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Columnistas  |  16 octubre de 2017  |  12:00 AM |  Escrito por: Rigoberto Ortegón

El valor de una taza de café

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Rigoberto Ortegón

Hoy, contemplando por la ventana el paisaje y degustando de una chaqueta (tinto hecho a base de agua panela) me pregunté ¿cuántas personas tienen el privilegio de vivir de un café especial? Tema actual del que muchos hablan y que pocos tienen a su alcance

Y es que hablar de tostión alta, baja, media, métodos, micro lotes, es algo que llama la atención por ser tan desconocido. Enamora cuando hay una tertulia en medio y desencanta cuando la conversación gira al contexto social de esa taza de café.

Con lo anterior quiero decir que no es una cuestión netamente sensorial y hedónica donde el placer es subjetivo del dueño del discurso quien prepara y degusta la bebida, es lo único es lo que vale.

Lo que creo debe valorarse más es el apropiarse de la región, con todas sus ventajas competitivas para avanzar en la marca del departamento del Quindío.

La ventaja competitiva se logra con el liderazgo en precio y la diferenciación de producto. Entonces me vuelvo a preguntar ¿puede un quindiano promedio pagar desde $1500 hasta $5000 por una taza de café especial?

La respuesta me la podrán dar ustedes. Los que hablan de cafés malos dirán que sí y los que toman tinto me dirán que no. Ante tal división entonces no me queda más remedio que dejarles una incógnita. ¿Seguimos hablando un discurso moralista de cafés buenos y malos ò desarrollamos una ventaja competitiva donde todos los quindianos tengan el disponible para un café especial?.

Para los que escogen desarrollar la ventaja competitiva, entonces todos los días cuando degustemos una chaqueta, tomemos decisiones encaminadas a disminuir la informalidad. A planear en lugar de improvisar, aunque a los artistas les va muy bien improvisando pero recuerden que no todos somos artistas y la caficultura lo es en toda su esencia.

Cuando todos esos planes se ejecuten juiciosamente y se retroalimenten, entonces habremos creado un departamento con menos tinto y más café. Quiero aclarar que no tengo nada contra el tinto porque me gusta, pero lo que no me gusta es no conocer a ningún vendedor tinto pensionado. Lo que me disgusta es no escuchar cada vez más, que vivimos en un departamento rico porque hay trabajo y oportunidades.

 

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