Germán Estrada Mariño

Mucho se ha hablado y descrito cuando de drogas se trata de las múltiples consecuencias, daños y perjuicios de una adicción a una droga, pero poco se habla de la droga más peligrosa de todas, la droga legal más usada, más normalizada en la cultura y más usada por todas las sociedades desde el inicio de los tiempos.

Es la droga que sin ser denominada droga, más ganancias le representa a muchos estados, e intereses privados , ya que con sus billonarias ventas que jamás decaen, se recaudan impuestos que mantienen al poder en el poder y le representan a miles de industriales alrededor del mundo miles de billones de dólares en ganancias, más que cualquier otra droga, puesto que al estar legalizada y tener una venta libre e indiscriminada y en muchos países sin mucha regulación para menores de edad, se convierte en el negocio redondo perfecto para cualquier industrial.

Su publicidad esta inundada de elementos que evocan placer, sexo, poder y aparente felicidad.  El alcohol se asocia en la cultura con  amistad y diversión y evoca en la mente del consumidor  emociones como la alegría con las que la publicidad manipula a través del neuromarketing, la vulnerable y manipulable motivación, la voluntad y la toma de decisiones humana. Voluntad que está siempre sedienta de cualquier fuente de placer y felicidad que se idealiza como aquello que completa los vacíos y deseos al consumidor.

El alcohol entonces se presenta como la fórmula perfecta para lidiar con los estados de ansiedad social, aislamiento, timidez, búsqueda de emociones fuertes y placer inmediato.  Está ligado a prácticas sanas como el bailar y el compartir en amigos y familia.

Lo que la publicidad no nos vende es la gravedad de sus efectos adversos especialmente en el cerebro y en la conducta: Desinhibe el control de impulsos; aumenta la impulsividad; afecta la toma de decisiones y facilita la aparición de ideación delirante. Es decir, la errónea interpretación de la realidad que en muchos casos se traduce en el desencadenante de conductas destructivas e irreversibles que destruyen la vida propia y la de terceros como los propios hijos o la esposa o pareja ya que los consumidores crónicos somos en mayor proporción los hombres.

El alcohol es el negocio redondo, vende felicidad pero en realidad destruye vidas: En concreto, el consumo cervecero reportó a la industria global unos ingresos de aproximadamente 569.000 millones de dólares estadounidenses en 2022. Las bebidas espirituosas, entre las que se encuentran el ron, el vodka y el whisky, se situaron en segunda posición con alrededor de 486.500 millones de dólares (statista, 2022).

¿Qué industria tiene más ganancias? Tal vez ninguna otra tan rentable, estable y sostenible lo que la hace aún, más peligrosa.

A su vez, es la droga que más que ninguna otra, de acuerdo a las estadísticas, se encuentra asociada a muertes violentas, suicidios, accidentes de tránsito y a homicidios por violencia intrafamiliar, feminicidios, riñas callejeras y desórdenes en las calles. Las cifras son contundentes y superan a las drogas ilegales ya que como sustancia psicoactiva el alcohol si es una droga que genera dependencia y abuso como cualquier otra, pero esta santificada y protegida porque es legal. ¿Y por qué es legal entonces? ‘Por su rentabilidad y por nada mas que por eso´.

La violencia relacionada con el consumo excesivo de alcohol causa anualmente la muerte de 2,5 millones de personas, de acuerdo con la ONU.
 

Esta droga no necesita dealers, traficadores, micro traficantes o intermediarios. Su costo es accesible a todos los estratos sociales y a todas las culturas, ya que sus presentaciones varían en sabores, colores, presentaciones, concentraciones, mezclas y etiquetas atractivas, en precios varían desde 50 centavos de un dólar hasta cientos de miles de dólares si ha pasado por procesos complejos de producción que la hagan más “exclusiva” o “sofisticada” pero no menos destructiva y peligrosa.

Esta droga es la droga de inicio para otras drogas, especialmente en la adolescencia, y si existe predisposición genética para su adicción, como para quienes hemos tenido padres alcohólicos, las probabilidades de caer en un consumo de índole Abusivo o Dependiente, que son las dos formas de enfermedad por una  droga, se aumentan significativamente.

Su diagnóstico de acuerdo a las clasificaciones de trastornos mentales lo describen como un trastorno que afecta todas las áreas de funcionamiento del sujeto y que presenta síndrome de tolerancia( necesidad de beber cada vez más para obtener sus efectos) y abstinencia (necesidad fisiológica o psicológica de consumir y obtenerlo de manera ansiosa e incluso desesperada en casos graves de alcoholismo crónico).

Si se empieza a consumir a temprana edad, ya que se encuentra en todo tipo de fiestas, por lo cual los niños están más expuestos a ella que a cualquier otra droga, el riesgo de adicción en la vida adulta aumenta. Ningún individuo debería tomar una copa antes de los 21 años ya que esta probado por las neurociencias que afectara el desarrollo cerebral como otras drogas y que aumenta la probabilidad de dependencia fisiológica (física) en los años venideros. OJO: Padres dando alcohol, una copa, una cervecita a sus hijos en fiestas son promotores de adicción antes de los 21 años y pueden estar sembrando una grave tragedia.

