Por: Eddie Polanía R.

Las RAP se han vuelto importantes. Como que se están convirtiendo en la bandera de la descentralización territorial que por tantos años ha reclamado Colombia. En el balance de sus ejecutorias presentado este 20 de julio, el presidente saliente del Senado, Efraín Cepeda, expresó ante la plenaria que, “…las regiones requieren mayor autonomía y herramientas para potencializar proyectos que promuevan el desarrollo y la competitividad integral de los departamentos hermanos, que se han venido constituyendo en Regiones Administrativas y de Planificación”. Hizo igualmente un llamado al nuevo Congreso para aprobar la ley de Regiones, la cual espera su último debate en la plenaria de la Cámara de Representantes, para cumplir con el mandato de la Constitución, dándole autonomía a todos los rincones del país, para lograr superar las desigualdades.

Las RAP hacen camino. No son sólo una entidad administrativa y de planificación como la define el artículo 30 de la LOOT, con las tres específicas funciones de orientar el desarrollo regional, fomentar la inversión y la competitividad. En la teoría y en el papel, tal vez. En la realidad está ocurriendo algo diferente e impensado. Darle vida a la Región Administrativa y de Planificación del Eje Cafetero fue algo así como revivir una fuerza telúrica que por años hibernó bajo la indiferencia político-social; significó reencontrar el realismo regional que nos devolvió mentalmente al punto donde estábamos hace medio siglo, ahora bajo el interrogante: ¿hacia dónde va el Eje Cafetero? La tarea de nuestra RAP es, en buena medida, contribuir a responder el interrogante.

Y en el país, conforme lo destacó Cepeda, el asunto RAP ha significado poner de nuevo en la agenda pública y legislativa el tema de las regiones, venido a menos desde los tiempos de la Constituyente, por la demora del Congreso en retomar las materias pendientes de desarrollo legislativo, contempladas en los artículos 306 y 307 de la CN. Las RAP son una reacción contra el centralismo en busca de su autonomía, reclaman del Estado la capacidad de tomar sus propias decisiones. Crearlas es una manera de activar las relaciones y la dinámica interterritorial, desaparecidas por la fragmentación y el aislacionismo propiciado por el régimen de los departamentos y el Estado Central.

Constituyen un paso adelante en la estructuración territorial de un nuevo país, en la conformación de la región como entidad territorial, en la medida en que administrativa y políticamente aproxima y reúne territorios afines para fortalecer sus relaciones, para ocuparse en conjunto del desarrollo sostenible y de la competitividad. Estructuralmente hablando, a partir de la articulación de sus elementos, la RAP del Eje Cafetero puede contribuir a propiciar un sistema de complementariedades, económicas, turísticas, ambientales, de ciudades, de cultura, de desarrollo, en general.

Aunque en el ranking nacional de competitividad Caldas y Risaralda aventajan al Quindío, las diferencias no son tan ostensibles como para que bajo una agenda concertada, los departamentos no puedan converger en el corto plazo, y continuar creciendo bajo un estatus de mayor equilibrio. Los tres departamentos hermanos, como lo dice Cepeda, se necesitan. Según se establece en el Convenio de Constitución, nueve ejes estratégicos orientarán el desarrollo de nuestra RAP, idealmente en un contexto moderno de participación ciudadana, de redes sociales y de gobernanza, que contribuya a fortalecer la legitimidad del proyecto: Sostenibilidad ambiental, Innovación y competitividad territorial, Desarrollo humano, Turismo y Paisaje Cultural Cafetero, Infraestructura estratégica, Ordenamiento y prospectiva territorial, Desarrollo rural, Gobernanza y buen gobierno y Construcción de la Paz.

De la vigencia y jerarquía de las RAP habla también el Foro “Las RAP en Colombia; Descentralización Desarrollo y Competitividad”, realizado el 18 de Julio, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, promovido por el Senado de la Republica, la Comisión de Ordenamiento Territorial y la Federación Nacional de Departamentos. Se reiteró el llamado a la descentralización, a la ley de Regiones, a su empoderamiento, a permitirles a las RAP el acceso a los recursos del Estado: al Presupuesto General de la Nación, al Sistema General de Regalías, al Sistema General de Participación. “No puede haber institucionalidad sin recursos” ―anotó el gobernador del Atlántico, Verano de la Rosa.