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Columnistas  |  03 junio de 2023  |  12:20 AM |  Escrito por: James Padilla Motoa

Escenarios sí, ¿Y el talento deportivo qué?

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James Padilla Motoa

Por James Padilla Mottoa

Despejadas las dudas sobre los escenarios para los Juegos Nacionales y Paranacionales en Armenia, cuya construcción ya está en marcha y con el tiempo justito para estar a disposición de las competencias programadas, con la sola excepción del llamado Complejo Acuático, del cual ha dicho el gobernador que estará terminado para un poco después de los Juegos, surgen de inmediato otros interrogantes que es bueno plantearlos desde ahora:

Estos Juegos Nacionales nuevamente nos van a dejar con unos escenarios deportivos que pocas ciudades colombianas se dan el lujo de tener. A punta de certámenes nacionales e internacionales hemos ido dotando a Armenia de todos los escenarios que necesitamos para albergar torneos y competencias de la envergadura que se quiera. Pero más que ello, hemos querido tenerlos, con el viejo y natural anhelo de convertirnos también en una región de gran poder deportivo a través del encausamiento de los niños y los jóvenes en la práctica deportiva.

Hasta ahora ha sido paradójico que entre más y mejores obras deportivas, el nivel de nuestro deporte ha descendido de manera evidente. El termómetro para ello son los resultados obtenidos en las mayores justas nacionales, resultados que últimamente nos han dejado muy mal situados en el panorama nacional. Precisamente esa pobreza advertida plantea el reto ineludible en los Juegos en los que volvemos a ser locales para algunas competencias.

Tenemos una referencia cercana con nuestros vecinos del Risaralda, quienes en los últimos años han escalado posiciones insospechables, merced a la dedicación y el trabajo dentro de una política pública.

No podemos engañarnos esperando mejorar ostensiblemente de buenas a primeras. La pequeña porción de las competencias que nos ha tocado, debe servir, ante todo, para mejorar los escenarios que teníamos deteriorados y para la construcción de otros nuevos. Ese es el primer paso. Luego tiene que venir el diseño de políticas serias, trazadas por verdaderos expertos, para optimizar esos escenarios con asistencias masivas de deportistas y acompañamiento de entrenadores y monitores de reconocida capacidad, porque lo que nos debe ocupar en un trabajo bien planificado, es la parte formativa, misión que corresponde al organismo municipal.

Y luego una auténtica articulación con el Instituto departamental de deportes para la mejor capacitación de los talentos.

No será un proceso fácil, pero tendrá que hacerse. Tiene que ser un compromiso de los próximos mandatarios en Armenia y el departamento. La inversión será cuantiosa y entonces tendrán que asignarse los recursos recaudados a través de la estampilla del deporte. Hay que cuidar muy bien los escenarios, velar por su mantenimiento adecuado y acometer la revisión y adecuación de las estructuras de cubiertas, tanto del estadio Centenario como del Coliseo del Café. Estos dos escenarios principales no han tenido esa revisión en sus techos desde que se construyeron para los Juegos de 1988. Como quien dice, hace la media bobadita de 45 años. Fatiga de metal, deterioro de esas estructuras por acción de las aves que allí moran y tantos otros factores que, a este punto, ya han convertido estos escenarios en algo que no brinda todas las garantías de seguridad. Y a todo esto hay que sumar la nueva iluminación para el estadio, porque la actual es obsoleta y no cumple con los requisitos para la realización de torneos internacionales.

De manera que lo que viene después de los Juegos, va a ser lo más importante para nuestro futuro deportivo. Vamos a ver que voluntad política encontraremos para cumplir este cometido.

 

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