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Columnistas  |  27 septiembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Lucimey Lima Pérez

Salud mental en inmigrantes y en refugiados

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Lucimey Lima Pérez

Lucimey Lima Pérez

Recientemente recibí un relato de un amigo latinoamericano que vive en Europa. Es un hombre culto, viajero asiduo, amante del arte y de la naturaleza. Hace 5 años que salió de su país de origen y vive en la misma ciudad, muy conocida para él. En su cuento anecdótico, muy conmovedor tanto como discreto y mesurado, relata toda la preparación antes de la partida y el sentimiento de desprendimiento de lo material y lo humano. Volvió a su país por tres semanas y regresó en pedazos, porque no lo reconoció y de vuelta a su residencia actual, pues tampoco hubo enlace. Ausencia de pertenencia doble. Pero profundo intento y empeño, gran éxito y valor…

Los que hemos migrado más de una vez entendemos el proceso con dolor y con agradecimiento, no siempre se dan la mano los dos sentimientos.

Los expertos señalan que las migraciones se dividen en tres procesos: pre-migratorio, migratorio y post-migratorio. El primero amerita de paciencia y control, puede ser muy estresante en relación con el país de origen y con el de destino, en parte dependerá de las condiciones que lo rodeen. Si se trata de un componente legal solamente, como ocurriría para un inmigrante no refugiado, puede ser muy tedioso, incomprensible, y por demás exigente. Si se añade persecución y refugio inminente, el estrés se incrementa, obvio. Cargado de traumas mayores y menores, de necesidades económicas por renuncia forzada al trabajo. Para los niños es una pérdida gigantesca, difícil de procesar, cambio en el sistema educativo, separaciones de familiares y amigos. El estado migratorio es una trayectoria que suele tardar años en consolidarse, los sujetos podrían estar sometidos a discriminaciones de varios tipos, no solo raciales, que son una minucia ante todo lo demás, sino culturales con componentes xenofóbicos. Es una etapa cargada de incertidumbres. Para los niños implica muchos cambios, incluso en la manera de alimentarse, de relacionarse con pares o con superiores, con mucho desgaste emocional en la construcción de nuevas relaciones, de amigos. Finalmente, en el periodo post-migratorio, parece que hubiera pasado todo y es cuando realmente comienza el establecimiento de vínculos de otra índole, sin menoscabo de las propias raíces. Existen cambios en el estilo de vida, a veces en el estatus social, múltiples adaptaciones, en las que la unión familiar contribuye enormemente al proceso. Gracias a Fernando Ortiz en “Contrapunteo Cubano del Tabaco y del Azúcar” (1940) los términos aculturación y desculturación se transformaron en transculturación, término muy bien aceptado. Consiste en la incorporación de los nuevos parámetros y el aporte de los propios que siempre llevaremos con nosotros, dar y recibir puede ser el gran disfrute. Sinceramente, admiro y reverbero su aporte.

Según las Guías Canadienses para Salud del Inmigrante (Canadian Guidelines for Immigrant Health) existen puntos clave: i) los problemas de salud mental del inmigrante al llegar generalmente son menores a la población en general, pero se incrementan hasta igualarlos; ii) los refugiados con alta exposición a situaciones violentas, con frecuencia presentan trastorno de estrés post-traumático y varios síndromes somáticos, como el dolor crónico; iii) las vivencias pre-migratoria y migratoria repercuten sobre el vivir post-migratorio, luego el conocimiento de esas etapas es relevante para favorecer el tercer periodo.

Un estudio hecho en Suecia con más de 43,000 refugiados y no refugiados, 48.5% mujeres, demostraron que las mujeres necesitaban más psicofármacos que los hombres (Hollander y col, BMC Public Health, 2011). Desde luego que esto puede obedecer a varias interpretaciones, aunque fue un estudio cuidadoso, existen variantes de género en el afrontamiento de trastornos como la depresión y la ansiedad, incluso en la población general.

Tocar estos temas remueven en mí sentimientos múltiples, lágrimas y risas, despedidas y bienvenidas. Nunca podré negarlo ni reprimirlo, pero sí procesarlo, elaborar el duelo con visión futurista. A todos los tantos inmigrantes y a los dolidos refugiados les deseo fuerza interna en tantos avatares, vivimos en el mismo Planeta, a pesar de las diversidades...

Psiquiatra, Psicoterapeuta, Neurocientífico

Investigador Titular Emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)

Especialista en Psicoterapia y Educador en CatholicCare, Hobart, Tasmania, Australia

[email protected]

 

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