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Columnistas  |  26 abril de 2024  |  12:00 AM |  Escrito por: Roberto Estefan-Chehab

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Roberto Estefan-Chehab

Roberto Estefan Chehab           

La tecnología, si bien es una ayuda inmensa en los procesos, tiene sus grandes riesgos porque puede limitar la actividad humana que es imprescindible en temas tan sensibles como lo es la salud. Parece contradictorio pero la afirmación es válida. En el campo de la relación médico paciente, por ejemplo, se ha deteriorado la comunicación lo que se traduce en una sensación de vacío, soledad e incomprensión cuando la persona necesita que se le dedique tiempo, atención empática y no solamente una intervención puntual, fría e impersonal. Es cierto: el sistema de salud exige de los profesionales el cumplimiento de una agenda prestablecida, con una dedicación de tiempo promediada y otras limitantes con el objetivo de aumentar el cubrimiento, o sea, el volumen de personas atendidas pero el número de profesionales que pueden contratarse no es el adecuado y por eso las limitantes de tiempo y calidad son ineludibles. Las quejas constantes de pacientes que salen de una consulta deberían tenerse en cuenta a la hora de discutir los temas que se deben mejorar: sí, es cierto que las cifras y los presupuestos son elementos de la mayor importancia y, sin embargo, no lo es menos el análisis humanístico que es la esencia del proceso. Médicos trabajando a marchas forzadas, mal pagos, indignamente tratados por cooperativas y otros estilos de contratos irresponsables, corriendo riesgos constantes van adquiriendo un “modus operandi” casi automático y monótono que también hace mella en su estado anímico y frecuentemente termina en trastornos de ansiedad y depresión fruto de la frustración al tener que “trabajar” de una manera contraria a su vocación de servicio, amén del poco tiempo para compartir con sus familias y tener un espacio digno para su vida privada.  El acto médico debe tener una coherencia con el funcionamiento del sistema y es inaudito que las citas y los exámenes solicitados deban esperar… meses. Es absurdo que los medicamentos y procedimientos no sean expeditos.  Actualmente, por ejemplo, se está socializando un manual tarifario que llevaría a terminar pagándole al profesional de la salud un emolumento inferior a la inflación ¿es eso justo? Si se lograra, de verdad, neutralizar la corrupción, en el sistema de salud, es mucho el dinero que se dedicaría solo a la salud, como debe ser, pero no parece haber mucha claridad en ese ítem: todos siguen empujando hacia esquinas distintas de acuerdo con cada conveniencia, ya sea política, empresarial o de otro tenor. Hoy he querido llamar la atención respecto al trabajo del médico en las instituciones - no justificando - porque si no se garantizan las herramientas, la logística y la buena administración, no hay reforma que valga. Y sí que se necesita. Ojalá que la ley estatutaria,1551 de 2015, se tome en serio porque en ella está prácticamente todo. Pero hago énfasis: la corrupción es lo primero por erradicar. [email protected]

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