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Columnistas  |  29 enero de 2023  |  12:01 AM |  Escrito por: Faber Bedoya

Desde el séptimo piso: Esto también nos tocará presenciarlo, Dios mediante.

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Faber Bedoya

Fáber Bedoya Cadena

 

Pertenezco a la generación que nos alumbramos con vela, linterna, caperuza, planta eléctrica. Conocí en Armenia, ya en la escuela, la energía eléctrica publica, los radios, nos contaba mi madre que ella no pudo hacer oficio ese primer día con el radio, por ponerle cuidado al señor que hablaba en ese aparato, se iba a parar y el decía “atención, atención, noticia urgente” entonces ella se devolvía a escuchar lo que iba a decir. Y después fueron las radionovelas. 

Las planchas eléctricas, neveras, brilladoras, hornos, licuadoras, eran electrodomésticos que marcaban la diferencia en la cuadra del barrio.

Las radiolas, los equipos de sonido, monofónicos y después estereofónicos, los discos en acetato, de 38, 45, y 78 revoluciones por minuto, que producían música al contacto con una aguja de diamante, Los televisores en blanco y negro. Las grabadoras, los casetes, los compactos.

Predominaban las operaciones mentales o escritas en papel con lápiz. Nuestra primera calculadora fueron los dedos y los cálculos mentales, las calculadoras de manivela, las grandes cajas registradoras en los almacenes, la regla de cálculo.

El telégrafo, los marconis, el fax, las llamadas por Telecom en las cabinas, el teléfono fijo que permitía llamadas locales y a larga distancia.

Hasta cuando apareció el transistor, considerado como el mayor adelanto tecnológico del siglo xx, y en Colombia a partir de 1957 conocimos y tuvimos un radio transistor. Y los circuitos integrados revolucionaron todo y a una velocidad vertiginosa, todo se volvió portátil, y más pequeño. Y la curva del cambio no se había terminado de dibujar, cuando ya había aparecido algo nuevo. Y de momento estábamos intercomunicados, somos una aldea global. Y todo cambió, los hijos crecieron y “el tiempo se nos fue como el agua entre las manos”.

El computador, el celular, todo lo tenemos en estos aparatos. Estos dispositivos nos cambiaron totalmente la vida. Y todo lo antiguo fue reemplazado, todo es nuevo, moderno, portátil, hasta desechable. Necesitaríamos muchas cuartillas para contar todo lo que nos ha tocado vivir y que nunca nos imaginábamos que fuera a suceder, solo en las tiras cómicas de Dick Tracy, hablaban por el reloj, y mire hoy lo que está pasando.

Pero hay algo que, “solo le pido a Dios que cuando estemos viejos”, me permita presenciar y es el cambio de los motores de combustión a otras energías, las llamadas limpias, a raíz del cambio climático y los estragos que se están produciendo en todo el mundo. Nos contaba un expositor en el taller de lectura, que en un viaje por cuatro continentes, todos los países visitados se están preparando para hacer posible esta transición. Por ejemplo, en el centro de Madrid ya no se permite la entrada de vehículos que no sean eléctricos o en su defecto híbridos. La mayoría de los países árabes se están remodelando para atender el turismo como su gran empresa, e ir reemplazando la producción del petróleo. El pasado mundial de futbol fue una demostración de ese propósito.

Todas estas sacudidas modernistas y cambiantes son un misil para nuestras mentalidades. El objetivo primordial de la educación, del aprender, es producir cambios duraderos en el comportamiento humano, y definitivamente nos llegó la oportunidad de ver, en vivo y en directo, lo dibujado en los comics, o plasmado en libros de ciencia ficción, lo imaginado, lo increíble. Qué es increíble hoy?  Qué te puedes imaginar que no suceda o ya sucedió. Hace rato la realidad superó la ciencia ficción. Porque hay muchos contemporáneos nuestros que se resisten a creer, y se niegan a aceptar los inevitables cambios y siguen con el mismo celular que un día aceptaron de mala gana, o no lo tienen.

Por eso, una y otra vez le pido a Dios, que, con mi compañera en estas calendas, aceptemos y vivamos todos los adelantos modernos y que nos de vida y salud para movilizarnos en un carro eléctrico, o aunque sea en bus, pero eléctrico.   

 

      

   

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