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El Quindío  |  25 enero de 2024  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

TERREMOTO 25 AÑOS/ Recuerdos y reflexiones sobre el terremoto en el Quindío

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Urbanización Brasilia, la más afectada y donde hubo más muertos

Por Francisco A. Cifuentes S.

FOTOS DE ORLANDO QUICENO LÓPEZ

Era la 1.20 de la tarde del día 25 de enero de 1999 y estaba dialogando por teléfono alámbrico con un amigo, justamente acerca de la tragedia familiar de un compañero, por el suicidio de su hija, cuando acaeció el horrífico sismo, que física, social y psicológicamente “nos movió el piso a todos” en el Eje Cafetero, Norte del Valle y Norte del Tolima; pero principalmente en Armenia, los municipios de la cordillera, Calarcá, La Tebaida y Montenegro. Estaba dentro del segundo piso del edificio distinguido por un negocio denominado Barú, casi diagonal al Teatro de la Cruz Roja, en el norte de la ciudad, sobre la Avenida Bolívar. Solté el teléfono y la conversación sobre la reciente muerte dio paso a la vivencia real de una serie de muertes, heridos y destrucciones que no había visto sino en películas y en novelas. Como pudimos, mi familia, unos visitantes de Bogotá y el resto de los habitantes del edificio, salimos despavoridos, unos sin almorzar y otros sin hacer la siesta tradicional del mediodía. El inmueble quedó semidestruido, la biblioteca en el suelo, muchos enseres dañados y desde entonces nunca regresé a esa edificación; pues como muchas en la ciudad, hubo que repararla sustancialmente. Ya era el caos y el asombro era la insignia de nuestros rostros, tradicionalmente tranquilos, en esta bella ciudad.

Así se veía desde el aire la destrucción de la urbanización Brasilia, con alojamientos temporales construidos por el Fondo de la Reconstrucción Social del Eje Cafetero. —FOREC—

Casas y edificios caídos

Carmela, mi hija Tania y yo iniciamos a pie la travesía trágica desde el norte hasta el centro de la ciudad, observando casa y edificios caídos, otros semidestruidos, negocios en ruinas, carros aplastados, heridos y muertos en la calle y, el resto de los vivientes con la zozobra a cuestas. La naturaleza con su furia irracional nos estaba golpeando, como siempre lo había hecho en toda la historia geológica y social a través de los tiempos. Ahora éramos testigos directos de un suceso que en forma tajante dividió la historia del Quindío: antes y después del terremoto. Una falla geológica, muchas fallas sociales y políticas y una tradición constructiva en el suelo. Tanto, que ahora es normal expresar, que el terremoto “nos desnudó a todos”; pues nuestras falencias como suelo físico, como sociedad, como organización administrativa y política quedó al descubierto. Edificios mal construidos, otros muy viejos, unos que simulaban fortaleza aparentemente, pero con los materiales de la corrupción y la deslealtad a la vista, y otros bien hechos, ya fueran modernos o de antaño, quedaron erguidos mostrando la fortaleza de la naturaleza, la ingeniería, la arquitectura y de muchas otras personas que se han resistido a los cantos de sirena de los malos negocios en materia de construcción pública y privada.

Edificio El Prado, sector parque Uribe, la segunda zona más afectada. En el edificio El Prado murieron un poco más de 40 personas.

El encuentro con el alcalde

Llegamos al edifico que otrora era la Alcaldía de Armenia. Allí me encontré con el recién electo burgomaestre Álvaro Patiño y un puñado de colaboradores. Solo me expresó:

  • Pacho, se nos cayó todo...

Justamente su equipo de gobierno y los asesores estábamos profesionalmente comprometidos en el diseño y ejecución de un Plan de Desarrollo bastante innovativo, pensando realmente en el bienestar de la comunidad y en el progreso de la ciudad. Igualmente se iniciaba la concepción y el desarrollo de un Plan de Ordenamiento Territorial, acorde con una visión moderna de la ciudad y alrededores, pensando en lo verde, movilidad, educación, cultura, espacios deportivos, infraestructura y demarcaciones para el uso del suelo. Estábamos soñando con una “"Ciudad Educadora”, desde la concepción de la cultura ciudadana, ambiental y sostenible; porque seguimos creyendo como Sófocles, que “la ciudad es para los seres humanos”. El rumbo hubo que corregirlo de inmediato para atender la tragedia y la conocida reconstrucción, con sus aciertos y desaciertos, que ahora se pueden apreciar y, que otros mandatarios continuaron, pero, en su mayoría, ahondando en la destrucción moral, física y presupuestal del municipio; como ya la justicia lo ha señalado. Todavía hay demasiado por rescatar y, es al actual Acalde y su administración, al que le compete hacerse sentir diseñando y ejecutando el mejor Plan de Desarrollo para la ciudad y el municipio entero: infraestructura y desarrollo social a la orden del día.

