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Editorial  |  05 enero de 2018  |  12:00 AM

Peor el remedio que la enfermedad

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Cuatro administraciones comprometidas y más de $30.000 millones de pesos invertidos en el controvertido Centro Comercial del Café no fue suficiente para acabar con uno de los históricos problemas sociales de los últimos años en Armenia, la economía informal.

La solución de ubicarlos en un centro comercial se originó tras el terremoto de 1999, pues los vendedores quedaron desperdigados por toda la ciudad. Mario Londoño hizo un centro comercial y David Barros lo reformó. Luego, un juez ordenó a Luz Piedad Valencia reubicar los vendedores, entonces se tumbó lo que habían hecho los dos anteriores y se hizo uno nuevo. Y, ahora, Carlos Mario Álvarez lucha por cumplir la orden judicial, pero con infructuosos esfuerzos.

Los 610 locales previstos, tan esperados, anunciados con bombos y platillos desde septiembre del año que acaba de terminar, resultaron el peor remedio para una población con unas costumbres muy definidas, para una población con una cultura arraigada a la calle con el denominativo de vendedores ambulantes y que se niegan a cambiar por el de comerciantes formales.

El 24 de noviembre el Centro Comercial del Café fue inaugurado con la esperanza de que la época de Navidad fuera diferente en las calles céntricas de Armenia. De los 240 locales dispuestos para igual números de vendedores de cacharro, solo fueron ocupados 50. Se esperaba que antes de la temporada fuerte decembrina llegaran más a ocupar los espacios pero no fue así.

Las medidas no se hicieron esperar y la administración municipal en cabeza del alcalde Carlos Mario Álvarez Morales haciendo uso de la fuerza pública y contando con los medios de comunicación trató de ponerle orden al centro de la ciudad, lo que apoyamos desde este medio, porque nos parece loable la intención de rescatar para los ciudadanos el espacio público.

Sin embargo, de nuevo la batalla campal de fin de año, al igual que las que se presentaron durante el año entre vendedores ambulantes y administración municipal, dejó como ganadores a los informales quienes con el apoyo de los compradores informales convirtieron el centro de Armenia, en diciembre de 2017, en una triste Navidad en la historia de la ciudad.

El caos se apoderó de andenes y vías, daba angustia cruzar por las carreras 16, 17 y 18 entre calles 21 a 14 de la capital quindiana. Además, fue igual de angustioso ver los enfrentamientos de los vendedores con la Policía durante varios días del mes de diciembre.

En todo caso, con el Centro Comercial Armenia, ha sido peor el remedio que la enfermedad. La Navidad de 2017 en las calles céntricas de Armenia no deja otra enseñanza de que hay que cambiar la estrategia para remediar la informalidad.

 

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