En el marco de la conmemoración del día de la mujer, distintas asociaciones en Armenia se unieron en una marcha que recorrió las calles de Armenia desde el parque Los fundadores hasta la plaza Bolívar, allí mujeres y hombres se reunieron en torno a bailes, cantos, discursos motivadores y en medio de la plaza hicieron un llamado a las autoridades y la sociedad en general para denunciar la violencia contra la mujer, resolver problemas que aquejan al departamento y construir un Quindío en paz.

Presentamos el comunicado.

Las mujeres movemos mundos, transformamos vidas y somos constructoras de paz. A lo largo de la historia hemos sido cuidadoras, mediadoras, víctimas, sobrevivientes, combatientes y hemos tenido un importante papel en el desarrollo y cumplimiento de diferentes tratados de paz en el mundo. Las mujeres somos y seremos unas actoras estratégicas en la defensa del territorio, la vida digna y los derechos humanos.

Este 8 de marzo nos encontramos mujeres diversas para construir conjuntamente el Quindío que queremos y soñamos. Con motivo de esta movilización nos hemos venido juntando estudiantes, trabajadoras, madres cabeza de hogar, ambientalistas, artistas emprendedoras, defensoras de derechos humanos, sobrevivientes del conflicto armado, mujeres excombatientes, profesoras y madres comunitarias, como también muchas mujeres que no pueden estar aquí hoy: mujeres a cargo de trabajos de cuidado, madres cabeza de hogares vulnerables, mujeres en ejercicio de prostitución, indígenas, afros, lesbianas, entre otras, para compartir nuestras experiencias y hacerle eco a las diferentes vulneraciones que vivimos en el departamento.

Siendo el Quindío uno de los tres primeros departamentos con mayor desempleo desde hace casi 20 años, exigimos que se tomen acciones para disminuir el impacto que tiene la pobreza sobre nosotras, que en muchos casos somos el sostén de la economía familiar y llevamos a cuestas el cuidado de la familia. Como defensoras del territorio también nos oponemos a los proyectos megamineros que están siendo presentados como vía para el desarrollo del departamento, pues somos conscientes de que estos afectan el uso de la tierra, rompen con las dinámicas sociales por desplazamiento urbano y rural, incrementan el problema de la tenencia de tierra para las mujeres, contribuye al problema de desabastecimiento agrícola y también aumenta los conflictos por el agua.

Exigimos que nuestros hijos, amigos, hermanos, nietos y sobrinos dejen de inflar las cifras de homicidio en el departamento por el reclutamiento y vinculación a bandas delincuenciales y de microtráfico, deben haber posibilidades para la construcción de un proyecto de vida digno y alejado de la guerra.

Hacemos un llamado a disminuir las alarmantes tasas de abusos y actos sexuales con menores de 14 años, así como el alto porcentaje de embarazo adolescente en el departamento, que supera con creces la media nacional. Quindío está condenado a que sus mujeres más jovenes sean madres desde temprana edad y se concentren eb trabajos de cuidado, obstaculizando el acceso a la educación, profesionalización y constitución de una vida digna, fuera de la vida familiar.

Por último nos oponemos a cualquier forma de violencia sexual contra todas las mujeres y nos solidarizamos con las sobrevivientes y aquellas que han tenido el valor de denunciar, sin importal el escenario de la agresión -como es el caso de Natalia Andrea Ramírez y su denuncia contra el saliente comandante de la Policía Departamental.

Pedimos que la calle, la universidad, los parques, el trabajo y nuestros hogares sean lugares seguros para nosotras y que haya un compromiso institucional para el desarrollo e implementación de una política pública municipal y departamental de mujeres ¡Ya!

Que este escenario sea el primero de muchos donde tengamos la oportunidad de encontrarnos todas.