• JUEVES,  28 MARZO DE 2024

Columnistas  |  29 marzo de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Juan Fernández Cerón

La práctica y la experiencia, nacen de las necesidades sociales

0 Comentarios


Imagen noticia

Juan Fernández Cerón

“Mientras existan maestros de pie, no habrá pueblos de rodillas”.

   

   Juan Fernández Cerón*

 

Aprender a pensar, ser culto, con talento, nos ayuda a tener una actitud reflexiva para conocer a profundidad nuestros propios saberes, tomar conciencia de las etapas de la vida y de nuestra realización personal para asumir nuestro compromiso, nuestras acciones sociales, políticas, religiosa.

 

 

Nos ayuda a tener una actitud reflexiva para conocer a profundidad nuestros propios saberes, tomar conciencia de las etapas de la vida y de nuestra realización personal para asumir nuestro compromiso, nuestras acciones sociales, políticas, religiosas.

El actuar ético reflexivo, ayuda a la persona a una vivencia de los deberes, derechos y como soporte básico del desarrollo de la vida ciudadana, a través de la comunicación y comprensión dia-lógica. El pensar crítico, reflexivo, desde lo dia-lógico y de acuerdo al contexto, facilitará la actuación de la persona en las diversas situaciones de la vida familiar, social y pública. 

Nos abre horizontes epistémicos, sociales y familiares, especialmente en toda formación humana, ofrece incentivos que motivan al maestro, padres de familia, instituciones, estudiantes, sociedad en general, encontrando herramientas para su ejercicio, porque la reflexión crítica, nos exige el ejercicio de aprender a pensar por sí mismo, no hay opción filosófico–pedagógica que no lleve una concepción de mundo, de hombre, de contexto y de saber desde lo nuestro y para lo nuestro.  

La práctica y la experiencia del quehacer pedagógico, nace de las necesidades sociales, contextualizando reflexivamente: lo social, como contexto de conocimiento; lo productivo, como creación; lo artístico, como desarrollo de vida y belleza; rescata la identidad cultural, desarrolla el pensamiento crítico, reflexivo, complejo, permite la sistematización de la práctica y la experiencia como producto de saber; genera el aprender, aprehender, desaprender y reaprender.

A partir de un saber social y la experiencia se generan prácticas pedagógicas que hacen el reconocimiento de la identidad cultural, del desarrollo científico, tecnológico, crean nuevas formas de organización social, articulando diferentes elementos del contexto como lo ambiental, el conflicto, condiciones de pobreza, violencia familiar, deserción, el engaño, el odio y el abandono estatal entre otros. Este nuevo sentido de la práctica y la experiencia, genera sentido de pertenencia y arraigo.

Las escuelas rurales del Quindío, son un ejemplo de escuelas creadoras, que permiten la circulación de saberes en poblaciones flotantes generadas por la problemática social.

El saber que surge en torno a lo productivo se enfoca hacia la formación de un talento humano que genera acción, trabajo, independencia, bajo los parámetros de la cultura social, antropológica y económica.   

Estas prácticas sociales apuntan a la generación de un desarrollo humano sostenible, ejemplo de ello lo encontramos en Montenegro Quindío con las granjas integrales, al igual que el colegio Luis Granada Mejía, en Barragán, cuya microempresa involucra el manejo contable propio y de otras microempresas. Esta experiencia produce y comercializa a partir de materias primas de la región.

De otro lado el arte ha pasado de ser un área de segunda categoría a convertirse en el transformador de las prácticas pedagógicas al interior de la escuela, de esto hay muchos ejemplos en todo el país.

El esfuerzo por el rescate de la identidad étnica y cultural, no solo ha transformado las prácticas pedagógicas, al interior de las escuelas, sino, que la ha convertido en la esperanza de los grupos étnicos, como las negritudes y la indígena. Son la esperanza de recuperar sus leyes, su lengua, sus costumbres y hasta reconstruir el árbol genealógico de toda su comunidad, son experiencias de etnoeducación cuyas prácticas se ven transformadas al salir de lo cotidiano, para buscar las manifestaciones artísticas y sus raíces lingüísticas. 

Existen experiencias en etnoeducación como la recuperación social, política y cultural de la cultura indígena en el Cauca a través de la recuperación de su lengua, sus formas de organización comunitaria como la minga y, especialmente en Palenque con su currículo desde su entorno afro con una naciente lengua palenquera.

La concepción de otros espacios diferentes a los encerrados en los muros escolares, han generado experiencias que rompen cualquier esquema convencional como la escuela itinerante socializada de Pereira Risaralda, Maestra Vida en el Tambo Cauca, donde la escuela sale de su espacio físico para estar en el parque, en el basurero, en la cárcel, en los escenarios vivos de la comunidad.

En cuanto al pensamiento crítico, los estudiantes sienten que el conocimiento es un pasaporte para ingresar al trabajo laboral y profesional, pero como se trasmite, no es relevante para la vida, sólo es relevante para los exámenes, evaluaciones y las estadísticas. Se hace necesario, iniciar a revisar las prácticas desde lo social humano. 

