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Columnistas  |  17 agosto de 2022  |  12:07 AM |  Escrito por: Armando Rodríguez Jaramillo

El vocablo Quindío en la historia de Colombia

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Armando Rodríguez Jaramillo

Por Armando Rodríguez Jaramillo

Los intentos por rastrear el origen de la grafía Quindío, asunto sobre el que hemos debatido en la Academia de Historia, no tienen un consenso concluyente pese a contar con hipótesis que sin duda demandan investigaciones más profundas.  No obstante, quiero exponer algunas consideraciones al respecto.

 

Los Andes del Quindío

 

En el libro Los Andes del Quindío (Diego Samper Ediciones, 1996), Jorge Hernández Camacho y Alberto Gómez Mejía (Presidente del Jardín Botánico del Quindío) señalan que probablemente la región, en alusión a lo que hoy es el departamento del Quindío y algunos territorios de Caldas, Risaralda, Valle del Cauca y Tolima, recibió a mediados de 1700 la denominación genérica de los Andes de Quindío, vocablo este último que al parecer está relacionado con los quindos, uno de los grupos indígenas precolombinos que habitaban en la zona, aunque algunos han puesto en duda su existencia ante la poca evidencia arqueológica encontrada. Los autores señalan que «las expresiones Andes del Quindío, Montañas del Quindío, o Sierra Nevada del Quindío fueron utilizadas frecuentemente en los textos de los viajeros que cruzaron estas tierras, durante los siglos XVIII y XIX».

 

También indican que José Solís Folch de Cardona, Virrey de la Nueva Granada entre 1753 y 1761, menciona una montaña que llaman Quindío en una misiva que le manda al Cabildo de Ibagué. Otra referencia nos remonta al diccionario del sacerdote jesuita Giandoménico Coleti, publicado en Venecia (1771), en el que aparece la descripción: «Quindío (Chindii Montes): Montañas altas y quebradas en la Provincia de Popayán, que deben atravesarse para ir a Anserma y a otros lugares». Y reseñan que Humboldt y Bonpland a su paso por estos lares en 1801 se refirieron a la Cordillera Nevada el Quindío o de las Montañas Nevadas del Quindío.

 

En otro aparte, Hernández y Gómez escriben que la palabra Quindío aparece en ocasiones sin tilde y, en ciertos casos, terminada en u y hasta con acento agudo, Quindiu o Quindiú. Humboldt y Bonpland lo escriben de las dos formas y Alcide D'Orbigny en 1836 dice que «el camino entre Ibagué y Cartago pasa por el Quindiu».

 

En conclusión, el Paso del Quindío o Camino del Quindío fue reseñado por numerosos viajeros, naturalistas y cronistas que atravesaron la cordillera entre el siglo XVIII y comienzos del XX. Francisco José de Caldas, Jean Baptiste Boussingaultt, Justin Goudot, J.P. Hamilton, Manuel María Mallarino, Saffray, Eduardo André, Friedrich von Schenck, Jorge Brisson, Benjamín Dussán y otros, nos dejaron numerosos relatos de la cordillera o montañas del Quindío.

 

La cordillera del Quindío

 

En La nueva geografía de Colombia del geógrafo Francisco Javier Vergara publicada en 1888, cuya segunda edición se inició en 1890 y se terminó en 1892, el autor, a manera de introducción, dice que pretende escribir una verdadera geografía de país que por esos tiempos no existe, y agrega: «[…] no describo a Colombia siguiendo divisiones políticas que dependen del capricho de los hombres y a menudo rompen y mezclan las grandes regiones naturales». Vergara se dio a la tarea de detallar las mesas y montañas del país en toda su esplendor y extensión, mencionando «La del Quindío […], entre el Magdalena y su afluente el Cauca primero, luego entre el Patía y el Amazonas (Pág. 14)». Más adelante la describe de norte a sur de la siguiente forma: «La Cordillera del Quindío, la más salvaje y elevada de todas, ve surgir sus primeras grupas por los 8° de latitud N., confusamente esparcidas en la llanura que separa el río Cauca del Magdalena; luego en Zaragoza se muestra abrupta, se alza, se ensancha y forma la mesa antioqueña, tajada á pico al ocaso del río Cauca, bajando en escalones acentuados sobre el Magdalena, cortado este flanco por numerosos ríos. A partir del 5° de Latitud N., no forma ya sino una cresta, alza un macizo enorme de conos y cimas más o menos regulares, de carácter volcánico, casi todos nevados y señoreados por las cimas de Herveo y del Tolima, el coloso de América al norte del Ecuador; de ahí sigue entera, la hermosura sin rival, alza á Barragán, núcleo de profundos valles, á Iraca de formidable perfil, el Huila de tres cúpulas y la Sierra Nevada de Coconucos, de la que hace parte Puracé. Aquí presenta la montaña su mayor mole, luego parece que se rebaja, pero es para alzar más al sur el pico de las Ánimas; deja enseguida a un lado al volcán de Pasto y describiendo majestuosa curva alcanza el nudo de Huaca entre las mesas de Túquerres e Ibarra. Todavía más al sur, frente al grupo de volcanes de Quito, se alza solitario, para nosotros, el Cayambe» (Pág. 15 y 16). Posteriormente Vergara hace una detallada descripción de la Cordillera del Quindío empezando por decir, de forma poética, lo siguiente: «Joya de las montañas colombianas que sobre ella se agrupan, cual si quisieran guardarla, la cordillera del Quindío, de suelo rico e históricos sitios […]». 

