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Mascotas  |  27 noviembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El bobtail japonés, un gato con cola de conejo, con más de mil años de historia

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El bobtail japonés es una de las tres razas felinas que llevan el término bobtail en su nombre en referencia a la ausencia de su cola, producto de una mutación natural y sin intervención humana. Hay referencias que mencionan a estos gatos hace más de mil años. Durante el siglo XVII, debido a una plaga de roedores que estaba afectando a los criadores de gusanos de seda, uno de los productos de comercio más populares en Japón, las autoridades decretaron una peculiar orden: todos los gatos debían vivir en el exterior para que ayudaran a acabar con esta plaga que amenazaba su industria textil, y se prohibió comprar o vender gatos como animales de compañía de interior.

La presencia de bobtail o gatos sin cola era tan frecuente, que inmediatamente se asociaron como gatos de las granjas de seda, por lo que, con el devenir de los años, simplemente eran conocidos así: gatos callejeros de granja. Curiosamente, y que da idea de la antigüedad de la raza, ya entonces se mantenía cierta preferencia por su color de pelaje, y en el primer libro escrito sobre flora y fauna autóctona de Japón por un occidental, a principios del siglo dieciocho, el autor recoge la presencia de unos gatos con pelaje blanco, manchas negras y naranjas, y cola truncada. Añadía, además, que eran francamente malos en la caza de ratones, y que preferían ser acariciados y llevados en brazos.

Hay que ir hasta una fecha tan reciente como 1968 para que los primeros bobtail japoneses salieran de su país y llegaran a Norteamérica de mano de la criadora Judy Crawford, quien envió varios ejemplares a su amiga Elizabeth Freret además de llevarse consigo otros ejemplares para sí misma a Estados Unidos. Ambas trabajaron en el programa de cría inicial para dar a conocer a este gato de pelo corto y lograr el estatus de raza reconocida por las asociaciones felinas.

Este reconocimiento llegó en 1976 y actualmente es reconocida por los organismos internacionales felinos. Tiene una variedad de pelo largo, igualmente antigua, pero que tardó un poco más en identificarse y registrarse, hasta 1991.

Es una raza felina de la que se espera un comportamiento muy despierto, explorador y curioso, que exigen un entorno en el que se proporcione juegos y ejercicio para satisfacer sus necesidades de actividad. Probablemente debido a esa inusual circunstancia en la que vivieron en la calle, pero con pleno contacto con las personas, las líneas modernas siguen mostrando una gran predisposición a adaptarse a todo tipo de hogares, con presencia de niños y otros animales de compañía, y que muestra gran tendencia a ser maulladores.

Aunque se admiten varios colores, el bobtail japonés debe mostrar contraste y su base ha de ser blanca, con manchas de un solo color, que los haría bicolores, o con tres. Y aquí es donde el detalle recogido del médico alemán en su libro del siglo XVIII sigue de plena actualidad, pues el color preferido y más demandado de este gato, es el de las hembras calicó, o tricolores.

Afortunadamente, el gen que provoca que la cola, similar a un pompón, se desarrolle corta y torcida, no está asociado a ningún trastorno que afecte al desarrollo óseo o de motricidad, por lo que se consideran naturalmente sanos y no existen enfermedades asociadas a la raza, una de las más diversas genéticamente.

El bobtail japonés es una raza muy querida en su país, a la que han dedicado numerosos homenajes. Seguramente todos hemos visto ese gato sentado con una pata levantada y articulada, también llamados gatos de la suerte. Esta figura decorativa y amuleto en el folklore nipón, que suele lucir los tres colores, representa a un bobtail japonés.

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