Por L.G.Arango B.

Por los años 1980, en Pijao hubo una inversión muy importante por cuenta de una empresa colombiana que conociendo que en condiciones del trópico los árboles de pino, de ciprés y de eucalipto, crecen el doble de lo que ocurre en condiciones subtropicales, especialmente en Canadá y en Chile, utilizó unas zonas pendientes del municipio, para sembrarlos. Esos eran potreros en donde se tenían vacas de leche y novillos de engorde, pero que no generaban mano de obra para los habitantes, porque una finca ganadera la manejaban un agregado y un vaquero y era poco lo que se beneficiaba el pueblo, pues la leche se cuajaba y fabricaba queso en prensa salado y de uso, casi todo, para panaderías.

Llegaron los forestales y en un dos por tres tenían unas zonas considerables sembradas con los arbolitos. Para mejorar las condiciones de trabajos, se construyeron caminos o carretera hacia esos territorios cordilleranos. Pero…

Hubo una gran cruzada en la cual se decía que esas plantas eran especies exóticas o sea que no eran propias del trópico. Que eran árboles que se podían sembrar a distancias muy cortas entre ellos o sea en altas densidades. Que por estar tan juntos no permitían que las plantas nativas se desarrollaran. Que por ser tantos árboles por hectárea, sacarían toda el agua del suelo y los terrenos se quedarían después estériles o desérticos. Que como era un cultivo a largo plazo que no necesitaba ni desyerbas, ni abonos, ni había cosechas cada año, pues no generaban trabajo o sea mano de obra. Que como eran cultivos uniformes no podrían sobrevivir ni las aves, ni los reptiles, ni los mamíferos, propios del trópico. En fin, hubo numerosas teorías y el proyecto quedó como trunco y se generaron varios actos violentos, no sé si como consecuencia o como causa. Tal vez por esta razón tan evidente, pues la empresa simplemente cerró sus inversiones y chao pescado, se fueron para otro lado y se quedaron con las 1.831 hectáreas de bosques industriales y las 2.000 de bosques naturales que habían adquirido.

Estas siembras las realizaron en la parte alta del municipio, en las cuencas de los ríos, muy cercanas al territorio del páramo de Chilí, límites con el departamento del Tolima y cerca al Valle del Cauca.

Cuarenta años después hay una nueva incursión de dineros internacionales para sembrar aguacate de la variedad Hass. Es el aguacate más demandado en el mundo y ya se han hecho convenios con grandes eventos mundiales, incluyendo el juego de fútbol americano, el espectáculo con mayor número de televidentes en el mundo. Pero… Casi las mismas observaciones que se les aplicaron a las siembras de forestales, se las quieren adjudicar a los sembrados de aguacate, que a la fecha se aproximan a sesenta hectáreas.

La CRQ y algunas entidades locales y nacionales, han cuestionado estos proyectos agroindustriales en la región. Personalmente creo que un cultivo cualquiera es un consumidor del agua del suelo; que cualquier especie vegetal causa impacto en el medio y que cualquier actividad novedosa causa temor entre las gentes, casi siempre pesimistas por naturaleza.

Comparando un cultivo tecnificado de aguacate con un cultivo tecnificado de café, creo que son muy similares en la demanda de mano de obra, para siembras, podas, fertilizaciones, desyerbas y control fitosanitario. Sobre el uso de pesticidas hay que ser muy cuidadoso y creo que aquí es el punto de temor, para los defensores del medio ambiente. Pero hay que llamar a los que saben y aceptar sus indicaciones.

Personalmente creo que en Pijao se han desarrollado proyectos de proyección que pueden convertir al municipio en una gran despensa agrícola y si hay gente con ideas claras darle a la producción un valor agregado, por ejemplo utilizar los subproductos de la madera que sacan para fabricar papel y de los frutos de aguacate como, por ejemplo, en una fábrica procesadora como guacamoles o como cremas embellecedoras.