Vista aérea del sector del parque Uribe, días después del Terremoto.

La sangre y el espanto

Fuimos ascendiendo por la Avenida de las Américas, donde los bustos históricos de los hombres ilustres seguían intactos en su bronce de memoria, pero muchos otros seres humanos simplemente yacían en calles y andenes, ya muertos o mutilados. La sangre y el espanto se habían apoderado de la urbe. Me coroné El San José con mi hija a las espaldas, pues ya se había desmayado. Su tierna niñez, no aguantó tanta tragedia. Hoy observo los cambios y es necesario decir, que las nuevas instalaciones para el ejército y la policía son espaciosas y admirables. Igual, el Estadio San José y el Estadio Centenario y casi todo el desarrollo urbano del norte y del sur; pero con algunas falencias frente al mal uso de espacios verdes, senderos, guaduales y espacio público en general. La llamada Plaza Minorista, aunque en pie, sigue siendo un elefante blanco y se necesitan muchas Avenidas de los Camellos para des embotellar la ciudad; acompañadas de deprimidos, puentes y rotondas. A propósito, lástima que en la cultura popular y en el reconocimiento de la mayoría de los ciudadanos, se diga “alguien robó, pero se vieron las obras”; naturalizando así la corrupción, que ha hecho tantos otros desastres con la malversación de los dineros de valorización y otros rubros.

Parque De Sucre, convertido en Galerías temporales, habida cuenta del Terremoto.

Las Convivir del Sur

Llegué al Barrio La Clarita para reunirme con mi madre Teresa, mi hermana Norita, mi hijo Francisco y mis sobrinos Juan David y Alejandro. Estaban asustados y nerviosos a más no poder. Seguían y seguían las réplicas, día y noche, mientras iniciaba el fantasma de los saqueos y las supuestas invasiones de malhechores de otras partes e incluso vecinales, que tal vez corrían por las cañadas de los barrios populares. Todos los vecinos se organizaron para limpiar las calles y recoger los escombros, y empecé dirigiendo esta misión solidaria, justamente yo que había olvidado cualquier trabajo material para dedicarme enteramente a los libros. Estaban de moda las llamadas Convivir en Antioquia, que había inaugurado el Gobernador Uribe Vélez, y se tornaron en los famosos paramilitares, marcando cruentamente la historia del país, hasta la actualidad. En nuestro caso, por el miedo colectivo y la solidaridad vecinal y comunal, montamos espontáneamente lo que yo he denominado en forma jocosa “La Convivir del Sur”. Estaba integrada por un prestigioso médico que provenía de la izquierda, un sindicalista del magisterio, un expolicía, un joven alférez que estaba de vacaciones donde su familia, un militante de la vieja guardia del M-19, otros dos o tres vecinos y mi persona que usaba un pequeño machete mohoso entregado por mi pequeño sobrino Alejandro. Nos turnábamos para vigilar el barrio día y noche, las familias nos atendían con café, chocolate, galletas y otros menesteres, que abundaron durante la tragedia. Colocamos una guadua al ingresar al barrio en la Institución Educativa Cámara Junior, para evitar el paso a desconocidos. Nunca pasó nada, aunque soltamos algunos tiros por las cañadas, en algunas noches que se convirtieron más en alegría que en pavor. Al tiempo, organizando una fila de vecinos para repartirles mercados, un miembro de la Junta de Acción Comunal me propuso que nos guardáramos unos mercados; lo que me hizo constatar la cultura de la malversación de lo público; que también se vivió durante la tragedia y la reconstrucción, por actores públicos y privados, aunque nunca alcanzó grandes y sentenciosas investigaciones. Esto no pasó de críticas sin mucho fundamento y comentarios de vox populi.

Edificio Grancolombiano. Carrera 15, entre calles 21 y 22. Una de las edificaciones más grandes de Armenia que colapsó completamente en la réplica de las 5 de la tarde.

Críticas con pocos argumentos

Al respecto de denuncias por supuesta corrupción, hubo un foro público muy importante dentro del Auditorio Euclides Jaramillo de la Universidad del Quindío, atendido por el Dr. Carlos Ossa Escobar como Contralor General de la Nación, el Dr. Jaime Bernal Cuéllar en calidad de Procurador y mi persona como delegado del Gobernador Dr. Henry Gómez Tabares. Se escucharon todas las voces ciudadanas; pero las críticas se circunscribieron a los altos sueldos de los funcionarios y contratistas del FOREC y las ONGs, a la invasión de muchos contratistas foráneos al departamento, a supuestos altos costos de materiales y sobredimensiones en los costos totales de las grandes obras públicas, a la inflación de ciertos lotes para uso de las nuevas viviendas y otras obras, a posibles beneficios para ciertos funcionarios públicos y particulares. Esto no se fundamentó con validez para investigaciones jurídicas. Sin embargo, en el recinto se escuchó una voz que expresó muy folclóricamente esto: “aquí estamos al estilo Shakira: sordos, mudos y ciegos”. Parodiando el famoso discurso de Fidel, talvez “la historia lo absolvió” a él.

