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Economía  |  12 marzo de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Fertilizantes: Otro sector de alto vuelo y en pugna

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Un texto Jaime Alberto Rendón Acevedo.

El índice de precios de los fertilizantes en Colombia en el período febrero 2022 a enero 2023, aumentó el 20.39%, resultado que, aunque es menor al presentado un año atrás (77.66%), supera con creces la inflación promedio de la economía y sigue dejando a las familias campesinas y en general a los productores agrarios en una situación difícil para enfrentar los nuevos períodos de cosechas. En últimas hoy los precios de los fertilizantes en Colombia tienen en promedio el doble del precio de dos años atrás.

Hoy el mercado se lo distribuyen entre grandes empresas multinacionales y sus filiales colombianas, fundamentalmente Nitrofert, sumida en escándalos por ser la beneficiada de los Gobiernos Duque- Guaidó y por realizar estrategias hostiles contra Monómeros. Yara Colombia, filial de la noruega Yara Internacional. Precisagro, Filial de la empresa de Guatemala Disagro. Estas tres empresas controlan cerca del 60% del mercado colombiano.

Monómeros, el cuarto gran competidor con unos ingresos en el 2021 de 1.25 billones de pesos (aproximadamente el 15% del mercado), es una empresa venezolana, por tradición la proveedora de fertilizantes en el país que llegó a abastecer el 40% del mercado. Ha sido insignia no solo de Barranquilla sino de la Comunidad Andina. La participación de Colombia en esta empresa (47%) fue vendida por el expresidente Uribe al expresidente Chávez en el año 2006 por 56 millones de dólares, se estima que el valor actual de la Compañía llega a los 600 millones de dólares.

Hoy el presidente Petro espera respuesta del Gobierno Maduro para volver a tener participación accionaria, tras un período nefasto de incidencia política del Gobierno Guaidó y de Leopoldo López, con el apoyo en Colombia del expresidente Duque, que intentaron no solo marchitar la empresa sino entregarla a otros capitales internacionales. Hoy la empresa ha vuelto a tener disponibilidad de insumos (urea) de Venezuela, lo que alivia un tanto su difícil situación ante la guerra de Ucrania y las presiones financieras por las inspección y dificultades con el gobierno norteamericano a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac). La perseverancia del Sindicato en la defensa de la empresa es un caso digno de responsabilidad social, que, sin duda alguna, merecería un capítulo especial en esta historia.

Pero mientras unos y otros juegan a la política y al control del mercado, no solo Monómeros sino la producción agrícola en Colombia también ha sido víctima de semejantes juegos de tronos. Se estima, desde distintas agencias, que el precio de los fertilizantes puede representar en promedio un tercio de los costos de la producción agropecuaria. Se requieren para la producción en el país de 2 millones de toneladas de fertilizantes que son en su mayoría importadas bien sea en su producto final o en sus componentes que son mezclados en el país antes de ser puestos al consumidor final, es decir a los productores agrarios. Se trata de un mercado anual de 8 billones de pesos. El índice de autosuficiencia de fertilizantes primarios (nitrógeno, fosfato y potasio) es del 20%, evidencia de la dependencia que se tiene en el país frente a otras economías.

Colombia no ha tenido una política clara de producción de fertilizantes. Ferticol, inicialmente filial de Ecopetrol, debió ser liquidada tras una serie de desaciertos y esfuerzos fallidos para rescatarla. De Monómeros, como se dijo, no solo se vendió la participación, sino que se motivó su marchitamiento. Ahora, los activos de Monómeros son estratégicos por su ubicación, acceso y el alto conocimiento sobre las particularidades de las tierras en el país, además de sus avances en investigación y biodesarrollo. La política de reindustrialización tiene, necesariamente, que pasar por el fortalecimiento de la cadena de producción agropecuaria y su transformación, y en esto la producción de fertilizantes se convierte en una parte esencial de esa nueva apuesta productiva del país.

Sectores estratégicos de la producción nacional han terminado siendo disputados por la inversión Extranjera, lo que de entrada no sería problema, si su gestión y resultados se corresponde con la promoción y la consolidación del crecimiento y del desarrollo del país. Se vio como la aviación ya es parte de estas estrategias, y en el caso de los fertilizantes el asunto ha trascendido a un oligopolio que ha puesto a la producción agrícola al vaivén de los intereses, los precios y las rentabilidades exigidas por estas empresas, sin importar, claro está, la productividad y competitividad agrícola, y con ello la seguridad, soberanía y en general el goce efectivo del derecho humano a la alimentación.

El Plan Nacional de Desarrollo menciona tres veces la palabra fertilizantes, planteando la necesidad de la producción para reducir la dependencia. Y en el plan de inversiones, aparece en tres oportunidades, en ese número de departamentos (Caquetá, Cauca y Meta), con el sustento de “Aprovechamiento de la biomasa residual para la generación de bioinsumos o valoración energética (agrofertilizantes, compostaje, alimentación animal)”. Y si bien esto hace parte integral del articulado, en este no aparen los fertilizantes referenciados y menos aún como línea de inversión nacional. Así que solo se trata de una estrategia puntual sin mayor incidencia de presente y futuro para el país.

No solo se trata de hablar de bioeconomía para quedar a la moda, tampoco de prometer subsidios, parciales mientras la inflación se lleva todo el esfuerzo y son las multinacionales de los fertilizantes quienes terminan aumentando sus tasas de rentabilidad mientras los alimentos suben de precio y la producción agropecuaria pierde no solo participación sino la producción misma (desruralización).

Como en la traumática crisis de Viva Air, como en todas las crisis, esto lo vamos a seguir pagando los usuarios, pero ante todo las familias campesinas quienes verán ir a pique los esfuerzos de muchas generaciones por mantener un mercado adecuado de alimentos y ofertas exportables que garanticen, como lo ha hecho históricamente el campo colombiano, la acumulación de capital. Los fertilizantes son parte esencial de los procesos productivos del agro, así que deben complementar la estrategia de transición energética y productiva del país. No se trata solo de productividad económica, también lo es de productividad ecológica. Se deben trascender las palabras y discursos inverosímiles y volverse en hechos y políticas concretas.

Tomado de la revista Sur:
https://www.sur.org.co/fertilizantes-otro-sector-de-alto-vuelo-y-en-pugna/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=fertilizantes-otro-sector-de-alto-vuelo-y-en-pugna

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