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Economía  |  07 agosto de 2022  |  12:04 AM |  Escrito por: Administrador web

Pobreza e inflación

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Jorge Iván González

La inflación continúa aumentando. Entre junio del 2021 y junio de 2022, el índice de precios al consumidor (IPC) aumentó 9,67%. Este crecimiento es significativo, pero lo más relevante es la inflación de los alimentos, que fue de 23,65%. Este considerable aumento de los precios afecta de manera especial a los hogares más vulnerables.

La incidencia de la inflación tiene dos expresiones. Una, es el aumento de la línea de pobreza y, otra, es la presión que ejerce el precio de los alimentos en la estructura de consumo de los hogares.

1. El aumento de la línea de pobreza

El costo de la canasta de alimentos determina la línea de pobreza extrema. Entre 2019 y 2021 el valor de la canasta de alimentos pasó de $145.586 persona mes a $176.762. Son pobres extremos quienes no tienen los ingresos suficientes para adquirir la canasta de alimentos.

Si el precio de los alimentos sube, la línea de la pobreza extrema se eleva y, entonces, se incrementa el número de personas que están por debajo de la línea de pobreza. Entre el 2019 y el 2021 las personas en situación de pobreza extrema pasaron de 4.688.882 a 6.110.881.

Los cambios de la línea de pobreza se explican por factores externos e internos. Entre los primeros se destacan la escasez de los insumos, el aumento de los costos de la logística de transporte, y la devaluación del peso. La guerra en Ucrania y la pandemia modificaron las relaciones internacionales de manera significativa. Estas transformaciones se han expresado en Colombia.

Y entre los factores internos el más relevante es la caída de la productividad agropecuaria. La dependencia del petróleo y de los minerales ha desestimulado la producción doméstica de bienes industriales y agrícolas. Este proceso se ha reflejado en un incremento notable de las importaciones de alimentos básicos.

La productividad del sector agropecuario es baja por varias razones. i) El mercado de tierras no se ha consolidado. En gran medida porque el catastro multipropósito no avanza. ii) Porque la infraestructura del sector agropecuario es muy débil. Hacen falta vías terciaras, sistemas de riesgo, silos, etc. iii) Porque el campo no tiene servicios adecuados de vivienda, salud, seguridad social, educación, seguridad. iv) Porque el crédito es costoso. v) Porque hace falta asistencia técnica. vi) Porque la tierra está muy concentrada.

Si se corrigen estas falencias, la productividad mejora y el precio de los alimentos baja.

2. La presión sobre la estructura de consumo

El precio de los alimentos es el que más ha aumentado y ello perjudica especialmente a los hogares pobres. La estructura de consumo es muy diferente según el nivel de ingresos. Por ejemplo, en Bogotá, en el 2021, los hogares más pobres, del decil 1, destinaban el 29% de su ingreso a la compra de alimentos. Este porcentaje es de 13,1% en el estrato 10. A medida que los hogares son más ricos, el peso de los alimentos es menor.

Dadas las diferencias sustantivas que se presentan en las estructuras de consumo, los pobres sufren más el impacto de la inflación de alimentos. Se debe tener presente que el alza de los precios afecta de manera diferente a los hogares, dependiendo del peso relativo que tiene cada tipo de bien en el gasto total.

La reducción de la inflación de alimentos favorece, sobre todo, a los hogares más pobres. En lugar de subir las tasas de interés para combatir la inflación, el Banco de la República debería llamar la atención sobre la necesidad de mejorar la productividad agropecuaria. Y se deben buscar mecanismos que permitan estimular la producción en el campo.

TOMADO DE REVISTA SUR

https://www.sur.org.co/pobreza-e-inflacion/

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