Edificio Asamblea Departamental.  Carrera 14 con calle 20 esquina. Frente al sitio donde fue fundada Armenia.

El papel de la UniQuindío

Regresando al norte de la ciudad, la Universidad del Quindío jugó un papel muy importante en esta coyuntura y para la posteridad. El Coliseo Deportivo se convirtió en el anfiteatro, dadas las urgencias y la magnitud del sismo. Por allí desfilaron personas conocidas, identificadas y muchos n.n. La atención de nuestros médicos, estudiantes y trabajadores fue fundamental. En otro ámbito, el papel de la Facultad de Ingeniería, por su naturaleza tuvo gran protagonismo, incluida su extensión y su investigación y entre los cuales se destacó el profesor Armando Espinosa Baquero. Y los programas de humanidades trabajaron arduamente en lo que se denominó “la reconstrucción del tejido social” y continuó aportando desde Desarrollo Comunitario y el Centro de Estudios e Investigaciones Regionales (CEIR); hasta llegar a producir el famoso “Informe de Desarrollo Humano del Eje Cafetero”, en convenio con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), del cual tuve la oportunidad de ser codirector y coautor y dentro del cual se realizó una radiografía de la situación social y económica de la región; sentando las bases para otras investigaciones y mejores intervenciones. La Universidad tuvo la oportunidad de reconstruirse, modernizarse y ampliarse en su planta física y se enrutó formulando un nuevo Plan de Desarrollo Universitario, cuya primera etapa la ejecuto admirablemente el Ingeniero Héctor Polanía Rivera durante sus dos períodos como Rector, en los cuales tuve la oportunidad de colaborar como Jefe de Planeación.

Lavaderos improvisados por los damnificados.

La decidida participación del presidente Pastrana

Con justicia histórica hay que resaltar el papel oportuno del gobierno nacional en cabeza del Presidente Andrés Pastrana Arango, quien por Decreto Presidencial creó el Fondo para la Reconstrucción del Eje Cafetero (FOREC), encargado de todas las tareas administrativas y financieras para asumir tal misión. Este trabajaría con las llamadas ONGs, con los gobiernos y entidades internacionales y con la empresa privada, para atender el desastre y la consecuente reconstrucción, en todos los municipios afectados. De ello se beneficiaron entidades gubernamentales y comunidades, surgiría la mejor infraestructura pública y una buena cantidad de viviendas, subsidios y aportes para distintas entidades y proyectos. Por todo ello es necesario reconocerle el trabajo al Sr. Presidente, al Gerente Luis Carlos Villegas, a nuestro coterráneo Everardo Murillo y a Lucía Jiménez, como a toda una pléyade de funcionarios y asesores de la mejor calidad profesional y humana. Pero también esta justicia histórica de reconocimiento valga ser extensiva para el Gobernador del Departamento Dr. Henry Gómez Tabares y su gabinete, los señores alcaldes Municipales, la Asamblea Departamental, los Concejos Municipales, las Juntas de Acción Comunal, los profesionales quindianos, los dirigentes políticos y sociales locales, los obreros y trabajadores en general y los ciudadanos que trabajaron y resistieron.

Carrera 14 esquina con calle 23. Edificio que se desplomó en el terremoto de la 1:19 minutos.

El aporte de alcaldes y gobernadores

Todo esto, porque el discurso y la historia oficial, escrita desde arriba y totalmente politizada, sólo ha querido reivindicar al Presidente, al FOREC y a las ONGs, en detrimento de la labor abnegada de los otros actores que intervinieron con menos recursos y sin apoyo político. En aras de la objetividad es necesario recordar el contexto político dentro del cual se procedió en esta coyuntura histórica. El Dr. Pastrana, como máximo representante del Partido Conservador explícitamente quiso sacar del paso al Gobierno Departamental liderado por un distinguido miembro del Partido Liberal, como lo es el Dr. Henry Gómez. Iniciando las tareas de la reconstrucción, en el Aeropuerto El Dorado, personalmente el Dr. Villegas me expresó que el Sr. Presidente no quería saber nada de mi Gobernador, cuando ya yo fungía como Director de Planeación Departamental y en consecuencia hacía gestiones para este gobierno y la sociedad quindiana. Sin embargo, se hicieron gestiones internacionales y nacionales, para diversas inversiones públicas y comunitarias. En esta misma dirección los alcaldes Municipales en gran parte fueron desplazados por el FOREC y las ONG; pero ellos tampoco dieron el brazo a torcer y hubo que trabajar mancomunadamente con los burgomaestres locales. Pues la teoría presidencial montó la narrativa por medio de la cual todos los políticos y los funcionarios distintos a la presidencia y a las ONGs, eran corruptos, incapaces y politiqueros; como si de lo mismo no estuvieran plagadas otras instancias e instituciones. Esto llevó a que se usara preferencialmente al recurso humano profesional de otros departamentos y de la nación. Pero con esto no puedo salvar los malos manejos que se dan por estas calendas. Pero además es necesario señalar, que a partir de la reconstrucción se parapetaron varios líderes de diverso color para salir a la palestra política, aprovechando ese tablado.

