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Columnistas  |  18 agosto de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: ÁLVARO MEJÍA MEJÍA

Poesía negra, mulata, afroestadounidense, anfroantillana o afroamericana (I parte)

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ÁLVARO MEJÍA MEJÍA

Por: Álvaro Mejía Mejía

Se conoce la poesía afroamericana producida por los descendientes de esclavos africanos que llegaron a América. Estos poetas sintetizaron las tradiciones ancestrales africanas y todo aquello que adquirieron y aprendieron, durante su adaptación al mundo americano. Ellos fueron influidos formalmente por la generación española del 27.

Los versos, en lengua dialectal popular, son una prolongación de sonidos folclóricos, ritmos ancestrales, instrumentos percusivos y cantos. Todo en un sincretismo particular. La alegría de la raza y el dolor que producen las cadenas y los látigos. Los dioses africanos y el monoteísmo americano (mito, folclor y religión). La juerga y la denuncia. El ritmo de los tambores y los versos españoles.

Alrededor de 1930 surge en las Antillas esta nueva forma de poesía que recoge las peculiaridades étnicas y culturales del mestizaje de países como Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, pero que después se extendería por toda Centroamérica y Sudamérica. Sus raíces, como lo hemos dicho, surgen de un rico folclor en el que aparecen fundidos elementos africanos y españoles.

La temática refleja aspectos variados, pero propios de ese mundo negro, mulato y mestizo. Costumbres, tradiciones, mitos, constituyen la materia prima de sus versos. Pero, también es frecuente encontrar en ellos, el acento social, la denuncia, los anhelos de libertad.

Sagal Mohammed nos dice: “La belleza, la superación, el dolor y la identidad son algunos de los temas centrales a los que se recurre para hablar, en la literatura, de lo que supone ser negro. De hecho, sin ir más lejos, la poesía ha sido durante siglos la gran válvula de escape de la comunidad negra para expresar su visión del mundo. En palabras de la escritora estadounidense Audre Lorde, “la poesía es el instrumento mediante el que nombramos lo que no tiene nombre para convertirlo en objeto del pensamiento”. Como la música, la poesía es el retrato de un sentimiento, algo que no puedes resumir únicamente con una palabra sino con antologías completas, repletas de respuestas, cuando se lanza la pregunta de qué supone y qué significa ser de raza negra.”

En lo formal aparecen lo negro, lo autóctono y lo español. Su métrica se construye a partir del son cubano, el jazz y el ragtime de los negros de Luisiana, pero enriquecida con formas típicas castellanas como la décima. Todo confluye en unos versos ricos en onomatopeyas, ritmos alegres, música embriagadora.

Lo popular y lo culto se unen, como en la poesía del neopopularismo español que ejemplificaron poetas de la Generación del 27, como Federico García Lorca y Rafael Alberti. Los creadores de esta poesía negra, que más bien habría que llamar mulata, estilizan los elementos populares, pero siempre toman elementos vanguardistas y clásicos.

Sus principales exponentes son el puertorriqueño Luis Palés Matos (1898-1959); los cubanos Emilio Ballagas (1908-1954) y Nicolás Guillén (1902-1989), y el dominicano Manuel del Cabral (1907-1999). También podrían incluirse en esta estética algunas obras de José Zacarías Tallet, Alejo Carpentier, Nancy Morejón, Marcelino Arozamena, Ramón Guirao, entre muchos otros.

 

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