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Columnistas  |  29 mayo de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Carlos Alberto Agudelo Arcila

Lenguaje incierto*

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Carlos Alberto Agudelo Arcila

Carlos Alberto Agudelo Arcila

 

HACIA…

Mundo sombrío del cartón al abrigar la vida junto a una casa por construirse. Existir inhumano el plato donde jamás se sirve el pan nuestro de cada día. Todo se torna confuso a falta de palabras para describir el ojo de una aguja y el camello de regreso al espejismo a través del hilo de la metáfora. Deletreo momentos del color rojo del viento y del viento a lomo de cabelleras invisibles y sentidos en el pastizal donde siempre será acontecer sublime el caracol con su eco del azul. Una música suave le impregna al aire rostros sonrientes. Pájaros bulliciosos aletean cercanos al cielo de mi aposento y le dan al aire de mi cuarto un amanecer festivo. En el transcurso de este día el humo del cigarrillo y el palabreo y la leña en el fogón y el tinto y lo anecdótico son relevantes. El filo de una tijera da un salto cuántico y corta el aire del desahuciado. El día brinda paraguas a manos indefensas bajo la lluvia.      

 

LA CASA

… merodea la casa de un hombre y de una mujer con los fantasmas de ellos mismos. En la Casa desnudan la mañana aquella cuando se abrazaron por única vez para luego aparecer la muerte del amor. Casa fija en el camino de acero. Vivienda de lémures. Casa de ceremonias ancestrales. De un momento a otro se esfuma la casa en el cuento. Los fantasmas del abuelo y de la abuela huyen del aguacero real el mismo del cual busca escamparse el escritor surrealista.  

 

LENGUAJE INCIERTO

Miradas en alerta ante el suceder de folios blancos. La palabra se balancea entre lo incoloro y la tinta negra. Algo sucede con el vocablo como caer sobre el papel y divisar el decir sin rumbo. Nada importa ya. El alfabeto juega consigo mismo. Consonantes y vocales lúdicas deliran su idioma y establecen un nuevo devenir a la expresión.

Palabra ideal para no decir algo o dicción a manera de tuerca lista a ser atornillada en el lenguaje incierto.

 

AHORA

Dos mujeres suben al microbús y sonríen a miles de personas alegres quienes van unidas en sus pensamientos frívolos. Miran a través de las ventanillas miles de personas alegres y las dos mujeres recién subidas en el bus. Pasan y pasan árboles y se bifurcan centellas en los rostros de los viajeros. Silencio en el vehículo. No es necesario decir algo. Ahora es justo auspiciar la lógica de los tulipanes en la carretera la cual conlleva al otro lado de la silueta de un paisaje de iglesias y rezos y promulgadores del bien y el mal.    

 

ALGUIEN

Alguien fuma y a la vez mastica tardes de mascotas sin rumbo. Pasto para el gato negro y galletas antidiabéticas en el hocico del perro blanco y en el esófago de la gallina de huevos de oro. Bebe el hambriento y come el sediento en la taberna El polvo eres.  Se oculta el nombre de alguien propenso a departir cuanto es inalcanzable. Alguno va hasta el sótano donde descansa el deseo de quien no revela su identidad. Falta poco para desenmascarar el siglo del sigiloso. Es él… ¿…? Lo duda el niño junto al sereno.

 

FINAL

Treinta obscuridades y veinticuatro lunas faltan para narrar de forma certera lo invisible. Sombras y lunas sin retóricas de firmamento. Universo de luz y tinieblas en la vasija de agua. Recipiente en la circunferencia de la duración exacta. Puntual el día final en la puerta accesible al vacío sin fondo. Lobreguez cósmica.

 

 

*Capítulo de la novela Martes de nunca llegar

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