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El Quindío  |  23 marzo de 2024  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

La Palma de Cera y el Domingo de Ramos: conservar el ecosistema sin dejar de vivir una tradición

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Por: Nathalia Baena Giraldo

A propósito del Día Internacional de los Bosques –que se celebró este 21 de marzo– y al habitar un territorio que tiene a la Palma de Cera declarada como Árbol Nacional de Colombia, resulta importante dialogar sobre los desafíos que tenemos como sociedad frente a los servicios ecosistémicos que esta especie brinda y las acciones que se realizan para conservarla, teniendo en cuenta que se acerca el Domingo de Ramos, día que le da la entrada oficial a la Semana Santa.

La Palma de Cera (Ceroxylon quindiuense) es una especie emblemática y de gran importancia ecológica y cultural para nuestro territorio, explicó Ángel David Castillo Valencia, estudiante de Biología de la Universidad del Quindío y conocedor de la familia de las arecáceas (palmeras): “además de ser delicadas, no se dan en cualquier terreno. Los bosques donde crece esta palma son hábitats críticos para una gran variedad de especies de fauna y flora local, y al ser de interior de bosque, necesita un manto vegetal para proteger sus plantas juveniles”.

Según Rodrigo Bernal, botánico y experto en palmeras, esta especie está al borde de la extinción: “de 1.000 Palmas de Cera que puede haber en los potreros del Valle del Cocora, se estima que cada año mueren 10. Es decir que para mediados de este siglo ya no habrá Palmas de Cera en esa zona”.

Tradiciones vs ecología

El Domingo de Ramos –que se celebra este 24 de marzo– es el primer día de la Semana Santa, ya que representa la entrada de Jesucristo a Jerusalén días antes de ser crucificado. Según la Biblia, los habitantes de la ciudad se reunieron para dar la bienvenida a Jesús y aclamarle.

La tradición de las ramas tiene su origen en las hojas de palma que esta multitud sostuvo y esparció en el suelo mientras entraba en la ciudad. Según el relato de la Biblia, con esta acción pretendían facilitar el camino a Jesús, que avanzaba montado en un burro, y expresarle su admiración.

Aunque en los últimos años ha disminuido el uso tradicional de los ramos provenientes de la Palma de Cera durante esta celebración, todavía se ve su aprovechamiento y comercialización, sin importar el daño que se le genera al ecosistema. En 1985, con la Ley 61, se declaró a la Palma de Cera como el Árbol Nacional de Colombia.

Es por ello que los actos ilegales, tanto de uso como de comercialización, dan penas entre 5 y 11 años de prisión (Ley 2111 de 2021). Asimismo, la Ley 1333 de 2009 da multas de hasta 5.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes. Ahora bien, las secretarías de Ambiente invitan a la ciudadanía a cambiar los ramos por otros materiales alternativos como la cáscara de amero (la misma de las mazorcas), o utilizar follaje o plantas vivas sembradas en viveros, como las palmas.

¿Qué daños sufre nuestro territorio cuando violentamos la Palma de Cera?

La Palma de Cera no debe verse como un individuo bonito y de adorno turístico. Sino que es un complejo de interacciones con la fauna y la flora, como es el caso del Loro Orejiamarillo que depende de esta palmera para alimentarse y vivir, o el caso de distintos escarabajos que polinizan la palma y aseguran su reproducción. Asimismo, el Oso de Anteojos se come los cogollos de las palmas jóvenes, siendo fundamental para su equilibrio.

Por otro lado, los bosques de Palma de Cera desempeñan un papel crucial en la regulación del clima al absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno, además contribuyen a mitigar el cambio climático y a mantener el equilibrio ambiental.

En Semana Santa se utilizaba mucho la hoja bandera, que es la hoja más joven de la palma, comentó Castillo Valencia: “al quitar esa hoja se le está quitando parte del cogollo que está en el interior y parte del meristemo, y sin eso la palma no puede generar más hojas, lo que implica su posible muerte”.

Las palmas no son árboles: son palmas

Las palmas tienen un crecimiento primario y los árboles, secundario. ¿Cómo así? Las palmas no forman madera o leño, están compuestas por un falso tronco (estípite) y crecen derechas, esbeltas, hasta llegar a un punto en el que se genera una corona de hojas.

Castillo Valencia señaló que para que una palma llegue a medir 1 m 30 cm tiene que pasar 10 años; para que tenga un tallo definido, alrededor de 50 años; y para que esta especie llegue a un estado de reproducción, es decir, que genere flores, tiene que pasar unos 70 años aproximadamente.

Hasta 200 años puede vivir una Palma de Cera, sin embargo, la deforestación, la ganadería, la urbanización y el turismo no sostenible han hecho que esta especie esté en peligro de extinción, asunto que alarma, ya que Colombia tiene 7 de las 12 especies de Ceroxylon que existen en el mundo. Y el Quindío, 4.

Así pues, desde una Uniquindío, en conexión territorial y ambiental, hacemos un llamado a la ciudadanía a no realizar extracción, comercialización, transporte y uso de palmas silvestres. De nuestro cuidado y conservación depende el equilibrio ecológico de nuestro planeta Tierra.

 

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