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Columnistas  |  07 octubre de 2017  |  12:00 AM |  Escrito por: Mercy Rojas Arias

Hablemos sobre banderas y rupturas

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Mercy Rojas Arias

“España es un país mejor que sus gobernantes, ¿Hablamos?” Es el lema con el que la sociedad española se esta organizando para pedir el dialogo.

Llevamos cinco años con el Proceso Independentista de Cataluña. En este conflicto hay dos actores principales y millones de personas que estamos sufriendo las consecuencias. Tenemos, por una parte a un gobierno autonómico ( gobierno de la Comunidad Autónoma: entidad territorial administrativa) que representa un porcentaje considerable, aunque no la mayoría, de la población de Cataluña que quiere la secesión; y por la otra, al gobierno central que ha decidido tomar una posición completamente inflexible ante cualquier demanda. A ambos gobernantes: Mariano Rajoy, presidente de España, y Carles Puigdemont, presidente de la Comunidad Autonómica de Cataluña, gobiernan en minoría gracias a la aritmética parlamentaria que mediante acuerdos da mayorías gobernativas.

A ambos gobiernos las y los ciudadanos no les hemos dado un apoyo abrumador que justifique su posición absolutista. Les hemos dado una mayoría precaria que implica que deben alcanzar acuerdos. Acuerdos a los cuales no han llegado, ni lo han intentado, y por la ausencia de tales hoy España esta rota y envuelta en banderas que enfrentan a sus habitantes.

Desde el domingo 1 de octubre ya no solo Cataluña esta dividida. A lo que nos ha llevada la intransigencia de estos gobernantes, con sus declaraciones de independencia, sus judicializaciones y por ultimo sus fuerzas represoras repartiendo porras y robando urnas es a la ruptura de la cohesión social del país. A despertar las heridas que no cierran porque se cosieron infectadas. A empoderar a los fascistas que galopan por Europa arropados por banderas y con la boca llena de la palabra patria.

Y precisamente las banderas son las que desde el domingo están ondeando por toda España, y todas sabemos que esto es el símbolo de la división de la sociedad, de la precariedad de la democracia, de que ya no podamos hablar como amigas en los bares, que evitemos en la oficina temas tan importantes como lo que esta pasando en Cataluña y en toda España. Y cuando ya no podemos hablar tranquilamente, y cuando nos envolvemos en banderas partidistas y cuando la libertad es atropellada por discursos nacionalistas…es hora de ponerse la ropa blanca y salir a la calle a decirle a unos y otros que el país también somos nosotras: las personas que defendemos que en un estado con democracia real se debe poder hablar de todo, ya sea sobre la muerte digna, la violencia machista, la ley hipotecaria, la valides y pertinencia de la monarquía, etc. Y claro, se debe y se puede dialogar sobre la organización del Estado y el derecho a decidir con una consulta pactada entre los legítimos gobiernos, porque esto es hablar sobre el futuro del país.

Gobernar es más complejo que la mera defensa de la legalidad vigente, quienes realmente hacen política deben canalizar los sueños e intereses de la sociedad que están gobernando, deben saber dialogar y trascender sus planes electoralistas. Pero esto, señoras y señores es un vestido que le viene muy grande a Rajoy y a Puitdemont. Por ello, de nuevo vamos a tener que ser las y los ciudadanos, como en el 15 M, las que pongamos el sentido común y volvamos a tomar las plazas de toda España para pensar y dialogar sobre el país que queremos, sobre el país que nos tratan de robar una y otra vez ya sea con crisis económicas o enfrentándonos con sus bajezas. El sábado 7 de octubre es el día en que las plazas de España se envolverán en trapos blancos y con ello diremos las y los ciudadanos #HABLAMOS

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