Diana Katherine Ramírez Forero

Gran parte de nuestra vida, de manera consciente o no, nos otorgamos el derecho de decidir y opinar sobre los demás. Desde cosas tan superficiales como la apariencia o la vestimenta, hasta algo tan íntimo como el hecho de elegir seguir viviendo. Tema que ha generado múltiples controversias en Colombia, y del que discutiremos un poco a continuación.

En esta breve columna hablaremos acerca de la eutanasia: ¿Qué es?, ¿por qué genera tanta polémica? Según el autor Elkin Javier Delgado “La eutanasia (buena muerte) es uno de los procedimientos más utilizados en la sociedad  actual para causarle la muerte a un paciente en estado terminal con el fin de evitarle dolores infructuosos y molestias físicas y psicológicas” (2016, p.227). Si bien, la ley colombiana ha establecido dicha condición, es importante ampliar el panorama y preguntarnos: ¿por qué cualquier persona no puede tomar la eutanasia como opción?, ¿acaso todos no merecemos una muerte digna?

Dejemos de sembrar la idea egoísta de decidir si el otro tiene o no una vida digna. Uno de los cuatro puntos que menciona el penalista Andrew Clapham sobre la dignidad humana es: “[…] la garantía de la posibilidad para la decisión individual y para las condiciones de realización de la autonomía y del propio proyecto de vida de cada individuo” (2006, p.55). Por tal razón, podríamos decir que si una persona considera que no tiene una vida lo suficientemente digna como para continuar con ella y estima que la eutanasia es una opción, no tendríamos porqué juzgar su decisión u opinar al respecto. Todo aquel que desee tener una vida y muerte digna, no debería ser privado de conseguirla.

Para ejemplificar lo anterior, es apropiado mencionar al escritor caleño Andrés Caicedo, quien desde su adolescencia expresó que vivir más de 25 años sería una insensatez, pero su filosofía de vida no le impidió construir una gran obra literaria, ser un promotor cultural y tener una vida digna hasta el día de su muerte. Así lo expresa en su carta de suicidio: “Dejo algo de obra, me muero tranquilo” (1975). Otro caso que resulta llamativo es el del actor estadounidense Robin Williams, ganador de un premio Óscar y cinco Globos de Oro, que decidió suicidarse al poco tiempo de verse afectado por la demencia con cuerpos de Lewy y perder lo que para él era su calidad de vida. En ninguno de estos dos casos sería apropiado juzgar o justificar su decisión. Como ya mencionamos, nadie tendría porqué opinar sobre el otro.

Finalmente, podríamos decir que, si una persona está en la capacidad de decidir sobre su propia vida, debería poder y tener el derecho de hacerlo, pues la muerte como la vida deben ser respetadas y dignificadas. ¿O es acaso justo decidir por el otro?

Referencias

Caicedo, A. (1975). Mamá, trata de entender mi muerte. Recuperado de https://www.prosaeditores.com.ar/post/la-carta-suicida-que-andres-caicedo-le-envio-a-su-madre

Clapham, A. (2006). Human Rights Obligations of Non-State Actors. Oxford: Oxford University Press.

Delgado, E. J. (2016). “Eutanasia en Colombia: una mirada hacia la nueva legislación”. Justicia, (31): 226-239. DOI:10.17081/just.22.31.2608