 

Quindío, voz mestiza del quechua y el español

 

De otra parte, Germán Medina Franco, compañero de silla en la Academia de Historia del Quindío, plantea una interesante hipótesis desde el punto de vista lingüístico sobre el origen del vocablo. En su artículo Variaciones sobre el nombre del Quindío (Blog AHQ, 11-04-2021) anota que, a la luz de la gramática histórica, y a falta de un dictamen concluyente entre los miembros de la comunidad académica acerca del origen de esta palabra: «Quindío es un quechuísmo de los tiempos de la Conquista que nació para denominar una región con abundancia y variedad de colibríes, esos pequeños mensajeros de los espíritus en la cosmogonía de los pueblos prehispánicos, desconocidos para los europeos […]. Quindío es una voz mestiza […], pero sobre todo incaico. Voz de derivación mixta que procede de la raíz quechua q’inti que significa colibrí (kindi en sus variantes de los pueblos de la sierra ecuatoriana o quinde en los de más al norte de los límites septentrionales  del antiguo Tahuantinsuyo donde conserva inalterable su significado) y del sufijo español ío que procede del latin ius o ium, morfema de valor y uso colectivo e intensivo con el cual se designa una cantidad imprecisa de algo como en los vocablos caserío, rancherío y gentío que aluden en su orden a pluralidad de casas, de ranchos y de gentes. Así las cosas el término Quindío debió brotar de la boca de los conquistadores españoles para caracterizar a un territorio rico en kindis, es decir en colibríes […]».

 

La influencia de los incas en la vida de los pueblos sometidos a su dominio fue más allá de sus fronteras y la lengua oficial del imperio, el quechua, se esparció en las vecindades como lengua común para el intercambio, y logró sobrevivir a los embates de la Conquista penetrando con sus palabras al idioma español. Esto fue lo que sucedió con el vocablo quinde que aún hoy, en Nariño, Cauca y Putumayo se usa para denominar el colibrí.

 

En un segundo artículo titulado Los yanaconas y el nombre del Quindío (Blog AHQ, 24-05-2022) Medina Franco expone que el adelantado Sebastián de Belarcázar al ingresar a lo que hoy es Colombia proveniente del Ecuador trajo consigo un contingente de indios yanaconas quechuahablantes sustraídos del imperio inca y puestos al servicio de sus tropas. Parte de ellos acompañaron a Jorge Robledo en su exploración por el río Cauca y en las fundaciones de Anserma (1539) y Cartago (1540). Fue así como «los yanaconas trajeron consigo su milenario acervo cultural, su visión del mundo y la sonora expresión de su universo simbólico a través del quechua […]. Algunas expresiones de esa lengua andina penetraron desde entonces en el torrente circulatorio del castellano y han logrado sobrevivir inalterables hasta nuestros días como huaca, tambo, chuspa, chagra. Otras, a juicio nuestro, fueron enriquecidas a través del mestizaje cultural y lingüístico como el vocablo quindi que significa colibrí y derivó en Quindío en boca de los españoles para denotar cantidad y variedad de quindis […]».

 

Conclusión

 

Es evidente que las descripciones de los siglos XVIII y XIX que nos traen Hernández y Gómez en Los Andes del Quindío y lo que nos llega del geógrafo decimonónico Francisco Javier Vergara en La nueva geografía de Colombia se refiere a un vasto territorio llamado Montañas, Sierra o Cordillera del Quindío que luego tomó el nombre de cordillera Central. No dudó Vergara en prolongar la descripción de la cordillera del Quindío por las estribaciones andinas en el Ecuador, territorios estos que, con los departamentos de Putumayo, Nariño y Cauca, estuvieron bajo la influencia del imperio Inca y de la lengua quechua. En este contexto, la hipótesis de Medina Franco sobre el origen quechua del vocablo encaja como parte de un rompecabezas al que aún le faltan piezas. Partiendo de esta hipótesis, pienso que es necesario investigar si el nombre Quindío se originó con los yanaconas desde la provincia del Quindío (Cartago Viejo y sus alrededores) y luego se esparció por la extensa cordillera a la que le dio su nombre, o este, al ser de uso generalizado desde Nariño, fue recogido por viajeros, naturalistas, cronistas y geógrafos.

 

Quedan muchas cosas por descubrir, pero lo que conocemos permite afirmar que lo que hoy es la cordillera Central desde Nariño hasta Antioquia se llamó cordillera o Andes del Quindío, que desconocemos la razón por la que se decidió cambiar su nombre ni a quién se le ocurrió, y que sólo un departamento de escasos 1.961 km² nos recuerda que en Colombia hubo una cordillera llamada Quindío con cerca de 130.000 km²que hacía de parteaguas entre las cuencas del Magdalena y el Cauca.

[email protected]  /  @ArmandoQuindio

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