Con preocupación ven los tradicionales y apasionados cultivadores de café en el Quindío como Elías Alberto Mejía Henao la cosecha de este año en la región, donde se advierte disminución de la producción, precios bajos, florescencias disminuidas, aunque algunas retrasadas que podrían generar buenos graneos al final del año y lo más dramático, la reducción en el área de cultivo lo que preocupa en grado sumo a los amantes del café.

Mejía Henao lamentó que la producción de café que ha sido el sostén de miles de familias en esta zona del país se va agotando, la gente no aguanta la situación, por lo tanto más de mil hectáreas de café se han perdido a lo largo del año siendo reemplazado por aguacate, banano y piña entre otros productos que son una inversión buena, dijo que el problema es que no todo el mundo se puede cambiar, poner a producir una hectárea de aguacate vale 80 millones de pesos, contra 12 millones que cuesta la de café, lo que hace grande la diferencia.

El cultivo del café sigue siendo bueno, cómodo, tiene garantía de compra y se obtiene rentabilidad así sea baja, afirma el cafetero Elías Mejía quien agregó que hay una ventaja importante y es que el café dura 20 años.

Otra de las dificultades que enfrentan los caficultores es la escasez de mano de obra y frente al progreso del departamento hay cosas positivas que riñen con la caficultura, se refirió a que mucha de la mano de obra que se utilizaba en las fincas de los municipios se desplazó a la construcción en Armenia y esto no lo saben enfrentar los cafeteros.

Recomendó el dirigente del sector en el Quindío a los productores que se mantengan al día en la tecnificación y fertilización, hacer un buen manejo fitosanitario y comprometerse financieramente porque no se puede bajar la guardia en la fertilización.

Lamentó que cuanto más se rebajan las unidades productivas se disminuye el presupuesto para la ejecución de obras importantes en el sector rural como se hacía en épocas anteriores, de la mano de los gobiernos.