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Salud  |  12 junio de 2023  |  12:35 AM |  Escrito por: Administrador web

Claves para lograr el sanador perdón

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Por Germán Estrada Mariño

"El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe” William Shakespeare.


La depresión, la ansiedad, el estrés postraumático y el sufrimiento profundo que experimenta alguien con profundos sentimientos de vacío, de auto-rechazo, de angustia y desesperanza, paranoia, impotencia, hostilidad interna y sobre todo de ira latente (enojo, ira o resentimiento hacia otros o la sociedad) se debe muchas veces a la ausencia de un acto específico, más que a la consecuencia directa del trauma.

Ese acto es el Perdón voluntario o deliberado.
El perdón es un ejercicio de sanación tanto del cuerpo como del espíritu.

Es una expresión de madurez y de cariño, tanto para quienes nos rodean como para nosotros mismos.


Es aceptar lo que pasó y mirar hacia adelante.
El sufrimiento humano es muchas veces opcional.

¿Cómo es eso posible?
El dolor no es opcional pero el resentimiento sí.

El sufrimiento crónico puede evitarse y con ello la enfermedad mental que puede luego traducirse en enfermedad física incluyendo el cáncer como lo muestra la evidencia científica que relaciona el estrés psicológico con la mayor probabilidad de desarrollar enfermedades debido a que el estrés debilita la actividad del sistema inmune.


El rencor se encuentra asociado a rabia, ira, estrés y ansiedad y ello a la liberación de cortisol (hormona del estrés). Esta funcional pero peligrosa hormona en cantidades excesivas se encuentra asociada a la somatización (síntomas físicos con causa psíquica) y a la aparición de enfermedad crónica.

 

 

El proceso para evitar el sufrimiento crónico asociado a traumas tempranos o relacionales como el abuso, el maltrato, el abandono, el rechazo, la traición, o la humillación se reduce muchas veces a la acción de perdonar. No es un acto del azar.


¿Podemos cambiar el pasado? No. Pero sí podemos cambiar la forma en que nos relacionamos con ese pasado, pasando de la fijación regresiva (estancados o anclados al trauma y al dolor) a la transición evolutiva y madura que implica aceptar, aprender, soltar y bendecir.

Estas actitudes maduras emocionalmente no son la consecuencia del perdón, sino son el perdón en sí mismo. Requieren valentía, esfuerzo, humildad y mucha conciencia y autocontrol. Todo lo opuesto a la posición cómoda del enojo, la reactividad impulsiva, las fantasías de venganza o la emocionalidad desbordada que no requiere mayor esfuerzo mental ni emocional.

 

 

 

¿Es tu mente quién te controla o tu a ella?


Si controlas tu mente sin duda eres mucho más capaz de perdonar que quién no lo hace o ni siquiera lo contempla.
El perdón sanador no es un sentimiento que surge espontáneamente sino una decisión, un acto de voluntad y sobre todo de compasión y empatía para con el agresor de quién nos consideramos su víctima y a su vez para con nosotros mismos.

Si logramos entenderlo con serenidad, sensatez y plena cordura el perdón es un acto inteligente e incluso estratégico para poder obtener lo mejor de nosotros mismos y de los demás en este juego corto, fugaz e intenso llamado vida que requiere la plena consciencia de nuestras acciones para trascender de obrar como bestias salvajes y violentas vengativas que no controlan sus impulsos, a pasar a ser seres plenamente sensatos, presentes y cuyas acciones se guían por el uso de la razón y no por la magnitud de sus más primitivas emociones como lo son el enojo, la ira, el odio.

Pongo 5 consideraciones para este proceso solo para seres humanos valientes conscientes e inteligentes:

1. Entender al agresor incluso si muestra crueldad, ya que el mismo tiene una historia de dolor que ha desplazado a nosotros o bien no ha sido consciente de su daño.


En el peor de los casos (psicópatas y crueles delincuentes sin piedad por nadie y que gozan con el mal ajeno) debemos citar la frase “perdono a quien no sabe lo que hace ya que su odio hacia mí es solo una forma de esconder su odio a sí mismo.

2. Pasa de ser víctima, a ser héroe de tu pasado: esto implica desprenderse de la posición más cómoda que es el resentimiento, vengativo y rencoroso. Es fácil desarrollar rencor y parece lógico si solo vemos las acciones que lo justifiquen. Lo heroico y lo liberador está en evolucionar más allá de nuestro agresor y con gran valentía pasar del odio a ser replicadores de todo aquello que el agresor no sabe dar. De lo contrario podemos ser no solo víctimas, sino caer tan bajo como nuestro agresor si nos convertimos en victimarios que pierden toda autoridad moral para juzgar al otro.

3. Resignificar el dolor y convertirlo en fuerza: el dolor puede ser la fuerza más sanadora cuando se transforma en una oportunidad, para como una deportista que se lesiona gravemente le da más fuerzas y motivación para luchar y sobreponerse.
El dolor de ser heridos por otro ser humano no es la fuente del resentimiento. Es la creencia de que cada acto del otro ser humano es deliberado y premeditado lo que muchas veces es solo una proyección de nuestras propias intenciones, visión negativa del mundo y ausencia de confianza en el otro ser humano quien es antes que nada un moral y un ser sufriente como nosotros. El dolor puede ser la oportunidad para retar nuestra humildad, es la barrera a vencer, la muralla a derrumbar, el obstáculo a sobrepasar.

 

 

4. El victimario como maestro: El victimario no llega a tu vida por casualidad. El agresor está en tu vida probablemente por tus propios actos o acciones y si no es así, está ahí para enseñarte algo. Un familiar o un amigo que nos traiciona. Una pareja desleal o un abusador sexual son los maestros de nuestra moral que nos ponen contra las cuerdas para retar nuestros valores, nuestros impulsos y para mostrarnos el camino errado. Poder ver en el dolor una oportunidad y en el victimario una tentación a la venganza para desafiar nuestro corazón y nuestra bondad natural constituye una batalla que solo los valientes y grandes de espíritu pueden lograr.

 



5. Es fácil vengarse, lo heroico es dar de lo que no se recibió: Lo difícil pero maravilloso, liberador e incluso heroico y que demuestra auténtica grandeza, no es el espíritu vengativo arrogante agresivo o destructor de ser más destructivos que el agresor sino de tener un corazón más grande que esté de forma que al dar amor habiendo recibido dolor ya lo has vencido.

 

Por último, considera siempre quien soy para sentirme resentido cuando tantas veces sin querer o incluso dominado por mis emociones he herido a otros. Es fácil sentirme merecedor de perdón. Lo extraordinario esta en reconocer que los demás lo merecen tanto como tú mismo (a).
“Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.” Oscar Wilde.


*GERMAN ESTRADA MARIÑO
PS CL. PSA. PSICOTERAPEUTA ONLINE BILINGÜE INDIVIDUAL DE PAREJA Y DE FAMILIA .
PERITO FORENSE
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
LIDER CAMPAÑA VOLUNTARIA Y GRATUITA DE PREVENCION DEL SUICIDIO JUVENIL


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