Es cierto que la escuela tradicional incorpora la enseñanza del conocimiento, lo que ocurre es que la calidad de conocimiento es diferente, lo que se requiere, no es la mera enseñanza del conocimiento, sino la enseñanza de qué es el conocimiento, el pensamiento crítico y para la vida, este pensamiento creció a partir de la lógica formal.

El educar social, se ha de centrar en el desarrollo de la razonabilidad, respetando la racionalidad del entorno social. Da marcha a todos los tipos de pensamiento: el crítico, el creativo, el marginal, la lógica informal de la cotidianidad, la articulación afectiva, la reflexión social, el juicio estético, la razonabilidad ética, moral, lo dialógico comunitario, con un pensamiento desde la mirada reflexiva crítica.

El pensamiento complejo o superior, es un pensamiento rico conceptualmente, coherentemente organizado y persistentemente exploratorio. Este pensamiento no es equivalente exclusivamente del pensamiento crítico, sino, a la fusión entre el pensamiento crítico y pensamiento creativo, implica razonamiento y juicio crítico, implica destreza, arte y juicio creativo. No se da pensamiento creativo sin una base de juicio crítico. La comunidad de indagación es el contexto más adecuado para generar pensamiento de orden superior o complejo.

La sistematización de la práctica, ayudan a recuperar lo más significativo de lo subjetivo y situacional, interpretando lo que se piensa y siente del análisis, la argumentación, el respeto, problemáticas, la ciencia y la tecnología desde lo humano, los relatos del quehacer, conformando grupos de trabajo para escribir la experiencia.

La sistematización problematiza la experiencia, interpreta, interroga, vence el miedo, categoriza las situaciones, conforma grupos temáticos como líneas de trabajo, articula el relato, construye hipótesis, para conceptualizar y contextualizar la experiencia.

Estos principios son fundamentales en la formación para el desarrollo integral humano. Es la formación del ser hacia la independencia, la autonomía, el carácter, la autodisciplina, el compromiso, la responsabilidad y la personalidad, en busca del equilibrio entre el desarrollo cronológico, filosófico y psicosocial que lo conduzcan a la madurez personal e intelectual y hacer de su ser y profesión todo un proyecto de vida con calidad.

Es la diversidad, concebida como el conjunto de  diferentes escenarios, grupos poblacionales y condiciones socioculturales, en cuanto ya no accede a un lugar específico para el desarrollo de las actividades como maestro, padre de familia, sociedad, sino, que cuenta con muchos espacios de comunidades en cada contexto, donde la fundamentación teórica  es complementada con intensidad para desarrollar la práctica, la experiencia y de una flexibilidad que  ayuden a vincularse e incorporarse a la multiculturalidad.

Genera la transversalidad, como resultado de una necesidad de responder a la naturaleza de nuevas disciplinas, con actitud crítica en busca de un nuevo enfoque critico significativo, basado en aptitudes, que contribuyan a transformar los procesos de enseñanza aprendizaje, por cuanto articula la teoría con la práctica, contextualiza la formación, orienta la  formación humana, organiza los avances epistémicos y tecnológicos, promueve la formación integral, integra el saber y  el conocer con el saber hacer y el saber ser,  establece mecanismos de autoevaluación permanente y de rigurosidad, basados en el desempeño ante situaciones problemáticas del contexto disciplinar, social, científico, la tendencia al cambio a de partir del proceso de reestructuración.

Los programas de formación en las escuelas normales y universidades, deben interesarse en examinar lo relacionado con las prácticas y experiencias del contexto, por ser la parte fundamental de la formación, sin caer en el activismo didáctico pedagógico, sino en la construcción de saberes, es decir, pasar de portador a productor de saberes y desarrollo humano.

Hay que despertar interés en cada grupo de maestros, maestros en formación, sociedad, padres de familia y evidenciar la formación de grupos de estudio y reflexión al interior de cada contexto. Para esto es necesario abrir el laboratorio pedagógico institucional y social, si es necesario, buscar apoyo de personas con mayor experiencia, o hacer preguntas por sus experiencias formativas a la luz de las problemáticas epistemológicas, pedagógicas, filosóficas, ecológicas, sociales, tecnológicas. Hay que buscar el encuentro con otras comunidades y otros saberes, para identificar los diferentes aspectos de formación.

Este encuentro da forma a la actitud investigativa. Si hay práctica social hay principio de investigación, la actitud investigativa no se puede reducir a una metodología de la investigación, el que forma hacia la investigación pedagógica debe haber hecho investigación o estar haciendo investigación pedagógica social.

La actitud filosófica hacia la investigación, es una postura al mundo, al saber, a la sociedad y a sí mismo, al ser crítico frente a los supuestos que fundamentan las disciplinas, la sociedad y al individuo.

Formar la actitud filosófica y pedagógica hacia la investigación es formar el hábito de pensar por sí mismo hacia las disciplinas, la sociedad y nuestros propios supuestos; es el gusto por el saber, la investigación y el asombro.

