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Región  |  03 julio de 2019  |  12:10 AM |  Escrito por: Edición web

Clara Luz Jaramillo: una senda solidaria y espiritual

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Por Celina Colorado

 

En Armenia hubo una mujer que recordamos con cariño, con un gran sentido de gratitud y admiración. Se trata de doña Inés González de Ángel. Gran parte de la fortuna que heredó la compartió con los más pobres como un ejemplo de solidaridad y justicia social.

 

Hoy, en Armenia, doña Inés González de Ángel tiene su par. Se trata de doña Clara Luz Jaramillo de Botero, señora de las más altas calidades humanas, culturales y cristianas. Ella trabaja denodadamente, día a día, de acuerdo con sus capacidades intelectuales, espirituales y materiales para paliar las afugias económica de aquellos que nada tienen. Y lo hace en forma callada, silenciosa, sin aspavientos, sin prensa, sin pensar nunca en una utilidad, en un sueldo, ni en una recompensa más allá que la que le prodiga la tranquilidad de conciencia cuando se es justo. 

 

Por estas cualidades, el gobierno departamental le entregó el lunes 1 de julio la Gran Orden de la Quindianidad, en la categoría Mayra Vélez de Vélez, en reconocimiento a su abnegada labora en defensa de la mujer, la familia y la sociedad. La distinción le fue impuesta por el gobernador Carlos Eduardo Osorio, en el marco de la celebración de los 53 años de creación del departamento del Quindío, en actos que se realizaron en la plaza Bolívar de Armenia.

 

Cuando la ciudad fue sacudida por el terremoto, doña Clara Luz Jaramillo de Botero se puso su traje de campaña y trabajó incansablemente en diferentes comités para conseguir, recibir y entregar donaciones con destino a aquellas familias que quedaron en la calle. Fue la delegada de la Fundación Solidaridad por Colombia que dirige Nidia Quintero de Turbay para atender a grupos de desvalidos en el momento de la catástrofe. Trabajó con los llamados pobres vergonzantes para ofrecerles una vivienda temporal y luego una casa definitiva, arreglando o brindando un techo nuevo, con recursos propios y de otras personas que atendieron su llamado.

 

Cumpliendo una labor que debió asumir el gobierno, doña Clara Luz ayudó a decenas de pequeños micro empresarios a recuperar su pequeño aparato productivo que había desaparecido con el terremoto. Computadores, máquinas de coser, entables de zapatería, de panadería entre otros logró recuperar y comprar para que muchas familias rehicieran su vida económica y por tanto su vida familiar y social. Lo hizo sin decirle a nadie, la prensa no se percató.

 

Ella cayó en la cuenta con inteligencia de que uno de los graves problemas que tiene la ciudad es el desempleo y que este genera violencia. Por esta razón se convirtió en promotora de la fami y micro empresa, a través de una fundación que hace préstamos de $500.000 a familias que quieren iniciar un negocio en la economía productiva. Hoy, son muchas las familias que tienen una pequeña empresa, que viven de ella, gracias a este pequeño crédito. La fundación empezó con una suma de dinero, nada despreciable, que doña Clara Luz donó para la fundación.

 

Su labor diaria entregando mercados, ropas, medicamentos a las familias pobres no tiene tregua. Esta actividad, como lo hizo en el pasado doña Inés González de Ángel, la realiza desde muy joven, escogiendo entre la población a los más necesitados, sin caer en el paternalismo, pues estas familias tienen un tránsito hacia el empleo productivo constituyendo una pequeña empresa.

 

No hay mejor labor que ésta. Una sociedad viable se construye con la solidaridad, el respeto, la capacidad de sentir lo que el otro siente y la justicia social. Y doña Clara Luz está en ese camino, a su manera. Es una senda de solidaridad y espiritualidad.

 

Pero sus obras sociales no terminan ahí. Fue una de las más entusiastas contribuyentes y animadoras de la campaña de Juanito, que llevó alegría a los niños de los barrios pobres de la ciudad en cada diciembre. Colabora con tres ancianatosdel Quindío y, en el pasado ya remoto lo hizo con los orfanatos, entidades que están en vía de extinción en la región.

 

Su trabajo con los niños de la calle fue muy destacado. Ella contribuyó mensualmente con una partida de su presupuesto para que funcioneara la Fundación Don Bosco, una institución que estuvo dedicada a la recuperación de los niños abandonados que se hacen a la calle.

 

En silencio, ella provee a varios seminaristas que cursan su vocación sacerdotal en el Seminario Juan Pablo II y al tiempo financia la universidad de varios estudiantes que cursan en la Universidad del Quindío.

 

Su vocación religiosa y su espíritu cristiano y católico la llevaron a colaborar con la construcción de la sala de velación de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y su campanario. Igualmente ha compartido sus bienes con la parroquia del Espíritu Santo, el Seminario Juan Pablo II y muchas otras instituciones de ayuda directa a la comunidad del Quindío.

 

Puso su grano de arena en la construcción de los edificios Nuevo Nazareth y Casa de Ejercicios Juan Pablo, dedicados a la meditación y el recogimiento espiritual. Su espiritualidad tiene una significación mayor cuando fue consagrada, desde 1995, como Ministra de la Eucaristía.

 

Ha participado en casi todas las juntas cívicas de la ciudad, incluyendo las de eventos de carácter nacional como la del Centenario de Armenia en el año de 1988. Siempre ha estado en la Junta Directiva de la institución más representativa en el civismo local, La Sociedad de Mejoras Públicas de Armenia y en su cuadro de Honor.

 

Ha sido miembro del Voluntariado Hospitalario y de Salud en la campaña de lucha contra la diabetes, y participa todos los años en la campaña de recolección anual de recursos que realiza la Cruz Roja del Quindío. Subsidia a muchas personas con fórmulas médicas, gastos de hospitalización, gafas, etc.

 

Este es apenas un resumen de sus actividades solidaridad, de su amor por la gente, de su convicción social de la justicia social y de la equidad. Por todo esto, el gobierno seccional le colgó en su cuello la medalla Gran Orden de la Quindianidad, que se impone por primera vez en la región con motivo de la celebración de la creación del departamento del Quindío.

 

 

 

 

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