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Columnistas  |  08 noviembre de 2018  |  12:00 AM |  Escrito por: Carlos Alberto Agudelo Arcila

Desentrañismos

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Carlos Alberto Agudelo Arcila

Con los huesos de la calavera de Jesucristo se habría podido realizar una escultura, para enrostrarle al fariseo, de siempre, la transgresión que comete en contra del cristianismo científico.

La vida es el pre-embrión que anida en el vientre de la muerte, hasta que el cigoto de la existencia se desarrolla para después ser atraída por el apetito de la misma muerte, o sea que el canibalismo tiene su origen en la expiración…

Tener sueños sin equipararnos con lo insubstancial del logro material. El sueño verdadero es no tener sueño alguno, consiste en realizar el viaje hacia uno mismo, en no identificarnos con el paso, ni la huella ni el camino, proseguir el viaje sin importar el vacío ni el horizonte, saber que el ayer, el presente y el futuro son duplicados insustanciales de la eternidad y el sueño una niebla que oculta el desespero que nos enraíza en la nada.

Como una interlocución risueña con la existencia, recolectar plumas de aves sin vida, transferírselas al viento y experimentar el vuelo en el interior de uno mismo.

Sublimar óvulos y espermatozoides al no ser lacayos de la rutina de nacer.

“Amaos los unos a los otros…” después de terminar de clavar la última puntilla en la cruz, donde se crucifica el pan nuestro de cada día.

Páginas en blanco del periódico vetado informan, de manera seria y contundente, sobre la libertad de expresión.

Morir sin egoísmo existencial, para el bien de la fecundación que hace antesala en la sinuosidad del tiempo.

¿Arte absoluto o despotismo del arte? Lluvia de lluvia que cae entre la oquedad del arte…

Lo difícil de comprender lo sencillo radica en lo sencillo que es.

Virtudes y defectos en la balanza de la conciencia objetiva, maravillosa crítica subjetiva.

La naturaleza de lobo feroz, con que ciertas personas se hospedan en este planeta, es para ser estudiada en el laboratorio, donde se trepane el animal salvaje que llevan dentro.

Las seis vidas del gato permanecen haraganes, mientras su séptima vida, ya moribunda, resiste roedores que relamen su último palpitar.

Toda mala poesía es obviedad poética porque su escritor no nutrió el cerebro con la lectura de buena poesía.

Si no masturbara mis sueños no escribiría.

Amor cuántico, odio cuántico, en el universo paralelo del ser amado y del asesino de este amor.

Cuando pienso en zapatos nuevos no puedo olvidarme de la huella de los pies descalzos.

Mi mayor ambición es seguir siendo nadie. No como un acto de sencillez, cuyo fondo estaría cimentado de comportamiento arrogante, es porque ante la grandeza del universo soy nadie, así de simple, ¡nadie!

Se cree importante frente a los demás sin conseguir ser transcendental ante sí mismo.

Columnas literarias, periodísticas que las encorva el servilismo.

Palmadas fariseas que me acongoja, hasta el grado de querer irme por el mundo a comprar cianuro, para consumirlo cada que me encuentre con este requiebre sombrío.

Hilo dental en el plato donde nunca hubo nada para comer.

Cometer la osadía de no amar, robustecer en la memoria el olvido, por quien se pudo llegar a sentir amor.

Como algo paradójico la belleza es una careta, tras la cual se oculta la brecha por donde, a todo instante, confluye la belleza.

En la otra esquina de nuestro planeta, un hombre fuma pipa y parlotea sobre la otra esquina de nuestro planeta, donde un hombre fuma pipa y parlotea respecto a un horizonte lejano, donde solo existe silencio…

La muerte germina en la tierra de la vida.

Sin conciencia no hay humanismo, es inhumano.

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