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Cultura  |  10 septiembre de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Me gustan los poemas a las 6 de la tarde

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Por Manuel Tiberio Bermúdez

Son las 6 de la tarde. En Cali se siente el abanicar del viento sobre la ciudad. A esa hora llegué al Teatrino al aire libre del Museo la Tertulia en compañía del poeta Carlos Fajardo, quien había estado en Libertienda dando una charla sobre la creación y la escritura que llamó “La sal en la taza de café”. Fue muy grato escucharlo, y poderle entrevistar, pero empecé a sentir eso que llaman “pena ajena” por la poca asistencia a su exposición.

Pero a lo hecho pecho. Carlos habló sobre el oficio, el quehacer del poeta, los retos del escritor, pero sobre todo, reiteró que uno de los fenómenos que se están presentando en la poesía y el arte en general, es lo que él denomina: el “garrochismo estético”. «Es decir —señaló—que no solamente los jóvenes, sino mucha gente, asume que saltando sobre las piedras fundacionales, importantísimas para entender el fenómeno estético, poético, cultural; llegan al otro lado, bien con algún poema, o un libro, y se creen ya los conquistadores de la poesía, de la literatura».

Como dije, aterrizamos en La Tertulia, en donde los organizadores del Festival de Poesía Cali 2023 habían abierto desde las 4:30 de la tarde los micrófonos para escuchar a más de una veintena de poetas.

Me pareció un escenario lánguido para la calidad de los participantes, un escenario sin gracia para las condiciones del momento con invitados internacionales y los nacionales y locales que daban a conocer al público sus trabajos desde la palabra.

Entonces pensé en lo desigual que funcionan los eventos en la ciudad: a unos les procuran televisión nacional y regional, y a otros, escenarios más bien tristones, poco adecuados para la importancia de quienes son los protagonistas del suceso.

Creo que la difusión de los eventos, como este de poesía, se queda corta;  creo que los organizadores se equivocan cuando piensan que con poner un avisito colorido en ese desorden de las redes sociales ya están informando al  “respetable”; ya la ciudad está enterada y que llegarán por montones a los distintos espacios previstos para el desarrollo de la programación; y eso, ya lo hemos comprobado, no es cierto.

Creo que llenar las redes de fotos tampoco es informar porque no es verdad que una imagen valga más que mil palabras. Hacen falta los textos que cuenten los eventos, hacen falta las entrevistas que provoquen al lector a conocer al entrevistado,  a leerlo, a decodificar sus propuestas; hace falta que los invitados den a conocer su pensar, su sentir sobre la ciudad que los acoge y sobre lo que está sucediendo. Hace falta que haya una página en donde ir a leer el versear de los invitados. Hace falta informar, y pienso yo, que muchos de los estudiantes de Comunicación en la ciudad estarían gustosos de tener la oportunidad de empezar a oficiar de comunicadores y tener cercanía con personas que sus pensamientos, de paso, les enriquecerían enormemente.

 “Los oídos también merecen un descanso” me dijo alguien que me oyó comentar que estaba elevado el número de participantes. Pero así y todo saqué mi cámara y mi grabadora para testimoniar el momento, para dejar constancia de las palabras en audio y en imágenes.

De vez en cuando, escuchando los versos, me sentía eufórico, alegre, pues entre poema y poema, agazapado por entre los versos de los poetas, me llegaba un humillo que me hizo recordar el poema: “verde que te quiero verde”; pero eso es otra historia.  Me gustan los poemas a las 6 de la tarde.

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