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Editorial  |  16 marzo de 2018  |  12:00 AM

Secretarías de medio ambiente

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Para que se actúe directa y rotundamente en defensa de la naturaleza.

La ola de calor que azota por estos días al Quindío y al país entero, nos vuelve a hacer pensar en el calentamiento global, sus causas y las graves consecuencias que van teniendo para el ser humano y para la vida en general.

El asunto es absolutamente político, pues es el Estado el primero que tiene que pensar en ponerle freno al problema. Por eso, en todos los países se pensó en crear un ministerio para tal fin, aunque en Colombia se haya cometido el error de nombrar, en los últimos dos años, a un ingeniero de minas para ocupar ese cargo. ¡Qué contradicción!

Igual sucede en los municipios y departamentos. En la gobernación del Quindío, por ejemplo, existe la secretaría de Agricultura y Medio Ambiente, como si la primera actividad, la agricultura, no riñera con el medio ambiente. ¿Cómo promover la ganadería extensiva o intensiva, o la siembra de aguacate Hass en el espacio de la palma de Cera, sin incurrir en una contradicción con la defensa del medio ambiente?

En el municipio de Armenia el área de medio ambiente está asociada al Departamento de Planeación Municipal, lo que es mucho más contradictorio, pues la lógica enseña que el modelo de construcción de las ciudades riñe con el medio ambiente. ¿Cómo permitir abrir carreteras, construir casas y edificios, vincular área rural a la urbana, licenciar vertimientos, sin incurrir en una contradicción con la defensa del medio ambiente?

La agricultura que se promueve desde las instituciones: gobernación, comités de cafeteros, ICA, Umata, alcaldías y otras, es una agricultura donde el uso de pesticidas y fungicidas es absolutamente indispensable. Eso, por supuesto, riñe con el medio ambiente. ¿Cómo intervenir desde la misma dependencia que promueve esta agricultura, en la defensa del medio ambiente? Eso es casi imposible.

De manera pues que, tanto en el municipio de Armenia como en el departamento del Quindío debería de pensarse con buen criterio y sentido común en la creación de secretarías del medio ambiente para que desde estas dependencias se actúe directa y rotundamente en defensa de la naturaleza, para que se ‘peleé’ con argumentos y la contundencia de la ley, dentro de los propios organismos y actores del municipio y el departamento, por mantener un ambiente sano.

Muchos pensarán que se trata de más burocracia, y puede que tengan razón. Sin embargo, es la sociedad civil, los organismos de esa sociedad, los ambientalistas, quienes deben trabajar para que dichas secretarías no se conviertan en nidos burocráticos y, por el contrario, sean entidades que sirvan de verdad para detener el calentamiento, por lo menos actuando en la porción territorial que les corresponda.

 

 

 

 

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