Una obra que no parece tener tanto ritmo para ser protagonizada por un solo personaje y muchas voces que le hablan. Pero no está loco.
El asunto es ¿por qué? y ¿para qué? Esos nudos de preguntas solo se rompen con los hechos violentos y que son el combustible de no acabar.
Dicen que hacía ver a su majestad Bob Dylan como algo light, superficial y pasajero. Eso ya es mucho decir.
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