El día sábado, habíamos estado en el centro comercial. Caminamos, comimos helado, nos sentamos, hablamos, nos reímos, vimos los almacenes y una niña le entregó una revista. La guardó y cuando se subió al carro, empezó a revisarla página por página.

Este domingo 16, volvimos porque empezaba la novena al Niño Dios y habría música, dulces y bombas. Cuando me di cuenta, llevaba la revista en la mano. Le pregunté por qué y me dijo que le gustaba. De pronto, me gritó:

– Abuelo, mira la foto allí al frente.

– ¿Cuál foto?

– La de la revista. Mira…

Exactamente al frente, estaba el almacén. La foto de portada de la revista mostraba esa vitrina. Sin pensarlo, me dijo:

– Abuelo, entremos a la zapatería, por favor. Por fa…

– Bueno, pero no nos demoramos

No era una zapatería. Es un reconocido almacén de calzado llamado Reindeer. Salió una niña y ella le mostró la revista. Le dijo:

– ¿Se sienta conmigo, por favor?

La niña asintió. Se sentaron e Isabella empezó a indicarle qué era lo que quería. Le señaló y la niña inmediatamente le dijo que ahí estaban esos zapatos. Que cuál color prefería. Isabella le dijo que no eran para ella.

– Entonces, ¿para quién son?

– Para mi mami. Es que le quiero regalar unos zapatos de Navidad.

La niña del almacén me miró y yo sonreí, inicialmente. Como siempre, se me vinieron las lágrimas.

Le dije a la niña que los separara que sí los iba a llevar pero, no en ese momento. Ya iba a comenzar la novena.

– Abuelo, no olvides que tenemos que volver a la zapatería por los zapatos de mi mamá.

– Claro que sí, enana. Volveremos. No te preocupes. Ahora, vamos a la novena.

– Bueno, abuelo.

Quienes dirigían la novena la llamaron. Leyó uno de los Gozos del día primero. Fuimos a comprar algo a otro almacén y nos fuimos a casa. Por el camino, pensaba tantas cosas….Pero antes que nada, en escribir esta corta nota.