El alcohol se reparte gratuita y libremente en tiendas supermercados y en las calles como un animador de fiestas, subidor  de ánimos o un calentador de motores. O como una excusa para socializar y departir en todo tipo de celebraciones: bautizos, matrimonios, fiestas de cumpleaños, graduaciones, celebraciones empresariales, festivales, conciertos, eventos culturales e incluso en iglesias. Es decir, más que cualquier otro producto invadió todos los escenarios de la sociedad. 

Al trabajar con un caso grave le sugerí a un hombre de mediana edad en terapia, abandonar todo lo que le evocara deseo de tomar pero la respuesta era ineludible e irrefutable: 

“Dr. Germán lo he intentado, pero en todos lados encuentro alcohol. Es imposible librarse de un ambiente repleto de alcohol, a no ser que me meta a vivir en un convento”

Poco se habla en campañas y menos aún en los medios masivos de comunicación de esta sustancia como una droga peligrosa y letal. 

Poco se habla de sus cifras asociadas a ser causante directo  de millones de rupturas familiares, divorcios, violencia intrafamiliar severa, violencia de género, maltrato infantil, abuso sexual, quiebra económica y a homicidios no premeditados por riñas, feminicidios  y actos impulsivos que se cometen bajo su efecto, ya que esta sustancia es la que masivamente más que cualquier otra, es responsable de que las noches de los fines de semana muchas personas estén privadas de un juicio racional y del uso pleno de sus facultades mentales, puesto que no sólo inhibe la actividad de la corteza prefrontal del cerebro (encargada de la toma de decisiones y el juicio) , también baja la actividad neuronal que permiten tener un juicio un pensamiento y un raciocinio mesurado, prudente, sensato y equilibro que le permita al ser humano tomar decisiones con plena consciencia de sus actos y sus consecuencias.

A lo mucho se ha logrado que se diga que su uso desmedido es perjudicial para la salud y para evitar accidentes que bajo sus efectos no se puede conducir un vehículo.

Esta droga que muchos hemos consumido por décadas y en todo tipo de eventos y celebraciones está en todas partes y en 90% de los hogares se consume o se ha consumido. 

Si fuese por cifras, daños físicos, psicológicos y sociales y por las consecuencias en la sociedad la primera droga prohibida en todos los estados del mundo sería el santificado alcohol.

Como si fuera poco el alcohol es la droga de entrada, cuando de consumo juvenil se trata, para otras drogas o para compensar sus efectos con otras sustancias que, si son ilícitas, que se usan para reducir el efecto sedante y depresor del alcohol aumentando el riesgo de poli consumo (consumo de diversas sustancias a la vez) y adicción en adolescentes y jóvenes.

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central y es masivamente usado por las personas paradójicamente para lidiar con la misma depresión, duelos y en el lidiar con las emociones negativas, lo que lo hace muy contraproducente ya que puede simplemente propiciar más sufrimiento y emociones negativas, una vez pasen los  efectos sedantes y depresores de las funciones motoras y cognitivas que hacen que el pensamiento pase de la euforia a enlentecimiento la torpeza y el déficit de atención que afecta el juicio y las decisiones.

En personas paranoides, suspicaces o prevenidas puede evocar episodios de disforia o irritabilidad que tras un bajo control de impulsos, puede terminar en tragedias por conducta violencia.

En síntesis y como conclusión irrefutable para los billonarios  dueños de las industrias licoreras y cerveceras y quienes bien saben que esto es verdad: La droga que más ingresos, poder y mejor reputación tiene y esta más normalizada en la sociedad es la más peligrosa de todas. Sin duda tal vez todos hayamos estado relacionados a historias cercanas ver los efectos del alcohol en nuestro circulo social o familiar por parte de alguien que haya caído en una adicción destructiva que puede acabar con la vida misma y de su familia.

REFLEXIÓN FINAL: ¿Es entonces un industrial de los licores (quien promueve y a través de esbeltas y bellas impulsadoras y campañas de marketing, facilita su consumo incluso en jóvenes) tan despiadado como un narcotraficante sin escrúpulos? ¡A mi juicio la respuesta es sí!  ¡Sólo que jamás lo juzgaremos así, porque la sociedad ha santificado el Alcohol como el perfecto acompañante y no como el gran enemigo que en realidad es para la sociedad y la unión y la paz familiar! ¡Yo mismo lo viví en mi infancia y mi compromiso es no repetir el ciclo como muchos que hemos crecido en él y ayudar a otros en lo posible a también romperlo!
 

GERMAN ESTRADA MARIÑO

PSICOLÓGO CLINICO PSICOANALISTA Y PSICOTERAPEUTA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

PERITO FORENSE

LIDER DE LA CAMAPAÑA VOLUNTARIA GRATUITA  DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO JUVENIL