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Editorial  |  08 abril de 2018  |  12:00 AM

Armenia, una sociedad conmovida por la corrupción

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La noticia de la detención de la exalcaldesa de Armenia Luz Piedad Valencia Franco y seis personas más, entre ellos su propio esposo Francisco Javier Valencia Salazar, conmovió y sacudió ayer a la sociedad de Armenia y el Quindío.

Los hechos de corrupción denunciados por el propio fiscal General de la Nación son contundentes. En los pasillos del palacio municipal de gobierno, en los cafés y en las esquinas de la ciudad se hablaba desde tiempo atrás de la intervención malévola y delincuencial del esposo de la entonces alcaldesa, conocido popularmente como ‘Pacho’, no solo en el asunto de los dineros de la valorización, sino en todos los contratos de la administración municipal, pero se trataba solo de versiones, de conjeturas, de historias de corrupción que nadie se atrevía a denunciar y ratificar frente a los medios de comunicación, y mucho menos ante la Fiscalía General de la Nación.

Sin embargo, y a raíz de publicaciones periodísticas sobre los posibles sobrecostos en las obras de valorización, la suspensión de muchas de ellas por falta de los dineros del cobro de valorización y del empréstito que se gestionó para las mismas, como las denuncias hechas por el propio alcalde Carlos Mario Álvarez, hicieron que la Fiscalía interviniera, y la investigación encontró un entramado sorprendente, donde se evidenció un verdadero concierto delictivo dirigido por el señor Valencia Salazar y en el que, por supuesto, participó, según la Fiscalía, la propia exalcaldesa y cinco funcionarios de su administración.

La conmoción y la sacudida a la sociedad se produce en cuatro direcciones: primero, la confirmación de los rumores que durante casi cuatro años han corrido sobre estos hechos, donde se cobró una inmensa coima por la contratación, que alcanza, según la Fiscalía, los $14.000 millones, que pueden ser $22.000 millones. Segundo, el drama que vive la familia Valencia Franco, esto es, don Emilio Valencia, su esposa Luz Mery, y la pequeña niña de la pareja de detenidos. Una familia muy conocida y con grande vínculos sociales en la ciudad y el departamento que hoy enfrenta uno de sus peores momentos en la vida.

La tercera dirección es, tal vez, la más delicada: la pérdida de la confianza en el gobierno por parte de los ciudadanos, frente al pago de impuestos, especialmente el de valorización. ¿Quién, con este escándalo, va a ir mañana lunes o de aquí en adelante, a pagar con confianza los impuestos municipales? Las obras que se adelantan, con los contratistas en la cárcel, seguramente se van a paralizar, porque, además, no va a haber dinero para continuarlas, por parte de los contratistas con el argumento de que tuvieron que cancelar una coima muy grande, y de parte de la alcaldía porque no hay recaudos de valorización. Y, al tiempo, el municipio tiene la espada de Damocles de la deuda con los bancos, que no dan espera. Este es, sin duda, uno de los panoramas más complicados, que analizaremos en profundidad en su momento.

Y la cuarta dirección de esta conmoción social en Armenia provocada por este escándalo de corrupción, es el anuncio del fiscal en el sentido de que las investigaciones continúan, que hay más implicados, que el 30 de este mes de abril vendrá a destapar el Cartel de la Contratación del Quindío, y que hay serios indicios de que mucha de la plata de esta apropiación de los recursos de valorización se invirtieron en las elecciones. ¿Cuáles elecciones? ¿Las inmediatamente pasadas para Congreso? ¿O, las elecciones pasadas para alcalde y concejales? Hay muchas preguntas, que seguramente se resolverán con esto de que las investigaciones continúan. Preguntas tales como: ¿Quiénes más están involucrados? ¿Exfuncionarios, concejales, exconcejales, otros contratistas?

Nos esperan muchas noticias, tristes para la ciudad, porque quedamos en el ojo del huracán de la corrupción del país, pero también esperanzadoras porque la justicia está actuando, y de qué manera, no solo para aclarar, sino para depurar la política y el gobierno, para dar ejemplo que el dinero público, el dinero que paga el pueblo en sus impuestos, es sagrado. Faltan otros peces gordos de la política regional que, según sabemos, también tendrán su merecida dosis de investigación, inculpación, detenciones y, seguramente, condenas por corrupción.

 

 

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