despliegue un liderazgo en el ámbito regional, el doctor Leyva D. debe trabajar arduamente en una propuesta sólida y pragmática que impulse la integración latinoamericana.

El doctor Leyva tiene ochenta años, lo que debe considerarse garantía de cordura, destreza y sensatez para sentar las bases de una política exterior madura -por fin-, progresista, autónoma e independiente.