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Columnistas  |  13 marzo de 2018  |  12:00 AM |  Escrito por: Óscar Alarcón

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Óscar Alarcón

Semanas antes de las elecciones del pasado domingo en las redes sociales pasaban un video en donde aparecía un niño de un colegio, de estrato seis de Bogotá, haciéndole campaña a Petro. Uno de los profesores, extrañado, le preguntó con asombro a qué se debía esa actitud de proselitismo, a lo cual contestó: “Profesor es que mi papá dice que si Petro gana, nos vamos a vivir a Miami. ¡Imagínese lo chévere!”.

Así estaba el temor ante lo que mostraban las encuestas. La verdadera encuesta, la que se cumplió el pasado domingo, mostró cómo estaban equivocadas las predicciones. El candidato de la llamada izquierda alcanzó una votación de menos de tres millones de votos que no lo lleva fácil a la segunda vuelta, ni siquiera con los quinientos mil de Carlos Caicedo. Y eso que hubo votos que no volverá a recibir el exalcalde.

Por los lados del Centro Democrático el futuro tampoco está despejado. Ganó Duque pero a Uribe no le fue tan bien. El candidato de esta coalición logró 4.028.879 votos pero el expresidente no superó sus curules para el Senado, a pesar de haber sido el primero, y alcanzó los mismos 19 que tenía.

En cambio el panorama puede cambiar para quienes no estaban participando en las consultas y por eso aparecían rezagados en las encuestas, ya que no podían hacer publicidad en los medios de comunicación. Al no poder mostrarse Vargas Lleras, Fajardo y De la Calle, los encuestados no los tenían en cuenta. A pesar de ello, los dos primeros lograron buena representación en el Senado y la Cámara.

Lo que sucedió el domingo, con consultas interpartidistas, fue una situación sui-géneris que no se había presentado en anteriores procesos electorales. El camino hacia la presidencia apenas comienza y la ida a Miami está lejana.

 

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