El eterno conflicto entre alcalde y gobernador

Otra variable importante a tener en cuenta para la historia es la siguiente: lastimosamente en medio de esta caldera política y de intereses encontrados, entraron en contradicción el Señor Gobernador y el Señor alcalde Municipal de Armenia. Ante este malogrado asunto, muchas veces jugué un papel de puente en varias juntas directivas, donde tenían representación ambos gobernantes; pues los conocía, eran mis amigos y había trabajado profesionalmente para ambos. Esta situación se ha hecho costumbre en el departamento del Quindío, en franco detrimento de las gestiones, las inversiones y el desarrollo principalmente de la ciudad de Armenia. Este es uno de los problemas administrativos y políticos a enfrentar y solucionar por parte de los actuales mandatarios, el Dr. Galvis y el Dr. Padilla, si quieren pasar a la historia distinguidos por un manejo sano de las relaciones para el beneficio de la sociedad entera.  

Destrucción en el centro. Carrera 15 calles 21 y 23. Parados se ven: al frente el edificio Córdoba, y a un lado el antiguo edificio del Banco de la República, que fue remodelado perdiendo varios pisos.

Planeación y las ONGs

Afortunadamente un grupo distinguido de intelectuales, dirigentes gremiales y algunos políticos y lideres sociales, se agruparon en un proyecto de planeación, bastante prospectivo e inclusivo como lo fue el denominado “Quindío 2020”. Supo asesorarse de PROANTIOQUIA y el Instituto de Desarrollo de Antioquia (IDEA) y de un gran colombiano como lo fue el Dr. Gilberto Echeverry Mejía, que nos dio sus luces y su ánimo para diseñar el desarrollo futuro de nuestra región. Este proyecto sería muy interesante evaluarlo, con el fin de superar los escollos del momento, buscar mayor integración de actores e instancias y volver a pensar seriamente el futuro del Departamento, a largo plazo, para trascender el corto placismo y los paños de agua a los grandes desafíos infraestructurales y sociales que seguimos teniendo.

Desde otra perspectiva es bueno señalar que hasta el habla, el diccionario y el discurso oficial y corriente se enriquecieron cuando se colocaron de moda palabras, categorías y conceptos, que salieron a la luz pública en esta coyuntura histórica:  Cambuches, patología estructural, sismicidad, fallas, tejido social, ONGs, gestión del riesgo, tecnologías constructivas, viviendistas, albergues temporales, propiedad horizontal, zonas de riesgo, replicas, subsidios, aldeas y  resiliencia entre otros. Muchos solo eran del manejo propio de especialistas y académicos y otros apenas surgieron al calor del vaivén de nuestra tierra y el esfuerzo por salir adelante.

Otro fenómeno que se manifestó en el terremoto fue el de la debilidad de nuestra salud mental y sus efectos, tanto en adolescentes y jóvenes como en mayores. El hospital Universitario San Juan de Dios, el Hospital Mental de Filandia y la Clínica El Prado se vieron llenos en la coyuntura y posteriormente. En la región ha abundado la depresión, la esquizofrenia, el consumo de drogas y el desmadre en asuntos de sexo, droga y fiesta; como una respuesta generacional y epocal, ante la brevedad de la vida y la inmanencia de la muerte. 

El resurgimiento

Hemos vuelto a sentir el rugir de la tierra y otros estragos ambientales. Así ha sido toda la historia, pero en algunos aspectos estamos observando los efectos del calentamiento global, que ciertos dirigentes aún se atreven a desconocer. Gloria a la humanidad, que siempre ha sido resiliente. Y debiéramos resistir y acompasarnos con la naturaleza. Pero no debiéramos acostumbrarnos a la guerra. En Ucrania y en Gaza, sé que tiembla todos los días, pero es producto de las mentes torcidas, solo empeñadas en construir la mejor bomba para detonarla en pro de los intereses más espurios.

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