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Colombia  |  08 mayo de 2018  |  10:26 AM |  Escrito por: Edición web

La Salle trae al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y su Escuela Internacional de Posgrado en Educación

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El mejor antídoto para que “no coma entero” se llama pensamiento crítico

Información de prensa,

Constanza Triana - Diana Rojas

Con tanta información circulando en redes sociales, medios tradicionales, libros, cartillas y hasta folletos, ¿cómo pueden los adultos proteger a los niños y a los jóvenes de engaños y manipulaciones? ¿Cómo se protegen ellos mismos de los farsantes? Tanto las familias como las escuelas e instituciones de educación superior parecen quedarse cortas cuando pretenden asumir esa misión. Pero ¿qué es lo que hace difícil esta labor?

Estas preguntas han dado vida a un evento sin precedentes en Colombia. La Universidad de la Salle trae del 7 al 12 de mayo a Colombia a 20 expertos en pensamiento crítico de toda América Latina, con el objetivo de abordar la importancia de desarrollar en todas las edades y públicos el hábito de analizar con detalle y como dicen las abuelas “no comer entero”.

Coyunturas electorales

El nombre del evento que es Escuela Internacional de Posgrado en Educación Tradiciones y horizontes de la formación docente y el pensamiento crítico, abre por sí solo, una pregunta definitiva ¿qué hace a una escuela ser una escuela?, pregunta que trasciende las coyunturas electorales y se instala de fondo, en la razón de ser de la educación: esa gracia de estar con los otros creciendo y aprendiendo.

“El interrogante no admite una única respuesta. Una escuela puede asociarse a un espacio -el edificio escolar- aunque no podríamos afirmar que una escuela es sólo el terreno construido. Rousseau decía que no había mejor escuela que la sombra de un árbol; las escuelas itinerantes que cruzan territorios para llegar con su palabra a comunidades aisladas, ¿son menos escuela que las que cuentan con un domicilio fijo? Las escuelas de la ciudad se inscriben en la trama urbana y muchas veces son desbordadas por sus dinámicas cotidianas. ¿Qué sucede con las escuelas rurales? ¿Cómo son moldeadas por las culturas locales, las instituciones del campo, así como el modo en que maestros y alumnos, padres y madres perciben a la escuela?”, explica desde Argentina, Nicolás Arata, Director de Formación y Publicaciones del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Clacso.

Mejorar condiciones de vida

Actualmente, la escuela se ve asediada por numerosas demandas al tiempo que el trabajo docente alcanzó un grado de complejidad que requiere nuevas capacidades y modos de situar las tareas. Para los expertos es urgente la reflexión sobre cómo las escuelas pueden cumplir las viejas promesas de dar acceso a la cultura y mejorar las condiciones de vida, así como asumir los desafíos del siglo XXI con los temas de la equidad de género, la relación con el medio ambiente, el diálogo intercultural, entre muchos otros.

Este es uno de los propósitos por los que más de 20 expertos de toda América Latina estarán del 7 al 12 de mayo en la Universidad de La Salle de Bogotá participando en la Escuela Internacional de Posgrado en Educación Tradiciones y horizontes de la formación docente y el pensamiento crítico.

Intercambio

“Las Escuelas de Posgrado de Clacso son un espacio intensivo y presencial de intercambio, integración y solidaridad regional en torno de una temática común compartida por un grupo de estudiantes de posgrado, de representantes de organizaciones de la sociedad civil y de responsables de políticas públicas, acompañado por un equipo docente internacional compuesto por investigadores de reconocida trayectoria. Los y las estudiantes que participan como becarios son seleccionados atendiendo a criterios de excelencia académica y trayectoria profesional, desde un enfoque multidisciplinario, que respete el equilibrio de género, la representación regional y la pluralidad de perfiles profesionales”, asegura Arata.

¿Quiénes vienen?

En esta Escuela estarán, Dalila Andrade Oliveira (Brasil) quien se situará en el contexto social y político actual de la formación docente en América Latina y el Caribe, en relación con el pensamiento crítico; Rosa María Torres Hernández (México), centrada en las perspectivas de formación docente en las políticas educativas; Santiago Tejedor (España) y Lidia Rodríguez (Argentina) dejarán ver las contribuciones del pensamiento crítico a la formación docente, el primero desde la innovación y la segunda desde la educación popular y la perspectiva de Freire; la mirada histórica y crítica la pondrá Rafael Gagliano (Argentina), y el foco en las didácticas y mediaciones para la formación docente y el pensamiento crítico será trabajado por Fernando Vásquez Rodríguez (Colombia) y Ana Pereyra (Argentina).

Todos ellos vienen para trabajar, construir y aportar a una de las dificultades del tema que radica en que las personas no han sido formadas para pensar críticamente. Esto es, en términos generales, poco saben “masticar bien” los discursos que oyen o leen y terminan tragando entero, literalmente, o “comiendo el cuento” como se dice. En la vida cotidiana, por ejemplo, no se pregunta por qué tenemos al lado alguien en situación de pobreza, cómo es que ha podido llegar a esta condición, cuál es su modo de vida actual y qué perspectivas tiene de desarrollo; o por qué sucede el embarazo adolescente, qué incidencia tiene sobre el nivel de pobreza de una familia o comunidad, cómo afecta esta situación la vida de aquella persona y la sostenibilidad de una sociedad entera.

Relación lectura y pensamiento crítico

Ayudar a pensar

“En los últimos años, quienes han estudiado la lectura crítica a fondo dicen que la mayoría de lectores no pasa de los niveles literales -pensadores planos-, que algunos alcanzan niveles intertextuales -pensadores asociativos- pero que muy pocos logran los niveles transaccionales -pensadores creativos y críticos-. En el fondo de esto, sin duda, se encuentra una de las razones por las que no pensamos críticamente: tampoco leemos críticamente” afirma Ruth Milena Páez Martínez, docente de la Universidad de La Salle.

Y en la vida escolar o académica, no se pregunta quién es el que escribe o habla, de dónde viene y para dónde va, por qué lo dice, a quién se lo dice, en qué medio está diciendo lo que dice, qué pretende con lo que dice, cómo es que está diciendo. Y mucho menos se indaga por las alianzas o contactos que tiene el emisor de ese discurso, si hay alguien que le aplauda, replique o incluso contradiga.

“Desde una perspectiva educativa, que nunca pierde la esperanza en lo posible y mejorable de su gente, creemos que sí se puede ayudar a pensar críticamente en la familia y en la escuela pues, entre otras cosas, el pensamiento crítico es una construcción alcanzable y deseable a través de procesos sociales, culturales, pedagógicos y didácticos” finaliza Páez.

 

 

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