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Región  |  03 julio de 2018  |  12:10 AM |  Escrito por: Edición web

La RAP es parte del futuro regional

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 Por Eddie Polanía R.

La RAP es el comienzo de un viaje al futuro que todos los departamentos de Colombia están emprendiendo bajo la bandera de la asociatividad. Es el punto de arranque hacia un nuevo ordenamiento territorial que bien podría acercarnos ―en unos cuantos años ―por la ruta de las comunidades autónomas españolas, de la autonomía de los Lander alemanes, o de las provincias argentinas. En cada uno de estos casos ―más en los dos primeros― los argumentos nacionalistas de Cataluña y de Baviera los ha llevado, incluso, a partir del goce de su autonomía a buscar la independencia como Estados. Pero tanto España como Alemania a pesar de que sus territorios provinciales son relativamente libres, son Estados que se fundamentan en una sólida unidad nacional. No es el caso colombiano donde ningún departamento busca erigirse en Estado. Solo desligarse del asfixiante centralismo oficial con sede en Bogotá, a no dudarlo una de las causas del atraso de las regiones.

En específico, por la búsqueda de la descentralización, de la modernización, y de la autonomía para tomar sus propias decisiones, autonomía que tendrá que construirse con visión y responsabilidad, la RAP Eje Cafetero es incuestionablemente el primer paso al porvenir, que en materia territorial la Constitución en sus artículos 306 y 307 ha puesto al alcance del Eje Cafetero. ¿Cómo no hacerlo valer?

Si bien la Ley de Ordenamiento Territorial (LOOT) establece que dos o más departamentos pueden conformar una región administrativa de Planificación, en el plano de la realidad se ha creado una estructura poderosa que como dice el Documento Técnico de Soporte (DTS) que justifica la creación de nuestra RAP ante la Comisión de Ordenamiento del Senado de la Republica, “…puede tener la capacidad de contribuir con su impulso a reinventar la región, a proponer una visión y un proyecto político-social consensuado y de largo plazo, a fortalecer la institucionalidad, y a propiciar relaciones dinámicas de largo aliento que estimulen el desarrollo de estructuras de cambio”.

Cincuenta años de soledad

En su más reciente investigación sobre convergencia regional el Banco de la República (Galvis, 2017), explica que no existe una dinámica de convergencia entre las regiones colombianas, situación que de varias formas deviene debilidad territorial, o ausencia de relaciones asociativas y de complementariedad entre los territorios. Algo semejante a decir que en el país cada región, cada departamento, cada municipio, anda por su lado realizando acciones puntuales de alcance limitado tratando de resolver sus problemas. Lo cual constituye una equivocación porque los problemas contemporáneos han llegado a tal extremo de complejidad y globalidad que deben enfrentarse colectivamente para poder resolverlos: cambio climático, narcotráfico, inseguridad, pobreza, desempleo, etc.

 

La COT Senado presentó ponencia favorable a la creación de la RAP Eje Cafetero. (30/05/2018).

En la administración del territorio los gobernadores del Eje Cafetero tuvieron el acierto de cambiar de perspectiva, asociándose en cambio de seguir solos y aislados para intentar sacar avante la región, lo mismo que superando viejos prejuicios regionalistas. Como el de un huraño mandatario que llegó a decir: “Hemos gastado tantos años en construir nuestro departamento que no veo viable regresar al viejo Caldas”. (La Crónica Agosto 1° de 2002). La vida da muchas vueltas, la historia está llena de paradojas como para darse el lujo de renegar de los vecinos. El viejo fanatismo regionalista devenido enfrentamientos, guerras y aislamiento tocó a su fin. La razón la explica el DTS de la RAP: “Resulta difícil pensar que por las vías y los mecanismos acostumbrados, las regiones colombianas puedan superar sus dificultades, y alcanzar los niveles de crecimiento y desarrollo sostenible al que aspiran la población y las autoridades. Algo extraordinario tendría que suceder para alcanzar esos umbrales”. Y lo extraordinario sucedió. Caldas, Quindío y Risaralda después de cincuenta años de separación, debieron juntarse de nuevo para enfrentar solidariamente sus problemas y gestionar el tan ansiado desarrollo regional, sin perder su autonomía, si es que ese es el temor. Ahora, bajo la figura de la RAP podrán soñar, visionar, planificar, innovar y apostar por un futuro mejor, libre de regionalismos absurdos que aíslen, que indispongan que incomuniquen. El premio está a la vuelta de la esquina en el Artículo 307 de la Constitución. Se llama Región Entidad Territorial (RET), una figura más cercana a las comunidades autonómicas de España, a los landers alemanes.

 

La RAP es parte del futuro

La RAP no parte de cero, hay acumulados importantes en lo social, ambiental, cultural, económico y político-institucional, que constituyen el acervo histórico sobre el cual la región resuelve, de manera inteligente el dilema de continuar inútilmente sobrepuesta en la inercia o, por el contrario, decidirse a construir asociativa y complementariamente el desarrollo que sus habitantes se merecen. “La historia propició una paradoja que indujo al Eje Cafetero a reunirse de nuevo, bajo la conciencia de que sus vínculos son tan fuertes que, difícilmente, su futuro puede concebirse por fuera de un proyecto común”. (DTS).

Este solo es el comienzo de un nuevo capítulo de la historia regional. A diferencia de los tiempos precedentes la forma de construir nación, territorio, o región ha variado. Ya no son los héroes, los gobernantes ni las autoridades los únicos actores. Bajo los principios de la gobernanza y la democracia participativa serán muchos más los concurrentes: instituciones, sectores, gremios, grupos, redes. Toda la diversidad inmersa en el territorio y en sus gentes.

 

 

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