La actitud filosófica, pedagógica y ética, se manifiesta en la virtud cotidiana, que se logra con los años y la sabiduría (Aristóteles), por los actos en la práctica y la experiencia, es un estilo de vida virtuosa que la poseen los hombres libres que se gobiernan por sí mismo y la realizan como ciudadanos, es decir, son obras de arte que se encuentra mediada por la disposición, el ánimo y la elección sabia. Quien delibera, quien elige es aquel que se gobierna por sí mismo.

Es la gestora de la actitud crítica, es la realización de principios que orientan la vida, hace realidad su forma de pensar y transformar el mundo.  Hurssel dice, que permite tomar conciencia entre conocimiento e interés.

Podemos afirmar que las prácticas pedagógicas sociales abren las puertas a la investigación. Allí se logra hacer buen uso de instrumentos nuevos como los diarios de campo, los relatos, videos, registros fotográficos y etnográficos, viaje pedagógico, sistematización, historias de vida, rejillas, ejercicios de escritura, resúmenes, análisis, interpretación de textos, disertaciones, lectura de contexto, etc.  

El uso de estas herramientas posibilita el ejercicio escritural y el desarrollo de la oralidad, elementos que facilitan los procesos de sistematización de la práctica y evidencian como la investigación empieza a ser una herramienta de trabajo cotidiano, para que todo ser humano, pueda construirse, comprender, construir y deconstruir la deconstrucción de las realidades, es decir, aprender, aprehender, desaprender y reaprender.

El maestro y el maestro en formación deben borrar la concepción de que investigar es hacer una consulta bibliográfica y pasar de esa comprensión de tipo empírico analítico, de que, si el método no corresponde al rigor del método científico, el discurso que se produce no es válido. La investigación inicial, debe empezar con un corte interpretativo y comprometido, inferir, interpolar, y explicar el entorno en la relación escuela – comunidad – sociedad de tipo etnográfico o de investigación acción, sin que sean camisa de fuerza.

La investigación pedagógica debe comprender toda forma organizativa, como la búsqueda de soluciones de dificultades y problemas vivenciales en la cotidianidad, que generan procesos de cualificación de experiencias, integración de actores de la comunidad, proyección del quehacer pedagógico, desbordando el espacio del aula, para trascender en todas las dimensiones y procesos que vivencie la comunidad en la cual influye la función formadora.  

Fomentar el trabajo interdisciplinar, conformando colectivos con miras a desarrollar  proyectos que convocan el compromiso de los diferentes saberes, que aporten conocimientos, emoción, creatividad y entusiasmo desde su quehacer formativo; actualizando  conceptos a partir del diálogo de saberes que respondan a las necesidades de la comunidad, para que posibilite construirse, autoevaluarse, ofertar sus productos, logrando el intercambio de saberes que nos conduzca a la cualificación de la formación con calidad.

La atención a lo comunitario, debe ser la tendencia constante de una formación integral, tendientes al mejoramiento de las condiciones de vida familiar y social, encaminada al fortalecimiento de los programas municipales y departamentales, atendiendo las problemáticas más sentidas por la comunidad.

Si en una comunidad educada impera la palabra, la confianza, el amor, el compromiso, voluntad y el respeto a la sana Ley, es verdaderamente claro que la gobierna una sana política, hoy degenerada por las instituciones  y de quienes tienen el deber de hacerla justa e imparcial, donde impera el miedo, la amenaza, la ignorancia pedagógica, el poder, la corrupción,  se hace sospechosa, dudosa y como resultado la ineficiencia y desorganización de las instituciones, del medio social y personal, de quienes creen que con normas y decretos se hace calidad, cuando el ejemplo de calidad no se ejerce por   quienes la imponen para sobrevivir. No hay enseñanza sin aprendizaje, ni aprendizaje sin enseñanza, no es repetir o transferir saberes. Educar no es adiestrar en el ejercicio de responder evaluaciones, desechando el sentido humano y de conocimiento.

El verdadero sentido de la ética de la práctica como saber humano, el reflexionar crítico, formar talentos, connota la relación teoría-práctica-experiencia, siempre y cuando la teoría no sea repetir lo mismo, que despierta un activismo práctico, sentido que rechaza su fundamentación humana y continuar practicando intereses del mercado, del consumismo o de lo tecnológico inhumano. Al respeto hay muchas críticas en contra, pero como verdadero ser humano ético no se puede fomentar la mentira.

La práctica, como función social en la formación del ser humano, hay que vivirla éticamente, que represente su verdadero sentido como práctica formadora del ser humano, para que el saber, saber hacer, sentir de la reflexión crítica del saber ser, enfrente lo inhumano, que su presencia en mi mundo y en el mundo, reclama su presencia, respetando las otras presencias, que expresa lo que sabe, lo que hace, sueña, se asombra, autoevalúa, valora, crea, transforma y toma decisiones.  

Como actor consciente en el mundo, me implica actuar con ética, pero si no se actúa con responsabilidad, con conciencia, la ética no participa para comprender el mundo y mi mundo, conociendo a profundidad sus propios saberes, tomar conciencia de las etapas de la vida y de nuestra realización personal para asumir nuestro compromiso, nuestras acciones sociales, de conocimiento, políticas, religiosas, humanas.

[email protected]

 

 

 

 
PUBLICIDAD

Comenta este artículo

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net