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Región  |  20 agosto de 2018  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Desde Armenia se busca mejorar condiciones de vida de las mujeres indígenas y sus comunidades

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La reactivación de la Fundación Centro de Acogida María Reina de la paz, es el mayor propósito que anima al dirigente Arturo Valencia Carampaima originario de los pueblos indígenas del Chocó Embera Catio.

Durante varios años este hombre estuvo dedicado a la coordinación nacional de autoridades tradicionales indígenas de Colombia, gobierno mayor y tras cumplir dicho mandato, destinará toda su atención y esfuerzo al trabajo que desarrolla la fundación desde Armenia, con el apoyo de organizaciones de Italia en beneficio de las comunidades indígenas chocoanas por iniciativa de Rosalba Arias, quien voluntariamente ha sido el ángel de los pueblos aborígenes.

Valencia Carampaima se propone reactivar la fundación que desde hace más de 20 años trabaja por el bienestar de los indígenas asentados en comunidades olvidadas del gobierno nacional y de las autoridades.

El dirigente indígena lleva a efecto un intenso trabajo como integrante de Aciac donde están representados cuatro pueblos nativos conocidos como Los Pastos, Yanaconas, Ingas y Embera Chami.

Estas comunidades se dedican a actividades sociales, cada pueblo ejerce sus mandatos en sus cabildantes y se reúnen cada dos meses a debatir la política social de los indígenas.

La mayor esperanza de este líder es que las mujeres indígenas se preparen para que algún día puedan llegar a cargos importantes en las corporaciones públicas.

Se siente orgulloso al contar con enfermeras, abogadas, profesoras y médicos, lo que considera es un gran avance después de la constitución de 1991, cuando el Estado les dio espacio y han venido cumpliendo.

Destaca Arturo Valencia y habla con propiedad del artículo 246 de la Constitución que les da el mandato de autonomía propia y agrega que mientras exista oportunidades para las mujeres indígenas hay que aprovecharlas.

Agrega que la mayor preocupación de ellas, son los hijos, porque llevan una vida muy precaria, en todo sentido, el gobierno las tiene abandonadas pero las comunidades y sus líderes no se quedan con los brazos cruzados y tratan de salir adelante para beneficiar a las mujeres indígenas y a tanto niño desamparado y en total miseria o abandono.

Finalmente, Arturo Valencia expresa sus inquietudes por la situación real que viven sus pueblos, sin embargo, asegura que continuará trabajando de la mano con personas y organizaciones que respetan a las comunidades indígenas y les proporcionan ayuda.

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