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Columnistas  |  16 agosto de 2022  |  12:09 AM |  Escrito por: Javier Alfonso Beltrán Henao

Insolvencia de ética y moral

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Javier Alfonso Beltrán Henao

Javier Alfonso Beltrán Henao

 

Decir que el anterior gobernante se retiró con absoluta insolvencia de lo titulado en esta columna, es retórica y me excuso con mis lectores

Digo gobernante, aunque ni eso fue, pero no fue con toda seguridad un Mandatario (persona que, mediante un contrato de mandato, acepta de otra, llamada el mandante, el encargo de representarla en determinados actos jurídicos o de gestionar sus negocios. "el mandatario queda obligado por la aceptación a cumplir el mandato, y responde de los daños y perjuicios que, de no ejecutarlo, se ocasionen al mandante". RAE.) en donde en democracia el mandante es el pueblo. 

El 20 de julio, cumplió a cabalidad ignorar la constitución y la ley (se fue sin escuchar la oposición como durante todo su período), los fallos de cortes y de jueces, en fin.

Puede decirse sin creer que es lenguaje figurado, es decir literalmente que, un día más y que se lleva las puertas y las ventanas de la Casa de Nariño, pues no estaba Nariño para decirle que esa es su casa y casa del pueblo, y que respete la propiedad pública. Tampoco creo que lo hubiese podido hace ya que las puertas y ventanas de las entidades públicas, están soldadas y fundidas con el concreto de las fachadas.

Ese tipejo y todo su séquito de desfalcadores, despojadores, atropelladores, violadores, burladores, engañadores, marrulleros, lisonjeros, tarde que temprano enfrentarán la justicia, la justicia del Justo, si no la terrenal.

Como dije, esto es retórica y mejor ni sigo escribiendo. Sé que producirá molestia a los defensores de las mentiras en que fueron imbuidos por este “señor”, pero la realidad habla; que gran decepción se han llevado, pues esperaban que en verdad fuera algo digno de recordar, y los resultados electorales axiomáticamente demostraron la desventura de período acabado de suceder y ya por recordar como todo un mal.

Solo puedo dejar de escribir más retórica, gracias a este poema de Camilo Botia:

Como me dueles Colombia, en lo hondo de mi pecho

como dueles en tus valles, y como dueles en tus costas

bajo el ardiente infierno de la guerra y el frio espíritu de tu estirpe

dueles en la cabeza, en el pecho, en el corazón

y tus hijos... pobres hijos tan arrogantes, tan mezquinos, tan colombianos

como me dueles Colombia...

para ti; la horrible noche aun no cesa y las almas en pena aun no descansan.

 

Hay esperanza que esto no sea más, pero será un duro proceso, sin duda.

 

 

 

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